Hechos clave:
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Si bien las criptomonedas son señaladas en crímenes, ningún tipo de pago se salva de usos ilegales.
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La privacidad es un derecho, pero también la comunidad debe ser responsable de sus consecuencias.
Algunas redes de pedofilia venden pornografía a cambio de bitcoin, valiéndose de la privacidad que ofrece este método de pago frente a opciones como Paypal. Se trata de uno de los tantos usos ilegales que se les da a las criptomonedas y al dinero en general. Esta actividad ha manchando la reputación de las criptomonedas ante la opinión pública y ha servido como argumento principal a sus detractores.
El caso Belankazar, academia de modelaje venezolana que supuestamente ha vendido fotos de niñas en redes sociales a cambio de criptomonedas, abrió una herida no curada y desató nuevamente la polémica. ¿El derecho a la privacidad debe defenderse hasta las últimas instancias o tenemos que asumir cierta responsabilidad por tenerla? La pregunta retumba en mi cabeza, una y otra vez. No logro visualizarme en un bando, ya que bien he disfrutado de las mieles de la descentralización. Pero, también estoy conciente del poder de los pedófilos en Internet y del daño que pueden hacerle a un niño.
Imposibilitada para encontrar una respuesta fácil, decidí remitirme a los hechos. El pasado martes, 03 de septiembre, usuarios de Twitter señalaron a la academia de modelaje de estar supuestamente creando contenido para pedófilos. Horas después Douglas Rico, director del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas de Venezuela (CICPC), informó que tres de los directivos de Belankazar habían sido arrestados y el material fotográfico incautado.
En las redes sociales proliferan las denuncias con capturas de pantallas de páginas rusas en donde la academia presuntamente comercializaba las fotos. Asimismo, señalaron comentarios inapropiados realizados por hombres adultos a niñas de entre 11 y 16 años en el Facebook de la academia. Entre los datos más controvertidos destacó el uso de la plataforma Skrill, BTC, BCH, LTC e incluso ETH para procesar los pagos de vídeos y fotos privadas.
Bitcoin no es el culpable
¿Bitcoin, Bitcoin Cash, Ethereum y Litecoin involucrados en un posible caso de venta de lo que parece ser soft porn infantil?En las redes sociales, tales como Twitter, varios usuarios reflejaron su indignación. Señalaron que la dificultad de rastreo en las transacciones de bitcoin puede beneficiar a las redes de pedofilia, «ocultando» su verdadera identidad bajo la bandera de la privacidad.
Una vez más se demuestra la gravedad del mercado de las criptomonedas. Con este tipo de “dinero virtual” los pedofilos hacian pagos de los videos de las niñas de @BelanKazar
— Cheska Ballesteros 🛵 (@Cheskacsk) September 4, 2019
Aunque la preocupación es totalmente válida, estos argumentos se basan en un total desconocimiento sobre blockchain y los métodos de pago predilectos de los criminales. Bitcoin no es el culpable, ni mucho menos el promotor, de actividades ilegales. El dinero —ya sea monedas digitales, transferencias bancarias o papel moneda— tiene muchos amigos, entre ellos los delincuentes.
La mayoría de los criminales realizan actividades ilegales para satisfacer sus deseos (comprar pornografía infantil) o ganar dinero sucio (crear pornografía infantil). Es un ciclo que se retro-alimenta y que se sostiene económicamente, como cualquier otra actividad. El problema no es si las criptomonedas son utilizadas para el mal, sino que toda forma de dinero puede ser útil en el mercado negro.
Por si fuera poco, si nos remitimos a las estadísticas de la EUROPOL, hace cuatro años atrás el dinero en efectivo seguía siendo uno de los métodos de pago más utilizados en crímenes. El papel moneda tiene una gran capacidad de anonimato y es muy difícil de rastrear, señala el economista Ken Rogoffs. Sin embargo, el dólar, el euro, el yen o los pesos argentinos en efectivo no son estigmatizados por la sociedad aunque con ellos se compran drogas, armas o porno infantil.
