Hechos clave:
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Múltiples asociaciones han abierto oficinas en el centro del poder político de los Estados Unidos.
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El cabildeo que realizan intenta resguardar los intereses de las empresas, no el de los usuarios.
La Real Academia Española define el término cabildear como las gestiones que se realizan con actividad y maña para ganar voluntades en un cuerpo colegiado o corporación. Se trata de una acción usual en la política y las finanzas, en donde los participantes buscan influir en los jerarcas de los poderes públicos para lograr decisiones favorables.
Durante los últimos años el cabildeo ha escalado también en el ecosistema de las criptomonedas. El caso más reciente es el de la compañía Ripple, que anunció el funcionamiento de una oficina en Washington, lo que acentuaría su “lobby” regulatorio en el centro del poder político de los Estados Unidos.
Aunque Ripple es solo una empresa, hay múltiples asociaciones o conglomerados relacionados con distintas blockchains que se han asentado en Washington, en procura de velar por los intereses de sus representados, no por el de los usuarios ni el de las comunidades que respaldan los proyectos de criptomonedas.
En la capital de la nación norteamericana funcionan las oficinas de Coin Center, la Blockchain Association, el DC Blockchain Center y la Asociación Americana de Blockchain y Criptomonedas. Además, en Virginia, al lado de Washington, también está la Government Blockchain Association. Todas enarbolan las mismas banderas: promover soluciones usando blockchains, incentivar una mejor comprensión de la tecnología e impulsar un clima regulatorio conservando la libertad y la innovación.
Muchas de estas organizaciones emplean una terminología que las “adueña” de la industria o que las coloca en la primera línea de desarrollo e innovación. La realidad es que son los usuarios, las comunidades o las startups que realizan trabajos colaborativos, las que están llevando las riendas de todo, no un puñado de dirigentes que ya estaban de salida cuando nació Bitcoin.
Falso postulado
El postulado de los conglomerados también incluye erróneamente que son ellos los que detectan problemas, derriban obstáculos para que la tecnología avance y que serán las blockchains, no Bitcoin, la que tendrá un papel fundamental en el futuro.
El coqueteo de estas asociaciones con Washington va por una vía y el desarrollo tecnológico va por otra. El primer elemento está enfocado en el aspecto político-legislativo, de relaciones públicas; mientras que el segundo está centrado en mejorar la Lightning Network, diseñar propuestas como Taproot o implementar firmas Schnorr, por ejemplo.
En términos sencillos, los conglomerados intentan que las compañías que representan no queden por fuera o se les restrinja operaciones con la toma de decisiones legislativas, lo que afectaría sus finanzas.
Es tanto el interés que tienen para que eso no suceda que muchas asociaciones o las propias empresas deciden abrir oficinas en Washington o afiliarse a alguna de estas organizaciones para que su posición sea escuchada entre los legisladores.
Zuckerberg en Washington
Un caso que guarda relación, aunque con otro enfoque, es el de las visitas que ha realizado el CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, al Capitolio estadounidense. El ejecutivo visitó este miércoles el Congreso para defender su proyecto de criptomoneda Libra. La comparecencia pública despertó un interés mediático por tratarse de Facebook, la red social más grande del mundo.
Hay que señalar que las audiencias para hablar sobre criptomonedas se han incrementado en Washington con el transcurrir de los años, pero sin tanto despliegue de los medios de comunicación.
La diferencia en este caso es que al ser una empresa reconocida mundialmente, los legisladores buscaban aclarar el porqué una empresa que se dedica a las redes sociales quiere involucrarse en el mundo de las finanzas. Es decir, antes de coquetear, Zuckerberg fue a Washington a mostrar sus argumentos e intentar minimizar las preocupaciones de los representantes.
Es importante comentar que el cabildeo no es lo mismo que una audiencia. El cabildeo se puede realizar en un pasillo, en una reunión o en un encuentro personal. Mientras que las audiencias son públicas, a la vista de todos y de los medios.
El cabildeo en todas las áreas es una actividad lícita internacionalmente, incluso hay países que la han regulado. Las asociaciones blockchains están en su derecho de buscar respaldo, no solo en Washington, sino en donde ellas lo consideren necesario. El detalle está en que estas no representan a todos los actores de la industria y tampoco velan, en la mayoría de los casos, por el desarrollo de la tecnología.
El caso más emblemático es el de Bitcoin, que no tiene empresa que lo dirija, ni junta directiva que lo gobierne. Es una red que nació por el trabajo colaborativo de miles de personas y que en la actualidad ocupa las miradas de todos.
Hace 10 años cuando nació Bitcoin nunca hubo una audiencia en Washington para cuestionarlo, ni nadie que coqueteara a su favor. Sin ayuda de un “lobby”, se convirtió en la principal criptomoneda del mercado, con millones de usuarios utilizándola cada día y desarrolladores creando nuevas aplicaciones con un potencial que aún está por descubrirse.
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