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La ola de adopción institucional de BTC está trayendo a nuevas personalidades al sector.
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Parecen compartir un discurso bitcoiner duro, pero tienen reparos en aceptar propuestas radicales.
Durante los últimos años hemos visto aparecer en la escena a nuevos bitcoiners venidos del mundo corporativo tradicional que parecen compartir al 100% los ideales de Satoshi, Andreas Antonopoulos y todos los que estuvieron desde el comienzo.
En este artículo voy a reflexionar sobre la forma que está adoptando el discurso de estos nuevos influencers, en qué se parecen y en qué se diferencian de aquellas propuestas radicales. No es la primera tendencia que vemos en este sentido, pero es la primera que parece aceptar a Bitcoin de forma completa, sin miramientos.
Primeras olas
Recapitulando, podemos identificar dos grandes tendencias de adopción institucional que ocurrieron anteriormente. La primera, aproximadamente entre 2014 y 2018, fue la de “blockchain, no Bitcoin”. Este fue el intento de aislar la tecnología blockchain para usos corporativos como una implementación puramente técnica, dejando de lado todas sus características económicas y políticas. Hyperledger es un producto icónico de esta tendencia.
La segunda ola comenzó poco después de que Ethereum se creara, tuvo su auge luego del crash de 2017 y terminó con la caída de FTX en 2022. El lema fue “Crypto, no Bitcoin”. Es la ola de los crypto-bros: ICO, NFT, metaverso, DeFi, airdrop, yield farming, WAGMI, etc. Una combinación de desdibujada retórica radical cypherpunk con optimismo emprendedor de Silicon Valley.
La retórica de esta tendencia era que Bitcoin era tecnología vieja y estancada, y que los “emprendedores” de crypto estaban inventando la nueva BTC 2.0 que iba a ser mucho más revolucionaria y que comprarla era equivalente a ser un héroe de la próxima edad dorada de la humanidad. Estos proyectos generalmente eran startups, pero lograban acumular gran capital y muchas veces, como en el caso de FTX, lograron bastante aceptación en el mundo financiero.
No digo que ya no existan compañías o proyectos de estas dos tendencias, pero ciertamente su momento de gloria ya pasó y ahora tienen mucha menos atención de la opinión pública. Ahora estamos viendo una ola en la que instituciones “serias” están mirando a Bitcoin como un activo financiero legítimo. Veamos de qué manera lo hacen.
“Sentarse en la mesa de los adultos”
En 2018, Sheila Bair, una exfuncionaria del gobierno estadounidense (que tuvo bastante relevancia en la respuesta gubernamental a la crisis de 2008, dicho sea de paso) escribió una nota de opinión en Coindesk con el título: “De la salita de los niños al lino blanco: Adiós a la anarquía infantil de Crypto”. En esta nota, como anticipa su título, la autora compara al mercado cripto con un niño que tiene su cena en una sala infantil, pero que al madurar se le permite sentarse en la mesa de los grandes, que serían los bancos, gobiernos y corporaciones.
Esta nota se escribió en el contexto de la aparición de mercados de futuros de Bitcoin y de propuestas para fondos de inversión en Bitcoin, que finalmente no fueron aceptados sino hasta este año, 2024. La nota se refiere principalmente al desregulado ecosistema de exchanges de ese modo condescendiente, pero no es necesaria una gran gimnasia mental para entender que esa narrativa ataca también directamente a los principios agoristas y cripto-anarquistas en los que se fundó tal ecosistema.
El momento de la adopción institucional de Bitcoin estuvo a la vuelta de la esquina por muchos años, pero 2024 ha sido un año clave en al menos dos aspectos: la aceptación de los ETF de Bitcoin en EE. UU. y la participación de políticos estadounidenses en una de las mayores conferencias de Bitcoin, con la propuesta del candidato presidencial Donald Trump de convertir a la primera criptomoneda en un activo de reserva estratégico para el país.
“Bitcoin, pero no tan Bitcoin”, el auge de los cripto-moderados
Esta tendencia es un poco más sutil que las anteriores, ya que no rechaza a Bitcoin, pero le abre los brazos de manera parcial. Tomemos el discurso de dos grandes figuras de esta ola corporativa de adopción de Bitcoin: BlackRock y MicroStrategy.
