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Históricamente la regulación no ha evitado que el sistema financiero esté libre de fraudes.
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La corrupción es capaz de perforar todas las estructuras existentes.
Reflexionando sobre el caso FTX y analizado si la regulación del ecosistema de las criptomonedas pudo haber evitado su eventual colapso, recuerdo la frase “el crimen no paga”, que he leído en cómics donde los superhéroes atrapan criminales en nombre de la justicia.
Pero eso es algo que solo existe en el mundo ficticio de DC y Marvel, porque en el real no he visto métodos efectivos para combatir las estafas, el fraude o la corrupción.
En el mundo en el que existimos físicamente, el crimen sí paga porque en él, un joven excéntrico puede convertirse en multimillonario de la noche a la mañana. Y sin que nadie pregunte o dude sobre cómo lo hizo, aparecerá en las portadas de los grandes medios, mientras más de la mitad del planeta le ovaciona: «que viva el niño genio».
Hoy, más de once días después de que el exchange de criptomonedas FTX se declarara en quiebra, han salido tantas cosas a la luz pública que asquean. Cada día se va desmantelando todo el entramado político, económico y de poder que se conjugaba para que un disfraz de casa de cambio de criptoactivos se aprovechara de los fondos de los usuarios.
Todos condenan a FTX por hacer cosas que hacen los bancos, y que aparentemente no está permitido bajo la mirada de los organismos que, por siglos, han regulado al sistema financiero tradicional.
Corrupción, un parásito sistémico
Aquí es donde me pregunto ¿la banca del mundo está libre de quiebras, estafas, fraude o corrupción? Ante la duda, recordemos que todo tipo de travesuras son posibles por parte de los gobiernos y los bancos.
Si no me creen, revisemos la historia: En 1987 quebraron 184 bancos y más tarde, en el año 2008, el banco de inversiones Lehman Brothers, el cuarto de EE. UU., se declaró en quiebra tras 158 años en actividad. Sucedió, aunque detrás de ellos estaban múltiples organismos supervisores, cientos de reglas, leyes y demás.
En 1863 Estados Unidos promulgó la Ley Nacional de Banca y a partir de allí, constantemente se crearon nuevos estatutos para marcar la era del control gubernamental y regulación federal del sistema bancario. Sin embargo, en siglo y medio de regulación del sistema financiero tradicional, hasta hoy no se han conocido leyes, reglamentos o normativa que haya impedido el crimen.
En el año 2018, con la regulación en su máxima expresión incluyendo una ley anticorrupción, el banco estadounidense Goldman Sachs estuvo involucrado en uno de los mayores escándalos de corrupción financiera del mundo.
Se produjo cuando quedó develado el saqueo de miles de millones de dólares del fondo soberano de Malasia, llamado 1MDB. Esa entidad creada para para financiar proyectos de desarrollo público, en realidad se usaba como alcancía personal, para el enriquecimiento de los involucrados, quienes desviaron montones de dinero (más de USD 4.000 millones).
Así que, pese a la regulación, los delitos suceden en el ecosistema de las criptomonedas y en el mundo de los bancos. Qué curioso que ambos espacios son regulados, o pretenden serlo, por instituciones dependientes de la misma entidad: los Estados.
Y ahora ¿quién podrá ayudarnos?
El fundador de FTX Sam Bankman-Fried dirigió una organización que administró como su banco personal. Financió a políticos, se rodeó de reguladores y aprovechó las lagunas que dejan las leyes estadounidenses para sacar ventaja de sus competidores y obtener beneficio financiero.
Así que, en definitiva, tengo una respuesta para quienes piensan que con mayor regulación podemos evitar que se repitan colapsos como el del imperio de Sam Bankman-Fried, que puede haber dejado hasta 1 millón de sus acreedores expuestos a pérdidas.
Sinceramente, yo creo que la regulación no es el superhéroe que nos salvará de los malhechores, porque en el mundo real la corrupción se esconde en cada rincón y puede infestar a las instituciones encargadas de la supervisión.
Pero, más allá de eso, no podemos esperar demasiado de instituciones que ni siquiera ven con claridad lo que van a supervisar. En el caso de Estados Unidos, por ejemplo, está la Comisión de Bolsa y Valores (SEC), que considera que las criptomonedas son un valor. Luego, está la Comisión de Comercio de Futuros de Productos Básicos, que lo ve como un producto básico, y está el Departamento del Tesoro, que lo llama moneda.
Después de eso, centrándonos estrictamente en la regulación, pienso que nada pudo haber evitado lo sucedido con FTX y tampoco evitará que se repita este tipo de casos. Esto se debe a la misma razón de que a lo largo de los siglos, independientemente de las medidas que se han tomado, y las leyes existentes, sigue existiendo el fraude y la corrupción en todas las estructuras existentes.
Entonces, ¿debe venir más regulación para el ecosistema de las criptomonedas?, pues no. El tiempo que podemos perder legislando usémoslo para educar a la población mundial sobre todo lo relacionado con el ecosistema de las criptomonedas.
Cambiemos la fórmula que el sistema financiero ha aplicado por más de un siglo creyendo que previene el delito en los bancos. Recordemos la frase de Albert Einstein: «no pretendamos que las cosas cambien si siempre hacemos lo mismo».
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.