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El nuevo estándar de rastreo de información será aplicado desde el 2027.
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La alianza actual deja la puerta abierta a la mayoría de los países de Latinoamérica.
Un total de 47 países, entre ellos España, Chile, México y otros de habla hispana, se comprometieron a implementar un nuevo estándar internacional para compartir datos tributarios de los usuarios de bitcoin (BTC) y otras criptomonedas.
En un anuncio público, las autoridades financieras de los 47 países acordaron implementar con rapidez el nuevo estándar conocido como Marco de presentación de informes sobre criptoactivos (CARF, por sus siglas en inglés).
Significa que cada jurisdicción incluirá el mecanismo en su legislación con la idea de compartir los datos de los usuarios de criptomonedas, a partir del año 2027.
Declaración conjunta de los 47 comprometidos con el CARF.
“El CARF mejorará aún más nuestra capacidad para garantizar el cumplimiento tributario y tomar medidas drásticas contra la evasión fiscal, lo que reduce los ingresos públicos y aumenta la carga sobre quienes pagan sus impuestos”.
En particular, el CARF, que surgió de una iniciativa de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en 2022, está diseñado para agilizar el intercambio automático de información entre las autoridades tributarias. Es lo que ellos catalogan como un paso fundamental en el seguimiento y la regulación de las transacciones con bitcoin y otras criptomonedas.
La alianza actual invita a otras jurisdicciones a unirse a ellos. De hecho, la ausencia de la mayoría de los países de América Latina, así como de China, Hong Kong, los Emiratos Árabes Unidos, Rusia y Turquía deja espacio para una futura expansión y colaboración para “no permitir escondites en la evasión fiscal». como apunta el comunicado.
El CARF consta de reglas que se pueden transponer a la legislación nacional para recopilar información de los proveedores de servicios de criptoactivos, entre ellos los exchanges de criptomonedas.
Abarca a los criptoactivos que se pueden mantener y transferir de manera descentralizada, sin la intervención de los intermediarios financieros tradicionales, como lo es bitcoin. También a las clases de activos ya existentes que dependen de una tecnología similar, y a las que puedan surgir en el futuro.