Larry Fink, CEO de Blackrock, dijo lo siguiente luego de aprobados sus ETF de Bitcoin a inicios de 2024:
[bitcoin] es «un activo que te protege».
«Creo que sube si el mundo está asustado, si la gente tiene miedo de los riesgos geopolíticos, tiene miedo de sus propios riesgos», (…) «No es diferente de lo que representó el oro durante miles de años. Es una clase de activo que te protege».
Larry Fink, CEO de BlackRock
Michael Saylor, fundador de MicroStrategy, fue más contundente en esta entrevista de 2022:
«Bitcoin no compite con el dólar. No es una moneda». – Señalando que la definición de moneda es que puede utilizarse como medio de cambio sin que se produzca un hecho imponible.
«“ Criptomoneda” es el peor término, porque legalmente, no es una moneda. ‘Criptomoneda’ es un término intelectual, pero el problema es que la mayoría de la gente equipara dinero con moneda, y así caen en las mismas trampas cognitivas. ‘Criptopropiedad’ es mucho mejor».
Michael Saylor, CEO de Microstrategy
La idea central es aceptar a bitcoin como una reserva de valor, pero no como un medio de intercambio. No se trata solamente de que “no llegó a ahí todavía” sino de que no es su objetivo y no es deseable que sea un medio de intercambio, es decir, una moneda.
Si bien esto puede parecer un asunto de poca importancia, en realidad se trata de un abandono intencional de las ideas más radicales de Bitcoin: pretender que Bitcoin sea un medio de intercambio es desafiar abiertamente el monopolio estatal sobre la emisión monetaria, pero los líderes corporativos no quieren eso.
Por esa razón intentan presentar a bitcoin como una inofensiva reserva de valor, como una commodity que puede comprarse para guardar los ahorros mientras el dólar sigue siendo la moneda de cambio. En ese sentido, también presentan a Bitcoin como la invención genial de un solo individuo y no como una iteración exitosa varios experimentos cypherpunks para crear una moneda digital descentralizada. Pero incluso si leemos el paper original de Nakamoto, su título es “Bitcoin: un sistema de dinero en efectivo electrónico peer-to-peer” y ya el resumen explica que su propósito es “enviar pagos online directamente entre las partes y sin pasar a través de una institución financiera”. Es decir, el hecho de que Bitcoin funcione para almacenar valor es secundario respecto a su objetivo principal que es transferir el valor de forma P2P.
Si bien considero que la aparición de esta tendencia es una victoria para Bitcoin y el movimiento cypherpunk en el terreno de la legitimidad, no hay que perder de vista que estos líderes corporativos no piensan llevar a Bitcoin hasta sus últimas consecuencias. Son los privilegiados del status quo previo a Bitcoin y pretenden mantenerlo.
Volvamos al caso del gobierno estadounidense y su idea de Bitcoin como reserva estratégica ¿qué implica esto? Como dije, el dólar permanecerá como moneda de cambio mientras el gobierno estadounidense tendrá una reserva de bitcoins junto a su reserva de oro de Fort Knox.
En caso de que el dólar pierda su hegemonía como moneda global, tendrán el oro para mantener su poderío económico; y en caso de que el oro falle también, tendrán bitcoins. Los cripto-moderados corporativos pretenden convencer a sus gobiernos, con los que trabajan codo a codo, de asegurar una reserva de bitcoins para financiarse y mantener su hegemonía conjunta. Esto puede derivar en al menos dos escenarios posibles.
Escenario 1: cambiar todo para que nada cambie
Similar a lo que ocurre con otras commodities que alguna vez se usaron como moneda, la auto custodia de tus bitcoins se vuelve desaconsejable o hasta ilegal. Solamente se puede interactuar con la red a través de un banco o una entidad financiera habilitada con KYC. Cada minero tiene que tener una licencia y debe monitorear la red para cumplir con las normativas vigentes, bloquear y reportar transacciones sospechosas.
