Una de las principales características de la moneda digital es su descentralización. Algo que para muchos constituye una gran ventaja, pero para otros, un gran inconveniente. Por ello autoridades de distintos países se encuentran realizando esfuerzos por encontrar y aplicar la regulación legal más adecuada para esta tecnología.
Australia, que repetidamente se ha mostrado muy favorable ante las criptomonedas, no podía ser la excepción. Regular no siempre resulta negativo, pues para una aplicación a gran escala se requiere de orden, y hasta ahora ese parece ser el objetivo de este país. Así que la Asociación Australiana de Moneda Digital y Comercio (ADCCA, por sus siglas en inglés) acaba de publicar su propio código de conducta para las empresas del ecosistema que operen en el territorio, con miras a que ellas mismas puedan adoptar voluntariamente estas regulaciones y, de ser necesario, modificarlas en el futuro para crear un mercado mucho más saludable.
En el documento se destaca, además, que este código de conducta está basado enteramente en la ley australiana, lo que incluye tanto a compañías nativas como a aquellas que operen dentro del país. Su objetivo principal es ofrecer garantías a los consumidores, reguladores y empresas que decidan aplicar estos estándares para una mejor práctica corporativa.
Los negocios de moneda digital certificados por ADCCA deben actuar con integridad, transparencia, capacidad, diligencia, respeto y ética con sus clientes, empleados, miembros del público, agencias y reguladores gubernamentales y otros miembros de la industria de la moneda digital.
Asociación Australiana de Moneda Digital y Comercio
Los puntos clave de este código de conducta son los siguientes:
– Se llevarán a cabo registros y auditorías anuales a las empresas integrantes.
– Cada compañía deberá mantener un seguro de indemnización para sus clientes de no menos de 1 millón de dólares, así como un registro completo de todas sus transacciones.
– Los asociados deben crear una política clara de uso para los clientes, que incluyan los costos del servicio prestado.
– Si no lo posee, cada compañía deberá desarrollar un fuerte sistema de seguridad para proteger toda la data de sus consumidores.
– Los servicios deben respetar las leyes australianas contra el lavado de dinero y el terrorismo, lo que implica llevar a cabo los procesos requeridos de KYC (Conoce a tu cliente), donde la mínima información solicitada a los usuarios incluirá su localización o dirección IP y la proveniencia exacta de sus fondos.
Adicionalmente, las compañías que quieran conseguir el sello de aprobación de la ADCCA deberán enviar su aplicación primero para una Certificación Provisional a cambio de una tarifa no reembolsable que será determinada en lo próximo por la Junta Directiva de la asociación.
Una de las empresas que respalda esta iniciativa es Deloitte Australia, así que seguramente otras grandes empresas querrán adoptar este código próximamente. Pese a todo, hay que apuntar que este código recuerda un tanto a la BitLicense de Nueva York, donde las compañías debían pagar por afiliarse y además se pierde el anonimato absoluto de los usuarios, que deben proporcionar sus datos personales. Es importante acotar que esta resolución no se trata de una ley, sino de un código de conducta al que las empresas son libres o no de unirse.
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