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El respaldo del presidente Trump a la ley inyecta un fuerte impulso político a la propuesta.
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La hoja de ruta del Congreso demuestra que se tienen otras prioridades.
La senadora Marsha Blackburn encendió las expectativas en un nuevo evento de Bitcoin Policy Summit al señalar un fuerte impulso presidencial para comprar 1 millón de bitcoin (BTC) para la reserva de este activo estratégico en Estados Unidos. Sin embargo, la senadora Cynthia Lummis, autora del proyecto, frenó el entusiasmo al aclarar que son prioritarias las legislaciones sobre la estructura del mercado y las stablecoins, situando la votación de su iniciativa para la histórica compra de bitcoin «con suerte en el próximo año calendario».
Las declaraciones de ambas senadoras desataron un torbellino de interpretaciones en redes sociales, donde se afirmó erróneamente que el proyecto de ley para adquirir 1 millón de BTC avanzaría más rápido que cualquier otra regulación del ecosistema de los activos digitales. Sin embargo, la realidad, según se desprende de sus intervenciones, dibuja un panorama más complejo y matizado.
Blackburn inyectó urgencia al debate al vincular directamente el proyecto legislativo de Lummis con una orden ejecutiva de Donald Trump. “La Ley BITCOIN de Cynthia, con el apoyo del presidente, tiene un impacto significativo. Cada vez más miembros del Congreso reconocen su valor para protegernos contra el riesgo cambiario y gestionar la deuda nacional”, afirmó Blackburn, sugiriendo que esta legislación podría superar en prioridad a otras iniciativas legislativas. Sus palabras impulsaron la narrativa de un avance inminente.

No obstante, la senadora Lummis, estableció una hoja de ruta más metódica. «Creo que primero nos ocuparemos de la estructura del mercado y las stablecoins», afirmó. Su cronograma apunta a 2026 como el horizonte más realista para debatir su propuesta de reserva estratégica de bitcoin.
A pesar de esta diferencia en el cronograma, ambas senadoras coincidieron en que la creación de una reserva estratégica fortalecerá la posición de EE. UU. como líder en innovación financiera.
En todo caso, el debate subraya la tensión existente en el Capitolio. Esto debido a que, por un lado, hay un fuerte apetito político por adoptar la moneda digital pionera como activo estratégico, respaldado por la más alta esfera del poder ejecutivo, y, por otro, el pragmatismo legislativo que prioriza establecer primero las reglas fundamentales del mercado de activos digitales.
De tal manera que mientras el Congreso avanza con la regulación de las stablecoins o Ley Genius, la compra de un buen lote de la moneda creada por Satoshi Nakamoto y el futuro de la reserva estratégica de bitcoin, aunque prometedor, espera su turno.