El secuestro de datos por Internet y solicitud de rescate en bitcoins se está volviendo un fenómeno cada vez más frecuente. En la medida en que la difusión de la criptomoneda se hace más amplia, con mayor regularidad se escuchan noticias de ataques ransomware en distintos entes públicos y privados. A pesar de los perjuicios e incomodidades que estos actos delictivos pueden causar, no hay que negar que pedir rescates en bitcoins es una manera de obligar a utilizar la criptomoneda a personas que de ninguna otra manera lo hubieran considerado; un aumento en el número de transacciones que inevitablemente incide en el precio de la criptomoneda.
Hay que aclarar que la intención de este artículo no es realizar ningún tipo de apología del crimen. Secuestrar datos de personas mediante encriptación y pedir dinero a cambio de la clave de la liberación de los mismos, no es más que otra vil manera de robar, tan solo que en formato digital. Así mismo, este tipo de actos delictivos van en contra de los principios de la comunidad cypherpunk, de cuyo seno nació bitcoin, siendo su máxima principal “privacidad para el débil, transparencia para el poderoso”. Sin embargo, resulta de utilidad echar un vistazo a otras caras de la moneda y observar las distintas consecuencias que pueden derivarse de un mismo evento.
Ransomware para la difusión
«Peor que hablen mal de ti, es que no lo hagan», decía Oscar Wilde en el siglo XIX, frase que se ha vuelto un lugar común en nuestra sociedad mercadotécnica. A pesar de los prejuicios que puedan fomentarse contra la criptomoneda por el hecho de que hackers usen bitcoins, no hay que negar que estas extorsiones impulsan la difusión de la criptodivisa. Bitcoin es una moneda como cualquier otra y el dinero no tiene moral; los fines para los que los hombres disponen su dinero son cuestiones humanas, no monetarias. Si bien es cierto que las cualidades de pseudonimato e inmediatez propias de bitcoin ofrecen facilidades a los hackers, antes de la aparición de bitcoin ya existía el crimen cibernético (el primer ransomware data de 1989). Con todo, que los hackers soliciten criptomonedas como pago, solo le deja a las víctimas dos opciones: no realizar el pago o aprender a utilizar bitcoin.
Aumento de ataques, aumento del precio
Los hackers no discriminan. Entre el año 2015 y esta primera mitad del 2016, en CriptoNoticias hemos cubierto ataques ransomware a hospitales, usuarios de Apple, Linux, Windows, WordPress, The Pirate Bay, y portales como BBC, MSN, The New York Times y AOL. Como puede observarse, la frecuencia de este tipo de ataques aumenta cada día, a tal punto que ha llegado a considerársele como la gran amenaza informática del 2016.
El aumento de estos ataques ha tenido consecuencias; no solo en la difusión de la criptomoneda, al dar de qué hablar sobre bitcoin y hasta verse en la necesidad de aprender a usarlo y conocer sus beneficios, sino en el precio del efectivo digital. Portales como Fast Company News le han atribuido al creciente número de ataques ransomware los últimos aumentos en el precio de bitcoin. Esto cobra sentido si se toma en cuenta el reporte realizado por la firma de inteligencia cibernética, Flashpoint, en el que dicen que los ransomwares generan alrededor de 7.500 dólares mensuales a los delincuentes; o la investigación realizada por la Alianza de Ataques Cibernéticos, la cual reconocía que el virus Cryptowall 3.0 había llegado a generar 325 millones de dólares en ingresos.
A veces, el perjuicio de algunos resulta en el beneficio de otros. Y con el precio de la criptomoneda a 583 dólares por bitcoin, es muy probable que algunos usuarios tengan algo que agradecer a los hackers. Sin embargo, es necesario promover iniciativas como la Blockchain Alliance para que este tipo de ataques dejen de ocurrir y así evitar ensuciar el nombre de bitcoin.
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