Dentro del ecosistema blockchain se ha creado una nueva fiebre por las Ofertas Iniciales de Moneda (ICO), que, sin embargo, está comenzando a excluir a todo un gentilicio de esta significativa novedad en el modelo de capitalización.
Se trata de los ciudadanos de Estados Unidos, quienes ven cómo su participación en las diferentes ICOs que se realizan en el mundo se está reduciendo al mínimo debido a las estrictas regulaciones del país. La última firma en tomar cartas en el asunto fue Mónaco Visa, que en su más reciente venta de criptoactivos restringió el acceso a los ciudadanos del país norteamericano, mientras que otras oportunidades la exclusión se ha ampliado a los “contribuyentes” (quienes pagan impuestos).
¿Por qué? En Estados Unidos los ciudadanos están obligados a dar a conocer a las autoridades los ingresos ganados y la riqueza que se posea en cualquier país del extranjero ante el Servicio de Impuestos Internos (IRS), además de las exigencias en la materia que impone la Comisión de Bolsa y Valores (SEC). De hecho, para potenciar aún más la recaudación, las políticas en la materia imponen exigencias en cuanto al manejo de la información financiera de ciudadanos y empresas, y se contemplan importantes sanciones por su incumplimiento.
Para evitar contratiempos, Mónaco Visa solicitó a los interesados en la oferta proveer su país de origen, y los ciudadanos estadounidenses fueron redirigidos a una página en la que se les explicaba que no podían participar en la venta debido a su nacionalidad. “Lo siento, su ciudadanía lo excluye de la participación en esta ICO debido al riesgo regulatorio excesivo de su SEC», se leía en el mensaje.
Sin embargo, el de Mónaco Visa no ha sido el único caso. Recientemente también Polybius tomó una decisión simejante. Siguiendo las recomendaciones de la firma legal Hogan Lovells, los responsables del proyecto colocaron una advertencia explícita para los ciudadanos estadounidenses interesados en la ICO, en donde se afirma que no pueden participar en la compra de los criptoactivos, también motivado a las restricciones legales del país en la materia.
A ojos de la SEC, las ICOs se asemejan demasiado a las ofertas de acciones, y si es tal el funcionamiento, en teoría, deberían regularse de la misma manera; pero el ecosistema ha sido reticente. Para la Comisión, esta categoría sólo está permitida a inversores acreditados, lo que empieza a entrar en conflicto con las características de anonimato y privacidad que reinan en el ámbito de los criptoactivos. Si el interés de la persona fuese lograr la acreditación como accionista, el proceso es tiene su dificultad: entre otros requisitos, debe tener un ingreso anual de 200.000 dólares, y la asociación a través de la que aspire el permiso debe tener un valor neto de más de un millón de dólares.
Las prohibiciones, no obstante, podrían burlarse, y las empresas lo entienden, pero se trata de proporcionar cobertura legal. Para acceder a una ICO el usuario puede, sencillamente, marcar una nacionalidad distinta a la propia por “equivocación”, puede encriptar y modificar su IP, o realizar pagos con ubicación neutra; muchas formas de evadir el cerco legal que mantiene a los ciudadanos americanos fuera del espectro de las ICOs.
Recordemos que en abril la abogada Pamela Morgan aseguró que las ICO están bajo la lupa, pues a pesar de que se empleen eufemismos en cuanto a la operación, se trata de un esquema de venta sumamente similar a la de una oferta pública de acciones de las empresas en la bolsa, proceso que incluye una serie de regulaciones y costos asociados que las criptomonedas han tratado de pasar por alto, y la SEC y el IRS están muy pendientes.
Por su parte, el especialista Patrick Murck dijo al respecto a los inversionistas que «No sean estúpidos», durante la Consensus de este año, y los abogados Benjamin Sauter, David McGill y Brian Klein otorgaron algunas pistas sobre las próximas regulaciones de las ICO en Estados Unidos, mediante las cuales puede notarse a la perfección porqué muchas empresas blockchain están comenzando a excluir este mercado.