Hechos clave:
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A estos dos le siguen F2Pool y VíaBTC, con más del 10%.
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Entre 9 pools se reparten el 19% del hashrate global de Bitcoin.
Antpool y Foundry, los dos pools de minería de bitcoin más grandes del mundo, llevan 20 meses concentrando más del 51% del hashrate de la red. El 54.48%, para ser exactos, según el ranking de pools de minería de mempool.space.
Al momento de la redacción, Foundry USA, una empresa de servicios de minería y staking con sede en los Estados Unidos y hasta 67 centros de datos en el mundo, posee ella sola el 31.38% del hashrate de bitcoin. El hashrate no es más que el poder de minado, el cual se mide en hashes por segundo (h/s).
Foundry ha escalado en su dominancia del hashrate de bitcoin. A principios del 2021, su tasa de hash representaba solamente el 0.36% del poder de minado global de bitcoin. A finales del mismo año, su cuota de participación en dicho poder fue de casi el 18%.
AntPool, otra empresa de servicios de minería y cloud mining, posee el 23.28% del hashrate de Bitcoin según mempool.space. La historia de Antpool es más larga que la de Foundry. A principios del año 2015, poseía casi el 14% del hashrate global. A principios de 2021, su poder de hash llegó a alcanzar un poco menos del 9%. En el intermedio, una gran meseta de rendimiento decreciente del hash, hasta que a mediados de 2021 empezó a crecer de nuevo y de manera sostenida.
Según mempool.space, los perseguidores inmediatos de estas dos empresas son ViaBTC, con 13.56% del hashrate global, y F2Pool, con el 10.2%. Inmediatamente después, 9 pools se reparten el 19% del hashrate global de Bitcoin. Entre ellas, MARA Pool, Binance Pool, Luxor o SBI Crypto, por mencionar algunas.
Concluyentemente, el 97,52% del hashrate de Bitcoin es dominado por 12 pools de minería. Solo el 2.48% restante está distribuido en representantes como pools pequeños o mineros solitarios que contribuyen a la red.
Como comentario ilustrativo al momento de la redacción, AntPool ha minado 3 de los últimos 5 bloques más recientes, lo que también habla de la existente centralización.
¿Hay riesgos reales de un ataque a la minería de Bitcoin?
El nivel de centralización actual de la minería de bitcoin resulta potencialmente preocupante para la salud y distribución de la red en el futuro. Si por alguna razón corporativa y estratégica Foundry y Antpool, los dos mayores pools, desearan unirse en uno, el pool que resultara de ello dominaría él solo el 54.48% de hashrate.
No menos importante es que la centralización del hashrate trae consigo una mayor facilidad para que los gobiernos ejerzan presión sobre ciertos pools de minería. Puesto que el hashrate está concentrado en ellos, los gobiernos pueden identificar más fácilmente a sus participantes y provocar una influencia a escala sobre ellos a través de las empresas que los ofrecen. No obstante, los riesgos mencionados son más potenciales que reales.
Si bien el porcentaje mencionado es más de lo necesario para realizar un ataque del 51% y un perpetrador con hashrate tal sería capaz de censurar y revertir transacciones o realizar dobles gastos, el sistema de incentivos de Bitcoin ha impedido eficazmente que ello suceda; un suceso de tal magnitud derrumbaría a la mitad del ecosistema de mineros, y con ello, los incentivos regulares y cíclicos de bitcoin con los que cuentan dichos pools.
Dicho sea de paso, Bitcoin exige poder computacional y eléctrico que llevan costos asociados; un ataque del 51% a Bitcoin con duración de una hora incurriría en costes grandísimos, de más de un millón de dólares.
También recordar que los pools de minería están compuestos por grupos y personas individuales motivados por la eficiencia productiva, y que estas asociaciones de mineros no son necesariamente peligrosas y pueden desintegrarse. Un acontecimiento de monopolio como ese podría provocar que muchos mineros se salieran de esos pools para participar en otros más afines al espíritu descentralizado de Bitcoin.
La minería de Bitcoin es resiliente
La dispersión espacio-temporal de mineros y nodos implica que cada uno de ellos, por separado, debe aceptar las reglas de consenso de la red; todo esto de manera voluntaria para poder participar en ella. Esta dispersión implica que los ataques masivos a la misma son difíciles o imposibles, dado lo difícil que es alcanzar el poder de coordinación suficiente para lograrlo.
Cuando pocos acumulan mucho poder sobre una red, la dificultad de coordinación decrece preocupantemente. De allí que los principales impulsores de la descentralización en la minería de bitcoin apuesten por intentar sumar más mineros individuales y pequeños pools de minería al ecosistema, además de chips y sistemas de minería con código abierto.
La resiliencia de la minería de Bitcoin también se demuestra frente a la presión de gobiernos, uno de los vectores de ataque más preocupantes para la red. Los mineros parecen estar dispuestos a reorganizarse geográficamente cuando se dan prohibiciones de la actividad; como sucedió en China.
Si bien eventos como ese producen una bajada global del poder de hash, ello es temporal, y el hashrate vuelve a consolidarse de nuevo. Es decir, la presión gubernamental sobre pools identificables produce un efecto temporal en la dificultad de minado y de su poder de hash, lo que jamás ha logrado parar el procesamiento de bloques de Bitcoin y el íntegro funcionamiento de su red. Bitcoin sigue, pues, estando lo suficientemente distribuido como para temer su desaparición.