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Hechos recientes demuestran que estรก en marcha una peligrosa expansiรณn de la represiรณn.
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El sistema de Bitcoin ha demostrado ser eficaz ante la concentraciรณn de poder que afecta al mundo.
En el mundo terrenal, Corea del Norte, China, Irรกn, Venezuela, son algunas de las naciones que figuran en la lista de lugares controlados por lรญderes de mentalidad autoritaria que apelan a la censura para consolidar su poder. Pero en el mundo digital, donde casi todo el planeta permanece conectado a travรฉs de Facebook, Twitter, Instagram, Google y Amazon; el control de lo que puede decirse en la plaza pรบblica virtual de las naciones, estรก en manos de los dueรฑos de estos gigantes de la tecnologรญa.
Esto, desde hace un tiempo, es parte de la cotidianidad de la humanidad. Sin embargo, un nuevo acontecimiento obliga a que nos detengamos a analizar con la idea de definir la gama de problemas a los que se enfrentan los usuarios de las redes sociales. Parece que nos ha llegado la hora de darnos cuenta que ya vivimos en el mundo orwelliano de vigilancia y censura descrito en la obra 1984 publicada hace mรกs de 70 aรฑos.
Con una precisiรณn desconcertante George Orwell nos revelรณ en su obra, cรณmo funcionan los regรญmenes totalitarios y definiรณ las caracterรญsticas tรญpicas de la tiranรญa moderna. Hoy, basado en sus aportes, podemos entender que ya estรก en marcha una peligrosa expansiรณn de la represiรณn, de una manera que envidiarรญa hasta el mรกs grande dictador que el mundo ha conocido hasta ahora.
El 7 de enero, tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos, Twitter y Facebook suspendieron al entonces presidente Donald Trump de sus plataformas. Al dรญa siguiente, Twitter dijo que la suspensiรณn no era temporal, sino permanente.
Seguidamente la plataforma de micro mensajes tambiรฉn bloqueรณ a otras figuras estrechamente relacionadas con Trump. Entre ellos, el ex asesor de Seguridad Nacional, Michael Flynn, asรญ como a cientos de cuentas de seguidores de Trump que ni siquiera estaban cerca del Congreso durante los disturbios.
Posteriormente, Twitter tambiรฉn anunciรณ (el tuit fue eliminado) el cierre de mรกs de 70.000 cuentas vinculadas a QAnon, la teorรญa de la conspiraciรณn que ya antes de las elecciones habรญa sido objeto de bloqueos y cierres en Facebook, segรบn reporte del medio estadounidense The Verge.
La medida represiva de las grandes empresas tecnolรณgicas no se detuvo ahรญ, pues Google Play y Apple expulsaron de sus omnipresentes tiendas de aplicaciones a Parler, una red social que se autoproclama zona segura de la libertad de expresiรณn y que ha surgido como posible competidora de Twitter. La acciรณn contra Parler, luego fue justificada al seรฑalarle por no haber bloqueado ciertos comentarios de sus usuarios relacionados con el ataque al Capitolio.
Posteriormente, las cosas empeoraron para Parler cuando Amazon Web Services anunciรณ que le expulsarรญa de su servicio de alojamiento en la nube. Para continuar activo, le exigieron a Parler que debรญa empezar a moderar los mensajes publicados en su sitio. Cuando se negรณ a hacerlo, Amazon dio de baja a la plataforma que en la actualidad estรก fuera de servicio y podrรญa permanecer asรญ indefinidamente, mientras trata de encontrar un nuevo proveedor que no tema arriesgarse ante un disgusto de los gigantes de la industria.
Con esta reacciรณn las grandes empresas tecnolรณgicas estรกn demostrando cรณmo pueden restringir las libertades civiles de los ciudadanos coartando su capacidad para participar en la vida civil y polรญtica del Estado en condiciones de igualdad, y sin discriminaciรณn.
Por muy odioso que haya sido el motรญn del Capitolio y por muy irresponsables que haya sido el lenguaje y las acciones de Trump, ahora se trata a todos sus partidarios, hayan participado o no en el ataque al Capitolio, como si fueran el equivalente a una cรฉlula de Al Qaeda.
Revisando lo que se comenta en Internet podemos notar dos narrativas dominantes. La primera considera que estas empresas son privadas y como tal deben poder censurar a los usuarios como consideren oportuno. La segunda es que las redes sociales estรกn influyendo tanto en la vida de los ciudadanos que incluso estรกn ejerciendo poder sobre las poblaciones como lo han hecho los Estados. Muchos creen que al igual que un organismo gubernamental, las redes sociales no pueden negar un permiso a una manifestaciรณn simplemente porque no estรกn de acuerdo.
Analizando los dos puntos de vistas seรฑalados, lo primero que hay que entender es que ningรบn agente, sea pรบblico o privado, puede quebrantar los derechos civiles de los ciudadanos. Por el contrario, tiene la responsabilidad de protegerlos. Igual sucede con los derechos humanos de libertad de pensamiento y de expresiรณn, derecho de rectificaciรณn o respuesta, derecho de reuniรณn y libertad de asociaciรณn que posee cada ser por el simple hecho de nacer.
En todo caso, las redes sociales no son Estados, ni organismos institucionales. Son compaรฑรญas privadas que poseen un monopolio virtual sobre Internet. Nada mรกs Amazon y Google tienen mรกs de 3.000 millones de usuarios. Tienen gigantescas bases de registros de ciudadanos, mรกs grandes que las de cualquier territorio sobre la Tierra. Son estas plataformas las que poseen las llaves de los espacios donde se produce el grueso de las reuniones de los ciudadanos, con intereses comunes o no.
