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La creación de dinero por vía digital es menos tangible, pero más influyente.
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La devaluación del dólar y la inflación son factores que benefician abiertamente a bitcoin.
Elon Musk, en su rol como director del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) en Estados Unidos, encendió nuevamente las alarmas por las fallas del sistema financiero tradicional. Musk usó la expresión “14 computadoras de dinero mágico” para ilustrar cómo se estaban generando fondos sin respaldo claro durante la administración anterior.
Musk señaló que las prácticas financieras de EE.UU. alimentan la inflación, un desafío recurrente que la Fed lucha por contener.
En un podcast en el que participó con el senador Ted Cruz, Musk dijo:
“Descubrimos 14 computadoras de dinero mágico, que simplemente pueden hacer dinero de la nada”.
El magnate, quien es el dueño de la red social X y las empresas SpaceX y Tesla, insinuó que esta capacidad de crear dinero se extendía a través de políticas aplicadas por diversos brazos del gobierno federal bajo el mandato de Joe Biden, durante la administración anterior.
Musk dijo que estas computadoras, que crean dinero “al aire”, solamente “emiten pagos”. Y con ello, parece eludir la emisión monetaria digital de la que se ha hablado antes y que está presente en la política de la Reserva Federal (Fed) desde hace varios años.
En Estados Unidos, la emisión de dinero involucra a la Fed, el Departamento del Tesoro y agencias como la Casa de la Moneda (U.S. Mint) y la Oficina de Grabado e Impresión (BEP). El dinero físico —billetes y monedas— representa solo una fracción de la oferta monetaria (10-15%), mientras que el dinero digital, en cuentas bancarias y reservas, es dominante en el sistema (85-90%).
El dinero físico empieza con las monedas, producidas por la Casa de la Moneda según la demanda proyectada por la Fed. En instalaciones como Filadelfia y Denver, se fabrican con metales como cobre y níquel, y luego se distribuyen a bancos comerciales a través de los 12 bancos regionales de la Fed.
Los billetes, en cambio, los imprime el BEP en lugares como Washington D.C. y Fort Worth, Texas, usando papel especial de algodón y lino con medidas de seguridad. La Fed ordena su producción para reemplazar billetes desgastados o atender la circulación, y estos se entregan a los bancos como “notas de la Reserva Federal”, respaldadas hoy solo por la confianza en la economía, no por oro.
El dinero digital, mucho más significativo, se crea de dos maneras. Primero, la Fed genera reservas electrónicas comprando bonos del Tesoro o activos (como hipotecas en crisis) a bancos e inversionistas, pagando con dinero recién creado que aparece como créditos en las cuentas de los bancos con la Fed.
Segundo, los bancos comerciales multiplican este dinero mediante el sistema de reserva fraccional: de un depósito de USD 100, reservan solo un 10% (USD 10) y prestan USD 90, que se redepositan y prestan nuevamente, multiplicando la oferta monetaria (M1 o M2) hasta diez veces en teoría. Este dinero existe como números en cuentas, accesible vía tarjetas o transferencias, sin necesidad de billetes físicos.
No es poca cosa la forma en la que la Fed de EE. UU. emite dinero de manera digital y el impacto que esto tiene sobre la oferta monetaria, también conocida como M2, que no es más que una medida económica que engloba todo el dinero circulante en la economía.
En el contexto global, la M2 está tocando máximos históricos, lo que significa que la oferta monetaria de las economías mundiales está en ascenso. Y esto no es nuevo, ya que desde la crisis financiera del 2008 y la pandemia de COVID-19 en el 2020, los gobiernos y bancos centrales han inyectado cantidades masivas de liquidez al sistema financiero.
¿Por qué bitcoin subirá de precio?
La revelación de Musk sobre las “14 computadoras” que emiten dinero a la nada alude a esta capacidad de crear dinero digital con pocos límites tangibles, lo que lleva a la devaluación del dólar y la pérdida de confianza. Esto, debido a que el billete verde, sin respaldo físico desde 1971, pierde valor con el tiempo debido a la emisión excesiva.
A diferencia de las monedas fíat como el dólar estadounidense, la oferta circulante de bitcoin no está controlada por ningún ente centralizado o gubernamental, como es el caso de los bancos centrales o, más precisamente, la Reserva Federal.
De hecho, la oferta de BTC está limitada a 21 millones de monedas. Es un límite que está establecido en su código y, además, es inmutable.
Es justamente esa capacidad de los bancos centrales por poder controlar sus monedas fíat y jugar a su merced con la liquidez monetaria, así como la independencia que tiene BTC en ese sentido, lo que motiva un incremento en el precio de la moneda digital más importante del mundo.
Diseñado como respuesta al sistema fíat, bitcoin reduce su emisión cada cuatro años en el halving, ofreciendo una escasez predecible que contrasta con la flexibilidad del dólar. Esto hace que BTC, en sí mismo, sea percibido como un refugio contra la inflación, sobre todo en contextos de exceso de liquidez, lo que suele provocar este fenómeno monetario.
El creciente interés de BTC como reserva u “oro digital” empuja a los inversionistas a asignar capital por este activo, potencialmente incrementando su precio por mera ley de oferta y demanda. Es decir, al incrementar la demanda, la cotización del activo aumenta, sobre todo si la oferta, como en el caso de bitcoin, es limitada o escasa.
En otras palabras: los inversionistas preferirán refugiarse en activos más duros y trascendentes que el dólar estadounidense, como bitcoin, a sabiendas de que la manipulación de la emisión monetaria por parte de los gobernantes es lo que suele derivar en inflaciones y crisis, tal como se ha visto en Venezuela, Argentina y Zimbabue.
Esto ya se vio. En los primeros años de la pandemia de COVID-19, los gobiernos decidieron encender sus impresoras de dinero para otorgar estímulos masivos a los ciudadanos. Esto hizo que se disparara el M2 en varias economías del mundo, y por ello, bitcoin tuvo un rally alcista que lo llevó al máximo histórico de 69.000 dólares en pocos meses.
Debemos tomar en cuenta también que la oferta de bitcoin en el mercado está disminuyendo cada vez más, tanto por acción de las grandes ballenas, cuya acumulación de BTC está en aumento, como por las inversiones institucionales a través de los fondos cotizados en bolsa (ETF) y otros vehículos financieros.
Para ponerlo en contexto, las ballenas de bitcoin acumularon más de 60.000 bitcoin en cuestión de una semana, como reportó CriptoNoticias, denotando un interés renovado por estos grandes inversionistas, que ya acumulan varios cientos de miles de BTC. Por otro lado, los ETF de BTC al contado acumulan aproximadamente 1,2 millones de monedas a nivel global.
Tras el halving de 2024, la recompensa por bloque es 3,125 BTC, generando unos 450 BTC diarios hasta el próximo ajuste en 2028. Esto evidencia un inminente shock de oferta y demanda, que potencialmente pudiera hacer explotar el precio de la moneda digital en el corto-mediano plazo.
Así pues, todo indica que las computadoras mágicas de EE. UU., sumado a la expansión de la oferta monetaria mundial, generarán un impacto positivo sobre BTC, pues el dinero fíat perderá cada vez más espacio frente a activos verdaderamente duros y fuertes, así como independientes y descentralizados, como lo es la creación de Satoshi Nakamoto.
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