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Algunos bitcoiners caen en la trampa del estatismo al reconocer legitimidad al presidente.
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La verdadera acción moral sería desconocer el sistema de violencia estatal.
«El Estado es la negación de la humanidad» – Mikhail Bakunin
Parece que al final el hombre naranja no era tan naranja. El hombre naranja fue votado por muchos del equipo naranja porque creyeron que iba a usar los recursos a su cargo para hacer una gran reserva de naranjas. Pero justo antes de asumir resulta que empezó a hacer una gran reserva de estiércol.
Bitcoin arregla esto, ya que eventualmente ese estiércol alimentará las naranjas que, al menos por el momento, no serán producidas por el aparato estatal a cargo del hombre naranja, sino que, como siempre lo fueron, seguirán siendo producidas por el sector privado. Ayudando así mucho más a la descentralización, incluso a costa de no lograr un aumento tan pronunciado del hashing power.
El hombre naranja también fue apoyado y tolerado por muchos del equipo naranja porque prometió liberar a Ross Ulbricht. Ross es una persona que está privada de la libertad por cometer el crimen de desafiar al Estado al crear Silk Road, un mercado libre. Ross entendió que conforme el derecho natural toda persona adulta tiene derecho a interactuar con otra, respetando su consentimiento y sin necesidad de que terceros indeseados intervengan en el intercambio. El equipo naranja comparte esta visión y entiende que el encierro de un inocente es algo injusto que debe ser enmendado. Pero no todo el equipo naranja piensa lo mismo respecto al porqué o el cómo.
Hay una parte del equipo naranja que pide respetuosa y continuamente al hombre naranja que libere a Ross. Los miembros de esta subclasificación del equipo naranja rezan: “¡Oh estimado Señor Naranja, por favor concede a Ross tu misericordia! Líberalo de las garras del Gobierno Federal. De ese gobierno del que siempre apoyaste su existencia, del que formas parte y promueves, del que yo reconozco su legitimidad y el que incluso ya has administrado durante cuatro años previamente sin haber liberado a este inocente. Oh, señor naranja, te prometemos que si lo haces contarás con nuestro apoyo para que hagas todo -o casi todo- lo que desees hacer. Amén”
Lo que esa parte del equipo naranja no ve es que Ross está preso justamente porque ellos aceptan su encierro. Incluso a pesar de todas las campañas de peticiones de su liberación. Los bitcoiners democráticos, republicanos, votantes, respetuosos de la ley, es decir, los bitcoiners estatistas, apoyan la existencia del Estado. Por más que no lo deseen, la realidad de los hechos es que no se le puede pedir clemencia a un presidente sin aceptar al mismo tiempo que tiene una legítima autoridad para prodigar esa clemencia. Lo que este sub-colectivo del equipo naranja no ve es que el señor naranja sólo es una persona más. Un ser humano con los mismos derechos y obligaciones que cualquier otro ser humano.
El señor naranja es quien en estos momentos está reteniendo mediante la violencia y la fuerza a Ross. Ese señor es el que está en falta. Es el señor naranja quien en cada minuto que se sostiene en el poder tolera el inicio de la agresión sobre inocentes tales como Ulbricht. Siendo este sólo un ejemplo más entre tantos otros millones de seres humanos también violentados por él y por su aparato estatal potenciador de la agresión.
Quien inicia o extiende la violencia sobre otro es quien debe ser castigado por la sociedad. Ya sea restringiendo su accionar, excomulgado, desterrado, privado de recursos públicos o al menos ignorado. Al pedirle al señor naranja que por favor cese la violencia sobre el individuo Ross, pero al mismo tiempo tolerarle que mantenga y promueva la violencia sobre todos los demás millones de seres humanos actualmente coaccionados por el aparato estatal, se fomenta la comisión de nuevas injusticias. Incluso sin desearlo.
«La autoridad es la negación de la libertad»
Errico Malatesta
Ross es inocente, pero también lo son cada uno de los usuarios del USD a los que se les roba mediante la inflación. Ulbricht debe estar en libertad pero también debe ser libre todo intercambio comercial entre todo ser humano mayor de edad que preste su consentimiento para comerciar de la forma que elija hacerlo. El creador de Silk Road merece poder volver con su familia y disfrutar el resto de su vida de la forma que él desee, pero también merecen eso cada uno de los presos acusados por la comisión de delitos sin víctimas. (Por ejemplo, en EE. UU. uno de los “delitos” sin víctima que más alimenta la industria de prisiones privadas son los comerciantes de drogas fuera de compliance)
Este autor no puede dejar de preguntarle al resto del equipo naranja: Si el hombre naranja libera a Ross y luego Ross vuelve a poner Silk Road en producción ¿Qué creen que va a pasar? ¿Seguiría Ross en libertad luego de volver a cometer esa acción? ¿Y si en vez de Ross es Juan Pérez quien lo hace? ¿Acaso Juan no sería también perseguido por el hombre naranja a quien ellos toleran?
¿Acaso no sería lo mejor para la comunidad humana global el pedirle al señor naranja o a cualquiera que ocupe su puesto que cese la violencia contra todo inocente? O mejor dicho: ¿No sería mejor actuar en consecuencia creando mecanismos de libre intercambio pacíficos que permitan a las personas salirse de esa violencia?
Guste o no, al apoyar un potencial indulto presidencial se reconoce la autoridad estatal. Se acepta que existen seres humanos superiores a otros, dueños de otros y cuyos caprichos deben ser tolerados por el resto de la sociedad. La diferencia entre la línea temporal en la que Ross es un magnate de los negocios y en la que es tratado como un delincuente está en el capricho de un presidente y una casta política reinante. Pero la tolerancia de ese capricho por el resto de la sociedad es lo que está en juego y, a nivel individual, bajo nuestro control.
Toda acción moral bien intencionada es correcta. Liberar a Ross puede ser es una acción moral bien intencionada. Pero también puede ser simplemente una acción demagógica tendiente a buscar hacer perdurar en el tiempo el esencialmente inmoral aparato estatal.
La segunda opción es la más esperable y lógica proviniendo de políticos profesionales fíat. No hay nada que podamos hacer al respecto ya que eso está fuera de nuestro control. Pero lo que todos los del equipo naranja sí podemos hacer es desconocer la autoridad del hombre naranja. Pero no sólo porque se trata de un mero hombre, un igual entre los humanos, sino especialmente desconocer la legitimidad de su empresa. Una empresa basada en la violencia, la coerción, la inflación monetaria, el robo, la guerra y el uso de la coerción para favorecimiento de sus amigos en perjuicio del resto de la humanidad.
Camilo JdL para CriptoNoticias a las 880.208 timechain
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