-
Stripe, Circle y Tether anunciaron sus redes L1 independientes este año.
-
Las empresas ponen las soluciones tecnológicas de Ethereum al servicio de la centralización.
Muchos críticos se complacen imaginando a Ethereum envuelto en una mortaja. Sobre una barca. Cruzando el Aqueronte de camino al inframundo. Yo rechazo esa posibilidad.
En el primer cuarto del 2025, dije que la red creada por Vitalik Buterin estaba cerca de asistir a su propio funeral mientras echaban tierra en su sepulcro vació. Y terminó apareciendo, resucitando para los que creían muerta a la red.
La fiebre dancística de las tesorerías corporativas, que empezó con Bitcoin, terminó contagiando a Ethereum, y su precio muestra los signos de la alegre afección. Cotiza por encima de los 4.500 dólares, subiendo más de 30% en los últimos 30 días, cuando escribo esta opinión.
Ethereum no va a morir. A la luz de los acontecimientos recientes, bien puede que tampoco termine siendo la «Computadora Mundial del Internet», la «Capa de Liquidación (settlement layer) global» para empresas y aplicaciones, el Hub definitivo de finanzas con criptomonedas.
Ahora que se comprobó que Ethereum está muy vivo, no viene mal hacer un reajuste de expectativas con base en los hechos y algunos datos.
Durante mucho tiempo, Ethereum caracterizó su personalidad por ofrecer acomodo y hospitalidad técnica a grandes empresas que buscan integrar sus negocios a la cadena.
En parte pensando en esto, los desarrolladores de Ethereum trabajan incansablemente en redes de segunda capa (L2), las cuales ofrecen una escalabilidad mejorada para finanzas más avanzadas:
Ethereum ofrece gran flexibilidad y potentes opciones de escalado, conocidas como Capa 2. Las empresas pueden personalizar completamente su entorno Ethereum, lo que permite un cumplimiento total, un ecosistema de marca y niveles de rendimiento según sus necesidades.
Ethereum.org para empresas.
Entidades importantes han sucumbido a los encantos de Ethereum como «capa de liquidación universal». BlackRock creó su fondo tokenizado BUIDL sobre Ethereum antes que sobre cualquier otra plataforma.
La empresa japonesa Sony, casi con el alma juvenil de una empresa «criptonativa», creó su propia L2 sobre Ethereum llamada Soneium, como reportamos en CriptoNoticias.
Sin embargo, se está empezando a dibujar una tendencia divergente en cuanto a la adopción de Ethereum y sus diversas capas: las empresas, que debían estar ingresando en fila, una a una, hacia la red para digitalizar y «bitcoinizar» sus negocios, están creando sus propias redes de criptomonedas, sus propias capas de liquidación independientes.
Solo ayer, Stripe y Circle anunciaron sus L1: Tempo y Arc, respectivamente. Ambas se unen a Tether, empresa asociada a la red Stable, la cual funciona con USDT nativo.
Eso, que está pasando ahora, solo añade presión a la mordida en el costado que propinan, desde sus lanzamientos, redes como XRPL, BNB Chain y Solana, a Ethereum. Sobre todo Solana, que ha captado una cuota de mercado gigantesca que antes solo pertenecía a la red pionera de contratos inteligentes.
Estas circunstancias cuelgan un yunque sobre Ethereum. Más específicamente, sobre la idea de Ethereum como una Computadora Financiera Mundial.
Y este reajuste de expectativas no es bueno para la filosofía de la descentralización financiera. Significa que las instituciones, antes que jugar con las normas de la descentralización (que Ethereum, como uno de los padres fundadores, ayudó a crear), prefieren crear sus propias ledgers «bancarizadas», desde donde ejercer control selectivo y coacción financiera.
Para ello, les bastará con organizar un consorcio con unos pocos nodos corridos por insiders o por un círculo privado de validadores. Coordinados, podrán ejercer censura, (que en Ethereum hoy es casi inexistente) y consagrarse al famoso compliance, que tiende a desnaturalizar el propósito de las redes distribuidas inspiradas en Bitcoin. No diremos que Tether, Circle o Stripe incurrirán en dobles gastos, «silent mining» y otras estratagemas de esa clase.
Pero si podrán ejercer eso, censura, sobre ciertas personas, grupos o entidades que usen sus tokens, tecnologías y soluciones tecnológicas. Todo esto mientras se apalancan en la máquina virtual de Ethereum, con la que son compatibles.
Es decir, utilizan la tecnología de Ethereum para ofrecer versiones escuálidas (filosóficamente hablando) de la red de contratos inteligentes.
Ethereum no morirá. El yunque que pende sobre su cabeza no pulverizará la red. La combinación de Ethereum (L1) y L2 se presenta como un ecosistema interoperable donde empresas pueden construir aplicaciones descentralizadas (dApps), procesar pagos, emitir activos tokenizados (como stablecoins) y gestionar contratos inteligentes, todavía será una opción viable, siempre disponible.
Pero porque no morirá, no significa que Ethereum tiene garantizado un totalizante éxito mundial sobre las finanzas digitales, aunque bien preparado está para ello.