En Europa el ecosistema de criptomonedas es cada vez más grande con el paso del tiempo, con diversos servicios para su intercambio y almacenamiento ofrecidos a los usuarios. Sin embargo, la principal inquietud de los organismos regulatorios con respecto a esta tecnología financiera permanece y sale a la vista con frecuencia: que las monedas digitales podrían utilizarse con propósitos criminales.
Así lo ha expresado el Consejo de la Unión Europea en su última propuesta al Parlamento para enmendar la Directiva 2015/849, la cual pretende evitar el uso del sistema financiero en actividades criminales. Su intención es incluir a las casas de cambio y los servicios de carteras digitales en esta normativa, afirmando que las mismas pueden ser una ruta para que grupos terroristas y organizaciones delictivas financien su actividad gracias a la ausencia de un marco legal y controles «más estrictos».
De tomarse estas medidas, la inevitable consecuencia sería que cada uno de los usuarios de criptomonedas en el territorio deban sacrificar en parte su anonimato y privacidad, datos que manejarían las empresas prestantes de servicios en este mercado, a los que pudieran tener total acceso las autoridades. Otra posible consecuencia es un sustancial incremento en los precios para realizar transacciones o almacenar criptomonedas.
Los proveedores de servicios de intercambio entre monedas digitales y monedas fíat (…), así como los responsables de carteras digitales, no están en la obligación de identificar actividad sospechosa. Grupos terroristas, por tanto, pueden ser capaces de transferir dinero dentro del sistema financiero de la Unión o a través de las redes de las monedas virtuales ocultando sus transferencias o beneficiándose del cierto grado de anonimato de esas plataformas. Es por lo tanto esencial extender el alcance de la Directiva 2015/849 para que pueda incluir a los proveedores comprometidos en servicios de intercambio entre monedas digitales y monedas fíat así como a los responsables de carteras digitales.
Consejo Europeo
En seguida, afirman que para combatir este, según ellos, peligroso anonimato, la Unidad de Inteligencia Financiera (FIU) de cada país debería ser capaz de obtener toda la información necesaria sobre las direcciones de moneda virtual y las identidades de sus portadores como medida también para evitar el lavado de dinero.
Con el propósito de combatir el terrorismo y el lavado de dinero, las autoridades competentes deberían poder supervisar el uso de las monedas virtuales a través de las instituciones. Esto permitirá una aproximación balanceada y proporcional, salvaguardando los avances técnicos y el alto grado de transparencia que posee el mundo de las alternativas financieras y el emprendimiento social.
Consejo Europeo
A pesar de que los temores de la Unión Europea sobre los usos criminales que se le dan a las criptomonedas no se han disipado todavía, afirmando que «El anonimato de las monedas virtuales permite que puedan ser usadas con propósitos criminales», la enmienda propuesta hace una distinción entre las criptomonedas y las monedas alternativas de uso local y comunitario, aunque presenten las mismas características que una moneda virtual.
En realidad, esta propuesta no resulta ni mucho menos sorprendente. Actualmente el Parlamento Europeo está llevando a cabo una profunda investigación sobre las criptomonedas y su Banco Central instó a los organismos legislativos a no promover su uso bajo el mismo reclamo: pueden ser utilizadas para financiar distintos crímenes. Además, la Comisión Europea estableció diversas medidas regulatorias sobre la moneda digital para evitar el lavado de dinero y el terrorismo, y poco después expuso la idea de crear una base de datos para centralizar a todos los usuarios Bitcoin en Europa.
Cabe aclarar finalmente que de ser tomada en cuenta esta propuesta, luego se deberá discutir a fondo cómo adaptar las políticas antilavado de dinero y corrupción en el campo de las monedas digitales, de modo que aún resta tiempo para que esta legislación comience a regir.
Mientras tanto, diferentes proyectos blockchain y de adopción de criptomonedas se llevan a lo largo de Europa, donde se están haciendo pruebas de uso de las criptomonedas para pagar servicios, y paralelamente se están instalando cada vez más cajeros automáticos que permiten el intercambio exitoso de las monedas.
Todo parece apuntar a que el futuro no será descentralizado para los usuarios Bitcoin en territorio europeo.