La tecnología blockchain nació, en un primer momento como la tecnología subyacente para el intercambio y registro de transacciones en divisas digitales a través del internet desde cualquier parte del mundo.
La idea de una moneda digital descentralizada, es decir, no emitida por ninguna entidad central como bancos o gobiernos, y cuyo registro se mantuviera de manera permanente e inalterable en un libro contable público, es sin duda un punto de inflexión en la manera en la que realizamos intercambios y transacciones en el mercado diariamente.
No son secreto para nadie que conozca la tecnología, los beneficios que se desprenden de la existencia de la blockchain, acelerando en gran medida la rapidez en la que realizamos intercambios y facilitando las transacciones a través de las fronteras, haciendo cada vez más porosos los límites entre los países.
Sin embargo, la sola existencia de monedas digitales descentralizadas atenta directamente sobre una actividad que, durante siglos, ha sido monopolio único de los gobiernos: la emisión de dinero. Además, acaba con la ilusión de que el dinero emitido por los gobiernos está respaldado en algo más que confianza, hecho que no es así desde el fin del Patrón Oro en 1971.
Además, el hecho de que cualquier particular pueda certificar las transacciones que se hacen en el mundo mediante la tecnología de minería, podría llegar a subvertir profundamente la hegemonía bancaria en el sistema financiero, como bien lo pronosticó la consultora McKinsey & Company.
No obstante, los bancos, como instituciones ya veteranas, con la más larga data de hegemonía en el sistema financiero, no dejarán que esto suceda con tanta facilidad. Cada vez son más los bancos que se alían con el fin de realizar investigaciones en tecnología Blockchain. Puede comentarse el caso de las 30 compañías asociadas en torno a la startup R3, o el recientemente creado Post Trade Distributed Ledger Group.
Aunque estas investigaciones sean la jugada más lógica que pueden tomar, como cualquier organismo de la naturaleza que desee sobrevivir, lo cierto es que han podido observarse algunas actitudes anticompetitivas por parte de algunos bancos en contra de pequeñas startups bitcoin, como podrían mencionarse en el caso del cierre de cuentas bancarias en Australia.
Es un lugar común dentro de las teorías del poder, la idea de que el ejercicio prolongado de este por parte de un solo actor tiende a la seducción y al apego. Nicolás Maquiavelo, en su Príncipe, enuncia los principios de lo que posteriormente se conocería bajo el nombre de Razón de Estado. La Razón de Estado podría entenderse sucintamente como la necesidad de que el gobernante haga uso de todos los recursos que tiene a su disposición para mantenere lo Stato, en este caso, mantener el poder.
Entre las recomendaciones que ofrecía Maquiavelo a Lorenzo de Medici como necesario para mantener el poder, se encontraba la conquista o eliminación de todos los principados pequeños que existieran cerca de las fronteras y que pudieran convertirse en una potencial amenaza en caso de aliarse en contra de el, al observar el creciente poderío del propio principado.
Esto es parte de lo que puede observarse en las relaciones de poder ejercidas entre los bancos y las pequeñas startups bitcoin. Y aunque pocos han sido los ataques flagrantes, si puede sentirse una tensión parecida a una Guerra Fría entre ambos actores. Hasta hace poco, se había observado como los bancos habían permanecido silentes ante el desarrollo de la tecnología por parte de las startups bitcoin, observándola con suspicacia y hasta con un dejo de menos precio.
La idea de Bitcoin nace en el año 2008 y no es hasta este año, 2015, en el que los bancos han empezado a demostrar un verdadero interés en el desarrollo e investigación de la tecnología. Este interés, nace al tomar consciencia de la miríada de usos que puede alcanzar a abarcar y las cifras billonarias que puede llegar a ahorrarles en caso de una progresiva adopción.
El interés de muchos de estos bancos, como siempre ha sido su naturaleza, es la creación de blockchains privadas en las cuales sólo los socios invitados puedan participar. Esto contraviene directamente contra los principales valores sobre los que se erige bitcoin: el carácter público y la descentralización.
El economista John Matonis, ex director ejecutivo de la Bitcoin Foundation, piensa que los cárteles bancarios, obsesionados con las blockchains privadas, deben responder a una pregunta fundamental: ¿Estas blockchains privadas serán capaces de ser usadas contra pequeñas instituciones financieras o naciones más débiles para instituir un bloqueo, así como pueden hacerlo SWIFT y CHAPS hoy en día?
SWIFT es un sistema de pago electrónico utilizado para transferir cualquier suma de dinero a través de las fronteras. Como el único sistema de pagos global de dinero fiduciario, SWIFT ha sido usado para ejercer presión en la imposición de sus políticas económicas a otros países, habiendo bloqueado la participación de Irán, así como amenazado a Rusia y a Israel de ser bloqueados. Si han llevado estas acciones al tener el monopolio del sistema de pagos internacional de dinero fiduciario, ¿qué podría impedirles adelantar las mismas acciones con blockchain?
Matonis comenta que si la blockchain no es de libre acceso, todo el discurso sobre la disrupción tecnológica por parte de la startups caería y solo habría sido una emulación de los cárteles bancarios.
Sin embargo, observando todo el potencial de control arbitrario que ofrecen los monopolios, así como el poder que ofrece un sistema de pago interbancario, actores como China y Rusia se han aliado para construir su propio consorcio que compita con SWIFT, en caso de que este sistema decida bloquearlos de su acceso.
El acceso a una blockchain pública entró en funcionamiento mucho antes de la creación de blockchains privadas. Y si se toma en cuenta la común propensión de los usuarios a los servicios gratuitos en vez de los pagos, la blockchain pública todavía posee una ventaja competitiva en relación a otras blockchains privadas. Esta es una de las razones por las que las certificaciones de transacciones en blockchain deben seguir siendo gratuitas.
Quizás en parte por estas razones, Matonis se mantiene optimista con relación al potencial que poseen las startups para lograr imponer su disrupción sobre el actual sistema financiero, quienes buscan realizar los cambios desde adentro hacia afuera:
La disrupción no funciona de esa manera. Viene de afuera, no de adentro. Si le das una mirada a Uber, son la más grande compañía de taxis en el mundo y no son dueños de ningún taxi. Uber llegó con la tecnología subyacente para atacar desde otro vector y es lo mismo que sucederá con la industria bancaria, solo que los bancos no lo han aceptado. Serán cambiados de la misma manera por una tecnología exógena y no serán capaces de usurpar la tecnología subyacente y realizar el cambio ellos mismos desde adentro porque eso cambiaría completamente lo que son.
John Matonis
Muchos han dicho que para la supervivencia de las instituciones bancarias, en el marco de los cambios tecnológicos que se están suscitando en la actualidad en el mundo de las finanzas, éstas deben adoptar la tecnología blockchain a su sistema. Hasta el mismo Matonis ha comentado que los bancos pueden salvar costos adoptando blockchain y les será beneficioso para prepararse para el futuro.
Otro posible uso que observa Matonis para Bitcoin es como depósito de valor o como un activo de reserva, tal y como lo es el oro, funcionando de cierta manera como lo hace el oro en la actualidad. No obstante, Matonis no está tan convencido de que los bancos puedan seguir manteniendo su supremacía en las finanzas mundiales y sentencia un pronóstico lapidario:
En el futuro, la más grande red financiera no será propiedad de ningún banco y la divisa de mayor circulación no será emitida por gobiernos.
John Matonis
Volviendo a la pregunta sobre las blockchains privadas, Matonis concluye que las blockchains privadas deben ser llamadas por lo que realmente son: mecanismos de transferencia de riqueza de bancos a consultores de tecnologías financieras.
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