Sobre Twitter, Facebook, Google, Instagram y Amazon se genera el discurso que moviliza al mundo. Incluso tienen la capacidad de moldear la opiniรณn pรบblica y orientar gran parte de las acciones de los ciudadanos, como lo expone el documental de Netflix El dilema de las redes sociales. โSi se quiere controlar a la poblaciรณn de un paรญs, no hay herramienta mรกs efectiva que Facebookโ, expone uno de los testimonios en su esfuerzo por mostrarnos la cuerda floja en la que se encuentra la humanidad.
Se debe a que estas plataformas donde se produce el discurso pรบblico del mundo, estรกn actuando sin responsabilidad social, ni transparencia y sin la posibilidad de garantizar que los usuarios tengan derecho a remediar cuando tomen decisiones equivocadas.
Los Principios de Santa Clara sobre la transparencia y la responsabilidad en la moderaciรณn de contenidos, aprobados en 2019 por la mayorรญa de las plataformas digitales, no se estรกn cumpliendo.
Lo que piden los usuarios digitales con esta normativa es que las empresas de redes sociales tomen decisiones responsables y se aseguren de que estas no vulneren los derechos humanos.
Tambiรฉn vale preguntarse ยฟpor quรฉ en este caso no aplica la Ley de Decencia de Comunicaciones (Communications Decency Act)? Esta norma es la que usan las redes y los medios de EE. UU. para alegar que no son responsables de lo que escriben sus usuarios.
Como dijo el senador de Florida Marco Rubio, ยซahora vivimos en un paรญs en el que cuatro o cinco empresas, no elegidas, que no rinden cuentas, tienen el poder de monopolio para decidir y decir: vamos a eliminar a la gente, vamos a borrarla de cualquier plataforma digitalยป.
Rubio se referรญa a su paรญs Estados Unidos, pero en un mundo digital, en el que las fronteras no son tan visibles, hoy lo que sucede en Norteamรฉrica, maรฑana fรกcilmente podremos verlo en cualquier parte del planeta. Solo bastarรก con que eso sea relevante para un grupo, aunque perjudique a otros.
Para evitar que ocurra de esa manera, el primer paso serรญa lograr que los poderosos de las plataformas digitales entiendan que los individuos de todo el planeta tienen derecho a expresar sus opiniones. Incluso gozan de esa misma libertad, los mรกs violentos, los racistas, los pobres, los ricos, en fin, todos deben sentirse libres de hablar sin temor a las consecuencias, a ser expulsados o bloqueados.
Escucha el mensaje de Bitcoin
No podemos entender la libertad sin tratar tambiรฉn el poder y la gobernanza. Al menos eso, es algo que nos ha enseรฑado Bitcoin y su sistema descentralizado. Su propuesta emergiรณ como una alternativa en medio de la crisis financiera global que desencadenรณ la quiebra del banco de inversiรณn estadounidense Lehman Brothers, llevando al mundo a una recesiรณn econรณmica.
En ese momento, la poblaciรณn mundial necesitaba un nuevo mecanismo que intentara sacar del juego a las instituciones bancarias. Estos habรญan perdido la confianza de los inversionistas y clientes cuando quedรณ claro que los instrumentos financieros complejos que comercializaron en grandes volรบmenes, contribuyeron significativamente a la crisis.
Con Bitcoin los ciudadanos tienen la opciรณn de dejar atrรกs a los viejos esquemas de concentraciรณn de poder y capitales. De esa manera, la criptomoneda pionera se presentรณ ante la humanidad para mostrar que su sistema descentralizado puede ser eficaz ante la concentraciรณn de poder que afecta al mundo.
Con la apariciรณn de Bitcoin, de a poco, los ciudadanos comprendieron que su cadena de bloques o blockchain estรก en la capacidad de tener una base de datos descentralizada que no es propiedad de nadie. Para escapar de la centralizaciรณn, el control y la vigilancia digital, seguramente lo que el mundo necesita es, al menos, una red social que tenga las mismas caracterรญsticas que posee el diseรฑo de la criptomoneda creada por Satoshi Nakamoto.
Aunque hoy existen algunas iniciativas de redes sociales basadas en blockchain, hasta ahora no se ha dado a conocer la primera que plantee un modelo similar al de Bitcoin. Esta serรญa una plataforma que le conceda al usuario las claves privadas con las que pueda ser el dueรฑo absoluto de su propio contenido, sin la intervenciรณn de terceros. Tambiรฉn tendrรญa un ecosistema en el que no existe una figura central, pero sรญ reglas para que reine el civismo. Que se incentive el buen comportamiento y se castigue el abuso. Por eso, serรก libre de censura y discriminaciรณn.
El proyecto debe ser de cรณdigo abierto, donde todos puedan participar para mantenerlo vivo. Donde haya desarrolladores dedicados a trabajar en las mejoras que, una vez logradas serรกn aprobadas por una comunidad preocupada por la salud de toda la red. Es posible que tengamos que esperar aรฑos para conocer un proyecto asรญ, pero seguramente valdrรก la pena.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artรญculo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opiniรณn del autor es a tรญtulo informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendaciรณn de inversiรณn ni asesorรญa financiera.