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Es sentido común considerar a Bitcoin un “dinero privado”.
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Gran parte de la fortaleza de Bitcoin viene en realidad de sus aspectos públicos.
En este artículo voy a poner en cuestión la concepción según la cual Bitcoin es una forma de “dinero privado”. En principio voy a exponer qué es lo que entendemos por público y privado y cómo aplica esto a la moneda. Luego, examinaré los componentes que conforman Bitcoin tratando de clasificarlos como “públicos” o “privados”. Por último, ofreceré mi conclusión acerca de si tiene sentido considerar a Bitcoin como “dinero privado”.
Lo público y lo privado en lo monetario
Comencemos por las definiciones de diccionario y etimológicas. La Real Academia española nos presenta 9 definiciones de público/a y 7 de privado/a. De estas tomaré las que son relevantes a esta discusión, a saber:
Público, ca
Del lat. publĭcus.
1. adj. Conocido o sabido por todos.
2. adj. Dicho de una cosa: Que se hace a la vista de todos.
3. adj. Perteneciente o relativo al Estado o a otra Administración. Colegio, hospital público.
4. adj. Dicho de una cosa: Accesible a todos.
5. adj. Dicho de una cosa: Destinada al público.
Privado1, da
Del part. de privar; lat. privātus.
1. adj. Que se ejecuta a vista de pocos, familiar y domésticamente, sin formalidad ni ceremonia alguna.
2. adj. Particular y personal de cada individuo.
3. adj. Que no es de propiedad pública o estatal, sino que pertenece a particulares. Clínica privada.
Con esas definiciones generales establecidas, podemos ahondar en el tema de la moneda. Una moneda es en principio algo que se posee de forma privada (definición 2). Sin embargo, el estatus monetario de un bien depende de su aceptación como medio de cambio universal y de que las unidades sean iguales unas con otras, lo cual acerca a un sistema monetario en su conjunto a las definiciones 1, 4 y 5 de “público”.
Además de eso, también hay que tener en cuenta su origen, que está relacionado con las definiciones 3 de ambos conceptos: si quien emite y respalda esa moneda es un Estado o un particular. Este es el criterio con el cual se juzga que Bitcoin es una forma de dinero privado, por oposición a las monedas fíat emitidas por los Estados. Sin embargo, veremos que esa definición es problemática.
¿Qué tiene Bitcoin de privado y de público?
Veamos los componentes de Bitcoin para entender si son públicos o privados:
- El código fuente: es abierto y no está sujeto a licencia ni derechos de autor.
- El logotipo: está en el dominio público.
- El libro de contabilidad: se comparte en una red P2P a cualquier nodo que se conecta, se lo entiende como un registro público de todas las transacciones (public ledger).
- Las claves: son creadas por cada usuario en sus propios dispositivos de forma privada.
- Desarrollo y funcionamiento: lo llevan a cabo programadores independientes, mineros y usuarios, los primeros a veces apoyados por algún tipo de financiación. No existe una empresa u organización (pública o privada) que lleve a cabo el desarrollo de Bitcoin de manera exclusiva ni jerárquica. Las decisiones se toman por consenso, con el riesgo de bifurcación de no lograrse tal cosa.
El único elemento que podemos llamar “privado” en Bitcoin tiene ese adjetivo en el nombre: la clave privada. Todos los demás elementos son públicos en todos los sentidos mencionados al inicio salvo el 3. Esto es crucial para entender cómo Bitcoin tuvo éxito donde el dinero privado falló.
La propuesta más contundente a favor de un sistema monetario de índole privada y no pública es La desnacionalización del dinero del economista F.A. Hayek. En ese libro propone un régimen de libre competencia monetaria entre empresas privadas. El rol del Estado se limitaría a permitir la libre circulación de estas monedas, así como también las emitidas por otros Estados nacionales.
Esta propuesta desde ya no fue aceptada en Europa y en cambio se creó la moneda supranacional, el euro. Hayek seguramente sabía que esto sería así, dado que estaba pidiéndole al Estado que actuara en contra de sus propios intereses. Pero además de eso, este tipo de régimen conllevaría el riesgo de presentar puntos centrales de falla.
Eso es algo que, como bien sabemos, fue el quid de la cuestión de los cypherpunks en las décadas siguientes hasta ser resuelto por Nakamoto con Bitcoin. Lo que me parece importante destacar es que esto fue posible no gracias a una organización privada más fuerte que el Estado sino, al contrario, gracias a una tecnología más pública que el Estado mismo.
Conclusión
El binarismo “público = estatal; privado = no estatal” no nos permite comprender realmente cómo Bitcoin logró romper de forma efectiva el monopolio estatal sobre la moneda. No fue a través de un ente privado emitiendo moneda digital, algo que se intenta de vez en cuando y los gobiernos son capaces de destruir rápidamente, sino llevando el concepto de público aún más lejos.
Bitcoin es un bien público, tan público que ningún Estado particular es capaz de acaparar y controlar. Su tecnología de cadena de bloques, además, siendo un bien público a su vez, permite concebir la esfera de lo público como algo que trasciende la concepción del Estado moderno. En lugar de delegar en funcionarios las tareas de gestión de lo público, la cadena de bloques permite el cumplimiento automático de las mismas.
Las normas del sistema son públicas e iguales para todos, pero superan al modelo estatal al menos en dos cuestiones: la adhesión es completamente voluntaria en lugar de coercitiva; y no hay actores privilegiados en el sistema. Ante todo, es un sistema basado en premios en lugar de castigos, como lo es el Estado nacional.
Es un poco irónico que un movimiento que aboga por la privacidad radical haya logrado la forma de registro público más radical conocida hasta ahora. Es irónico, pero también es lógico, ya que , por un lado, para cambiar el sistema hay que inventar otro mejor; y por otro, porque la privacidad está en el lugar en el que tiene que estar: en el usuario, en el individuo, y no en quien controla el sistema.
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