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En los Andes peruanos, la cultura inca está aprendiendo sobre bitcoin.
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En la selva amazónica se está hablando de la invención de Satoshi Nakamoto.
Cusco, región ubicada en los Andes de Perú, actualmente, conserva numerosos vestigios de la civilización inca desaparecida hace más de 5 siglos. Por lo tanto, resulta sorprendente escuchar la palabra bitcoin (BTC) en esta zona, ya que representa un claro contraste entre la antigua cultura y la moderna tecnología financiera.
Eso es, precisamente, lo que está sucediendo en el centro poblado de Huayllapata, donde una asociación de mujeres quechuas, no solo están hablando de bitcoin, sino también aprendiendo sobre la invención de Satoshi Nakamoto y aceptando pagos en BTC a cambio de sus artesanías.
La primera moneda digital de la historia de la humanidad comienza a ser parte de la cultura quechua. La misma que ha preservado su lengua, tradiciones y estructuras sociales, adaptándose a los cambios sin perder su esencia.
Es un encuentro entre el presente y el antepasado, un logro de la organización no gubernamental (ONG) Motiv, una iniciativa económica y educativa que ha ayudado a que más de 60.000 personas sepan sobre bitcoin en Perú. Su estrategia se basa en educar a los líderes de los poblados indígenas para que estos formen al resto de la comunidad.
“Cuando vienes a un lugar como este, a veces descubres que la gente no está inspirada para forjar su propio destino. Es por eso que Motiv invierte la mayor parte de su tiempo en buscar y capacitar a líderes comunitarios que tengan un interés personal en acumular riqueza a través de bitcoin”, señala el cineasta Julian Figueroa, quien narra en video su experiencia por tierras peruanas.
La introducción de bitcoin en la cultura indígena de Perú ha sido un verdadero reto. Una líder comunitaria explica que al preguntar a las madres quechua quiénes estaban interesadas en aprender sobre bitcoin, muchas manifestaron miedo.
El temor surge de las limitaciones de género impuestas por la cultura local, la cual dicta que las mujeres solo deben ocuparse de las labores domésticas. Sin embargo para estas mujeres indígenas, ya no hay vuelta atrás porque bitcoin representa una oportunidad de cambio significativo.
Bitcoin, el banco de la selva amazónica
Un cambio radical también se está produciendo en el Poblado Rural Quebrada Verde, en el distrito de Pachacámac, al sur de Lima, la capital de Perú. Allí, personas que nunca en su vida tuvieron una cuenta bancaria, están aprendiendo que con Bitcoin pueden ser sus propios bancos, tal como lo apunta el fundador de Motiv, Vali Popescu.
“Hay tantos frutos que bitcoin está trayendo a esta zona de Perú, donde hay que entender que no es solo una transacción entre wallets, sino una transformación comunitaria a través de líderes adecuados”.
Vali Popescu, fundador de Motiv.
De tal manera que bitcoin ahora es común en esta zona de Quebrada Verde, donde las nutrias gigantes de lago y las legendarias vizcachas, ambas especies en peligro de extinción, se han atrevido a seguir existiendo, entre humildes pastores de cabras y ovejas.
De hecho, si bitcoin fuera un explorador, en Perú se habría puesto el traje de Indiana Jones para meterse en la selva amazónica y su ciudad de la región de San Martín, Tarapoto, al noreste del país suramericano.
Allí, donde el gobierno parece haberse olvidado de los pobladores de la zona, Motiv se asoció con lugareños para mover la economía y poner en funcionamiento una planta de tratamiento de agua potable, la cual llevan hasta los hogares en botellones que todos pagan con bitcoin.
De igual manera, bitcoin goza de popularidad en la ciudad de Iquitos, específicamente en el Barrio Florido, se encuentra una zona conocida como «un pedacito de cielo que cayó en Perú», ubicada a 20 minutos en bote en el margen Izquierdo del río Amazonas. Paradójicamente, esta área se caracteriza por la acumulación de desechos sólidos, lo que representa un problema ambiental importante, el cual también deja en evidencia la ausencia de planes gubernamentales para mejorar la calidad vida de quienes habitan en el lugar.
“Aquí estás en medio de la nada, pero aun así aquí puedes pagar con bitcoin”, señala Popescu.
Más allá, en esta comunidad selvática a orillas del río Amazonas está el Fundo Pedrito en el que se ubica uno de los atractivos turísticos más importantes de la región. Este lugar, refugio del pez Paiche, el más grande de agua dulce del planeta (3 metros), eventualmente aceptará pagos en BTC, tal como lo aseguró el fundador de Motiv.
Los propietarios del Fundo, reconocido como parque de conservación de especies de la Amazonia, están entre los pobladores que aprenden sobre bitcoin y como mucho, sacan provecho del centro que Motiv ha dispuesto en la zona para educar.
“Estas economías circulares de bitcoin son para que las personas no solo conozcan sobre la criptomoneda, sino que también la puedan utilizar para sus necesidades diarias. Es algo necesario, porque por la falta de educación es que existe la pobreza, aunque la corrupción es otro tema».
Habitante de Iquitos, la capital de la Amazonia peruana.
Y así es como bitcoin está moviendo la economía de los pueblos más apartados de Perú. Es parte del gran movimiento «naranja», como el color del logo que identifica a la pionera moneda digital.
«Lo bueno es que ahora estamos viendo que personas de acá están diciendo que quieren ser parte de este cambio porque tienen un sentido de libertad y esa es la libertad de no depender del gobierno o de una corporación», añadió el habitante de Iquitos, cuyo nombre no fue revelado en el video.
Asi que, bitcoin ya ha plantado su semilla y germina en esta vasta zona en la que, hace 100 millones de años, vivieron dinosaurios. Ahora la moneda digital ha aterrizado aquí para demostrar que la economía se mueve con bitcoin en cualquier lugar del planeta. Hoy se transfiere con un dispositivo digital, tal como sucedió en el pasado con las piedras preciosas, sin la necesidad de los bancos y sin las reglas impuestas por los Estados.