El anonimato de Bitcoin es una falacia
Lo anteriormente expuesto parece indicar un patrón de pensamiento. A la opinión pública parece no interesarle si el dinero en líneas generales es utilizado de forma maliciosa, sino cómo se utilizan las criptomonedas. La sociedad parece tener la idea fija de que esta nueva tecnología tiene fines malvados, tratando de conseguir un culpable.
Pero no sólo se trata de un discurso enfocado en ver a las criptomonedas como el problema, sino también basado en suposiciones falsas. Por ejemplo, algunos usuarios consideran que las criptomonedas son totalmente anónimas y que sus transacciones son imposibles de rastrear. Debido a ello, no resulta extraño que consideren que esta tecnología encubren las actividades criminales. No obstante, dicha creencia está muy alejada de la realidad, y ha llegado incluso a jugar en contra de algunos delincuentes.
Criptomonedas como bitcoin, cuya blockchain posee un registro de transacciones totalmente público, no poseen usuarios anónimos. Toda transacción realizada en Bitcoin queda registrada de forma inmutable, a los ojos de cualquiera que sepa utilizar un navegador de blockchain. Es decir, si una página en la Deep Web está procesando pagos por pornografía infantil, los usuarios pueden seguir el movimiento de este dinero en la red.
El nuevo mantra debería decir: Bitcoin es privado, no anónimo. Es cierto que no es fácil descubrir la identidad de un usuario de Bitcoin, pero tampoco es una tarea imposible. Ciertos investigadores han desarrollado una metodología para poder rastrear transacciones en la red, la cual es utilizada por organizaciones policiales de distintas partes del mundo.
Por si fuera poco, startups de ciberseguridad como Chainalysis se dedican a utilizar blockchains como Bitcoin para evitar el tráfico humano o el abuso de niños. La empresa, desde el año 2016, ha colaborado con fundaciones y autoridades gubernamentales para evitar que los criminales se encubran en Bitcoin. Este es un caso de uso que comprueba que sí se puede dar con el paradero de un creador de contenido para pedófilos que acepta pagos en bitcoin.
Privacidad responsable
La cuestión se complica cuando no sólo una porción de la sociedad quiere estigmatizar el uso de bitcoin, sino también cuando la comunidad de criptomonedas estigmatiza el rastreo de las transacciones. «Privacidad, privacidad, privacidad ante todo», claman los entusiastas del ecosistema. Monero y Zcash son ejemplos de que la privacidad de Bitcoin no fue suficiente.
Sin embargo, ante casos de abuso a menores, me pregunto: ¿Dónde termina mi derecho a la privacidad en Bitcoin y empieza el deber de desmontar una posible red de pedofilia en Internet? La comunidad de considera que el rastreo de transacciones atenta con los principios de privacidad de Bitcoin, cuando en casos criminales, esta metodología puede traer algo de justicia.
Es cierto que la privacidad tiene muchos beneficios. No puedo mentir, porque yo también he preferido a las criptomonedas como método de pago para evitar la censura, el poder centralizado y que un todopoderoso tenga mis datos personales. Pero, tampoco puedo hacerme la vista gorda ante la realidad. Las criptomonedas no son el único método de pago que utilizan los pedofilos, pero si uno de ellos.
Chainalysis calcula que, para julio del 2019, mil millones de dólares ya habían sido utilizados en la Deep Web para comprar drogas, armas o pornografía infantil. La Organización de Naciones Unidas (UN) también destacó que la introducción de las criptomonedas al mercado de la pedofilia complica las labores policiales. Bitcoin sigue ofreciendo mayor privacidad para las redes de pedofilia que las transferencias bancarias, Paypal o tarjetas de crédito.
Frente a estas cifras y casos como los de Belankazar en Venezuela, es cuestionable que ciertos usuarios hagan uso de un ecosistema de criptomonedas no regulado con fines censurables. O, peor aún, que algunos traten de encubrir o minimizar estas cifras con el objetivo de salvaguardar únicamente sus derechos o su ideología. No quisiera creer que esta comunidad se construirá en el egoismo y la conveniencia, cuando al igual que mis derechos es también importante hacer justicia en casos de explotación infantil.
Descargo de responsabilidad: los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias.