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Yuval Harari omite garrafalmente las propiedades físicas del dinero.
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Dice que Bitcoin es una moneda de desconfianza cuando debió decir que es “sin confianza”.
Yuval Noah Harari, autor de por lo menos dos de los libros de divulgación más conocidos del siglo XXI, es considerado uno de los intelectuales más importantes de nuestra época. Gracias a la experiencia que le otorga vender cuarenta y cinco millones de libros en sesenta y cinco idiomas, sabe cómo participar en los debates públicos de actualidad para mantener relevancia. Y como no podía ser de otra forma, hace poco dedicó algunas palabras a bitcoin.
Lo primero que Harari hace es tomar una de las consignas nucleares de Bitcoin para afilarla y usarla como arma arrojadiza.
Cuando digo que Bitcoin es una moneda de desconfianza, solo estoy repitiendo lo que dicen los propios fanáticos de Bitcoin.
Yuval Noah Harari, historiador y divulgador israelí.
Apartemos el hecho de que utiliza la palabra “fanáticos” para designar a los usuarios de bitcoin, emparentándolos con los creyentes religiosos y los aficionados deportivos. Harari solo enuncia una verdad a medias cuando dice que bitcoin es una “moneda de desconfianza”. Digo a medias porque leyendo sobre bitcoin jamás escuché semejante frase.
En realidad, en la literatura sobre la criptomoneda abunda la expresión “Bitcoin is Trustless”, cuya traducción más exacta sería que bitcoin es “sin confianza”. Sumando, Bitcoin es una moneda sin confianza, no de desconfianza.
La diferenciación en los términos es pequeña, pero importante: la versión de Harari hace figurar a bitcoin como un sistema monetario reactivo, forjado con reactividad social y los humores de un adolescente escéptico.
Cuando regeneramos la frase a su estado original (Bitcoin is Trustless), lo que decimos es que no tiene o requiere confianza para usarlo. Vamos a algo que Harari no ha leído: el whitepaper de bitcoin.
Lo que se necesita es un sistema de pago electrónico basado en pruebas criptográficas en lugar de confianza, que permita a dos partes interesadas realizar transacciones directamente entre sí sin la necesidad de un tercero de confianza.
Satoshi Nakamoto, creador de Bitcoin.
Concepto regenerado mediante, la criptomoneda y su sistema monetario aparecen más bien propositivos, más como un paradigma alternativo y válido al stablishment. Y por qué no decirlo, mejor.
Bitcoin desconfía en las instituciones humanas, y con razón
Harari continúa:
Puede haber buenas razones para no confiar en los bancos y gobiernos que crean dólares, yenes y otras monedas, pero eso no cambia el hecho de que la preferencia por Bitcoin se basa en la desconfianza hacia las instituciones humanas.
Yuval Noah Harari, historiador israelí.
Parece que Harari considera que proclamar el origen de bitcoin en la sospecha humana hacia las instituciones debería producir vergüenza secreta a los usuarios de bitcoin. Por el contrario, parece no creer que esa idea pueda proclamarse con orgullo, y que la utilidad y necesidad de una tecnología ética no dependen de si esta tiene su origen en un valor positivo o negativo, en el miedo o en la esperanza. Menos cuando de lo que se trata es de un protocolo que ejerce una función específica; de una tecnología que, aún cuando en su invención participaron valores humanos, esta no se para a valorar cuestiones fuera de su lógica cerrada de programación.
Seguro que la utilidad y necesidad universal del reloj no se haría depender de si su creador lo ingenió para defender el campamento militar contra los enemigos midiendo el tiempo de las guardias nocturnas, o como despertador y calculador para llegar temprano al trabajo en la institución tradicional favorita. El reloj es un instrumento de precisión y cumple sin ser consciente de para qué se le creó. Como Bitcoin.
En su defensa de la tradición, el intelectual acierta todavía menos cuando por “instituciones humanas”, en general, quiere decir “instituciones tradicionales”, en particular. ¿Acaso Bitcoin no es un sistema humano, o una institución? ¿Cómo bitcoin no puede ser humano si funciona como una red de pagos que incluye a millones de personas reales?