Los “expertos” del gobierno y de grandes corporaciones manejan bitcoin, el activo (que no es una moneda) y deciden sobre el desarrollo de Bitcoin (el software), a través del financiamiento a los desarrolladores más afines a ellos o de alguna federación entre varias compañías y entes de gobierno. Bitcoin™ se convierte en una pieza más del sistema financiero global (RegFi) sin modificarlo sustancialmente, ayudando con transacciones más eficientes y transparentes a los actores más poderosos, mientras la mayoría de la población sigue bajo un patrón fíat.
Escenario 2: bitcoin como caballo de Troya
Los cripto-moderados creen que pueden controlar a Bitcoin, pero sus características intrínsecas terminan haciendo que sean ellos los que terminan siendo funcionales a los ideales cripto-anarquistas. Esta predicción no es nueva, ya desde 2016 se escribió al respecto y hasta ahora fue muy acertada. Sea por acción o por omisión, Bitcoin es un sistema imperfecto en cuanto a privacidad, lo que le permite ser atractiva para los reguladores a diferencia de las Privacycoins, por ejemplo.
El abrirle las puertas al activo bitcoin por su potencial de apreciación y su transparencia puede jugarles en contra a los amos del sistema porque estarán legitimando y dejando competir a una moneda más fuerte que las suyas y sobre la cual no tienen control. La naturaleza open-source de Bitcoin y la posibilidad de extender su funcionalidad para añadir mayor privacidad y resistencia a la censura es algo que fácilmente puede escapársele de las manos a los reguladores y éstos lo saben. El capital encuentra en Bitcoin una mejor forma de proteger su propiedad y ya no tiene necesidad del estado, por lo que lo abandona y da lugar a un tipo nuevo de sociedad post-estatal.
¿Quién va ganando esta carrera?
A riesgo de parecer demasiado optimista, digo que la posición radical, la cripto-anarquía, es la que está ganando en varios frentes.
En cuanto a distribución, los datos para abril de 2024 muestran que son individuos quienes tienen casi la mitad de los 21 millones de bitcoins.
En cuanto a la regulación, podríamos estar en un empate. La mayoría de los países del mundo permiten la autocustodia y no presentan grandes desafíos para mover bitcoin o crypto por canales sin KYC. El caso Samourai asustó a más de un desarrollador de software de privacidad, pero como contrapartida la Assange DAO logró poner en libertad al héroe cypherpunk. El asunto regulatorio es un juego del gato y el ratón y es probable que siga siendo así, con victorias y derrotas en distintos frentes para cada bando.
Por último, el desarrollo es un terreno donde también está ganando con ventaja la comunidad abierta. Si bien los core developers son criticados por tener una mentalidad poco política y más técnica, mantienen su independencia y reciben financiamiento de varias organizaciones de forma incondicional.
La neutralidad de Bitcoin se mantiene como un pilar fundamental y la gran mayoría de software y herramientas en el espacio es libre y de código abierto. Las corporaciones que acumulan bitcoins no están teniendo influencia alguna en el desarrollo del protocolo Bitcoin y prefieren mantenerlo sin grandes cambios.
Conclusión
La última ola de adopción institucional es un éxito indiscutible para Bitcoin, pero viene acompañada de un discurso institucionalista que pone en cuestión sus aspectos centrales y sus implicaciones más radicales. Es importante mantener la iniciativa y que sean los reguladores y las instituciones los que tengan que adaptarse a la naturaleza de Bitcoin y no al contrario. Para esto en primer lugar no hay que dejarse llevar por ese discurso ni siquiera como un mal necesario.
Bitcoin no debe ceder su privacidad o su función de medio de cambio para que las instituciones la adopten. En segundo lugar, hay que seguir construyendo y utilizando Bitcoin en todo su potencial: con billeteras de auto custodia como Phoenix o Muun, con servicios de compraventa sin KYC, con trabajos en la industria pagados en bitcoin y con contribuciones al desarrollo de esta tecnología.
Descargo de responsabilidad: Los puntos de vista y opiniones expresadas en este artículo pertenecen a su autor y no necesariamente reflejan aquellas de CriptoNoticias. La opinión del autor es a título informativo y en ninguna circunstancia constituye una recomendación de inversión ni asesoría financiera.