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En medio del caos, bitcoin es más seguro que cualquier billete, banco o plataforma.
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La volatilidad podría jugar en contra, pero bitcoin sigue dando otras garantías.
Las vías están colapsadas. Los carros no avanzan. Todo es confusión, miedo y tensión. El telón de fondo es el incesante ruido de las cornetas, de las bocinas de los vehículos cuyos conductores huyen en un desesperado intento. Mientras tanto, la posibilidad de un sonido mayor (y mucho más atemorizante) se respira entre los presentes: ¿caerá una nueva bomba? ¿Cuándo? ¿Tendré tiempo de salir? ¿Estaré a salvo?
Al otro lado de la ciudad, otra fila. Esta vez son personas alineadas en medio de su desesperación por tener dinero en mano, intentando retirar efectivo de sus respectivas cuentas bancarias. Muchos de ellos, quizá la mayoría, no lo van a lograr: su capital está retenido en los bancos en medio de una guerra. Demasiada demanda, poco tiempo. No es el escenario ideal.
Habrá unos pocos que logren los dos objetivos: tendrán dinero en sus manos y lograrán abandonar la ciudad de Kiev, en Ucrania. Quizá ya lo lograron, mientras escribo estas letras. Pero todavía queda un tercer obstáculo por superar: ¿podrán cruzar fronteras, o incluso pasar alcabalas con ese dinero efectivamente en su poder?
En medio de una guerra, las reglas parecen desdibujarse. Confiscaciones, retenciones arbitrarias y un resultado devastador: familias enteras despojadas o alejadas de su capital en medio de un caos mayor. Y no contemos con las viviendas abandonadas, propiedades de todo tipo dejadas atrás a la carrera.
Pero hay algo más: los medios reportan que el gobierno de Ucrania está evitando la salida de los varones en ciertos rangos etarios. Deben quedarse a defender su país contra las fuerzas militares rusas. Poco importa si sus familias salen delante de ellos. Solo quedará una breve despedida y poco más que una duda: ¿los volveré a ver? ¿Estarán bien?
Dinero inconfiscable y transfronterizo
Los gobiernos pueden retener tu dinero cada vez que lo deseen. Los bancos sirven de instrumento para ello, mientras las plataformas digitales de todo tipo no pueden sino ceñirse a las reglas de juego que le imponga su jurisdicción de operaciones. Deben regirse por las leyes, en resumen.
El más reciente ejemplo de ello es Canadá. Valoraciones morales, éticas o políticas al margen, el hecho es uno concreto: el gobierno de Canadá pudo echar mano al dinero de sus ciudadanos. Porque la ley se lo permite y tiene las herramientas para hacerlo.
Los canadienses descubrieron a la mala por qué es importante un dinero que sea realmente inconfiscable. Al menos, en las circunstancias correctas, eso entrega Bitcoin a sus usuarios: la propiedad absoluta e irrevocable de su dinero.
El gobierno, los bancos, los militares. Nadie puede quitarte un dinero que no pueden ver o al que no pueden acceder. Para eso, el escenario cambia mucho entre tener billetes o un papelito arrugado con unas palabras que no le dicen nada a nadie más que a ti: su frase semilla o de recuperación de tu monedero.
Ni siquiera debes llevar un monedero frío (que podrían identificar terceros) o uno móvil en tu teléfono celular. Mientras las llaves privadas estén bajo tu control, podrás contar con tus bitcoins donde quiera que vayas.
Volatilidad en contra, seguridad a favor
Muchos dirán que en un contexto caótico y de guerra la sola posibilidad de perder valor en tus ahorros o parte importante de tu capital podría ser demoledora para la economía de una familia que busca refugio. Y no sin razón.
Ahí la volatilidad de bitcoin en el mercado puede jugar en contra. También a favor, en caso de un alza repentina de su precio, aunque en una situación de desesperación, nada peor que el temor de perder dinero.
Una primera probada de esta posibilidad se vivió este jueves 24 de febrero, cuando la noticia del inicio de la operación militar rusa en Ucrania causó una caída vertiginosa no solo de bitcoin sino de otros activos de riesgo. Sin embargo, la caída se revirtió en cuestión de horas y BTC, ahora mismo, está este viernes por encima de lo que estuvo la mañana del jueves.
Lo cierto es que, si bien la criptomoneda se recuperó rápidamente, el riesgo está latente: y que, mientras cruzas una frontera en busca de una nueva vida lejos de bombas y misiles, no debe resultar muy alentador que el 10% de tus fondos se desvanezcan por la especulación en el mercado. Una que, cabe acotar, también puede ser producto de la misma guerra de la que huyes.
Ahora, ¿hay acaso una mejor alternativa? Habrá quienes consideren que es mejor usar dinero fíat en versiones digitales. Incluso, con sus correlativos del mundo de las criptomonedas, las stablecoins. ¿Pero hay acaso garantías de que con tether (USDT), por ejemplo, no hay posibilidad de confiscaciones? ¿Acaso otras criptomonedas son las respuesta? Tether, ya hemos visto, puede revertir operaciones. Y con empresas detrás que deben responder a gobiernos y reguladores, la cosa no pinta muy bien.
Solo BTC está libre de empresas o actores que deban actuar forzados por gobiernos, políticos y reguladores. Bitcoin, con miles de nodos y un poder de procesamiento distribuido ampliamente por el mundo, no tiene punto único de fallo. Y si las llaves de tu monedero están resguardadas por ti mismo o tus familiares, creo que podríamos estar de acuerdo en algo: más vale algo en tus manos (depreciado o no por la volatilidad) que tener todo bajo el poder de otros.
Atrás queda la guerra, ¿también tu dinero?
Dos familias lograron cruzar la frontera entre Ucrania y Polonia, una junto a la otra. Las dos creen que en Varsovia puede estar su futuro. Atrás quedan las bombas, ya no se escuchan explosiones. Los niños comienzan a reír de nuevo, a pesar de los temblores y cierta melancolía.
Aunque todos están a salvo ahora, hay dos destinos diferentes en el horizonte. Una de las familias logró sacar sus ahorros de los bancos ucranianos a tiempo, pero no podrán usar ese dinero para poner los cimientos de su nueva vida: poco a poco, de billete en billete, su capital fue quedando repartido en manos de uno, dos, tres soldados. Cada alcabala fue mermando sus ahorros, sin que nada pudieran hacer.
La otra, con poco dinero que entregar, fue dejando regadas en el camino unas pocas prendas que ayudarían luego de ser vendidas. La diferencia era en lo que efectivamente ocultaron en su transitar. Su poco más de medio bitcoin perdió momentáneamente su valor en el mercado, pero sigue, inmutable, en su poder.
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