En otras palabras, ¿toda proposición distinta de las instituciones tradicionales es inhumana o “ininstituida”, y no puede ofrecer algo de interés público usando una metodología distinta que la tradicional? Bitcoin nació como un sistema electrónico de pagos alternativo al dinero fíat, los bancos y su reserva fraccionaria:
Después de cada transacción, la moneda debe devolverse a la casa de la moneda para emitir una nueva moneda, y solo se confía en que las monedas emitidas directamente desde la casa de la moneda no se gasten dos veces. El problema con esta solución es que el destino de todo el sistema monetario depende de la empresa que gestiona la casa de moneda, y cada transacción tiene que pasar por ella, como un banco.
Satoshi Nakamoto, creador de Bitcoin.
Lo mismo, el fíat nació, en forma de promesas portables de pago en oro, contra toneladas inamovibles del metal. Nació una segunda vez como dinero centralizado, contra los puñados de arroz, las hojas de árbol de morera de Kublai Khan y contra el trueque.
Todas estas tecnologías del dinero nacieron en el seno mismo de la civilización. Bitcoin no es un alien que viene de fuera de este mundo a romper las instituciones. En todo caso, supone una evolución de ellas y viene a ayudarlas y a mejorar las instituciones, pero exigiendo el sacrificio de su poder ilimitado.
El buen dinero, como Bitcoin, no se basa en la confianza
Si leemos entre línea, entenderemos lo que Yuval Harari quiere decirnos en realidad:
¿Por qué es este un acontecimiento alarmante? [la preferencia por Bitcoin]. Porque el propósito del dinero es crear confianza entre extraños. Los dispositivos financieros como monedas, bonos y acciones (el 90% de los cuales son solo datos almacenados en computadoras) generan confianza entre millones de extraños, quienes luego pueden aunar sus conocimientos y recursos, y cooperar.
Yuval Noah Harari, historiador israelí.
Quiere decirnos, por un lado, que no entiende de qué va el dinero. El propósito del dinero no es crear confianza, porque un dinero confiable no lo es solo en virtud del consenso humano que lo legitima. El propósito del dinero es intercambiar bienes y servicios sin necesidad de que exista coincidencia de deseos en cuanto a la clase o tipo de bienes.
La confianza que una forma de dinero otorga es consecuencia de la validez y fortaleza de sus propiedades. Al menos tres de estas propiedades independientes de la confianza son: su capacidad para servir como medio de intercambio, para llevar cuentas y reservar el valor para el futuro.
Yuval Harari lo sabe: el dinero es un concepto y una ficción humana. Pero he aquí lo verdaderamente importante y lo que no sabe: es un concepto y una ficción atrapadas en un objeto físico que puede estar (o no) sometido al deterioro, la desaparición, la inestabilidad, el error y la muerte, como el genio cuando destruyen lámpara donde vive.
Si las propiedades del dinero no importasen, ¿qué nos impediría a todos al mismo tiempo utilizar tazas y limones como unidad de cuenta y reserva de valor? Una teoría más plausible del propósito del dinero es que dependía de la confianza porque nadie había inventado una tecnología trustless, o no existían los medios para hacerlo. De esa forma, el dinero fíat no se debería a la credibilidad humana, y sí a la lentitud natural del desarrollo tecnológico de la civilización.
¿Mejor la mentira apacible del fíat a la verdad estruendosa de Bitcoin?
Harari quiere decirnos, por otro lado, que la cooperación basada en el credo falso del fíat y en fantasías vale más que producir nuevas formas de organización, solamente por el hecho de que la fantasía ya se la cree todo el mundo. Él piensa que estaríamos mejor creyendo falsedades y no despertando al durmiente, solo para no fracturar la pasiva (y obligada) cooperación que existe entre los bancos, el gobierno y las personas. Aquí la evidencia:
Si ahora perdemos la confianza en las instituciones humanas, esto limitará la cantidad de dinero y perjudicará la actividad económica y la cooperación. Espero que la humanidad encuentre una manera de construir instituciones humanas confiables, en lugar de adoptar tecnologías de desconfianza.
Yuval Noah Harari, historiador israelí.
Pero la verdad es que el dinero está mejor así, sin confianza. Bitcoin libera a las personas de tener que inventar e intervenir un sistema monetario todos los días para corregirlo si se descarría.
Al mismo tiempo, Bitcoin libera a las personas del peso moral del error; los alivia éticamente cuando los exime de tomar decisiones equivocadas que les harán daño a millones de personas. Bitcoin es mejor dinero.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.