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Según el estudio, producir $1 en BTC requiere más de 3 veces la energía que para $1 de oro mineral.
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El estudio reconoce que el impacto ambiental de la minería depende de la fuente de energía usada.
En un estudio publicado este 6 de noviembre en la Revista Nature, afirman que minar el equivalente a $1 en BTC consume más de tres veces la energía requerida para producir $1 en oro, así como también más de cuatro veces lo requerido en cobre y casi tres veces en platino. La investigación recalcó que únicamente la producción de aluminio superó el consumo energético de Bitcoin.
La investigación, titulada (en traducción al español) Cuantificación de los costos de energía y carbón para la minería de criptomonedas, de los investigadores Max J. Crause y Thabet Tolaymat, presenta una estimación y posterior comparación del consumo energético de la minería de criptomonedas en Bitcoin, Ethereum, Litecoin y Monero desde el 1 de enero de 2016 hasta el 30 de junio de 2018.
Para su estudio, Crause y Tolaymat, del Instituto de Ciencia y Educación Oak Ridge de Cincinnati (EE.UU.), tomaron como variable de comparación la cantidad de MJ (MegaJules) requeridos para generar $1 en cualquiera de estas redes que operan con Prueba de Trabajo, así como también en la minería de aluminio, cobre, oro, platino y tierras raras.
Los investigadores obtuvieron que durante el tiempo de estudio el consumo energético promedio en Bitcoin, Ethereum, Litecoin y Monero fue de 17, 7, 7 y 14 MJ respectivamente. Por su parte, la minería convencional de metales consume 122, 4, 5, 7 y 9 MJ, correspondiente al aluminio, cobre, oro, platino y óxidos tierras raras. Por ello, los investigadores concluyeron que «la minería de criptomonedas consumió más energía que la minería de minerales para producir un valor de mercado equivalente», recalcando que tan solo el aluminio requiere más energía que Bitcoin para producir el equivalente a $1, consumiendo más de 7 veces la energía requerida para minar bitcoins.
Después de Bitcoin, la red de Monero fue la que registró el mayor consumo energético, con un requerimiento del doble de lo consumido en la extracción de platino para generar $1, y casi tres veces en el caso del oro. Mientras tanto, de Litecoin y Ethereum presentaron un consumo promedio de 7 MJ, también superior a la demanda de energía del oro, e igual a la energía requerida para producir $1 en platino.
Para estimar la energía requerida para generar $1 en cada una de las redes evaluadas, los investigadores consideraron el precio promedio diario de cada criptomoneda y sus respectivas recompensas por añadir bloques a la cadena, así como también el requisito de potencia mínimo de cada red, dejando por fuera la energía requerida por los sistemas de refrigeración, mantenimiento u otras operaciones.
Los investigadores expresaron que en la determinación de la demanda energética para los metales preciosos consideraron combustible e insumos de energía, pero excluyeron la energía requerida para la construcción de vialidad y el desarrollo de equipos para la extracción de los minerales. «Algunos de estos datos provienen de informes de sostenibilidad de la industria y otros provienen de evaluaciones del ciclo de vida (LCA) o análisis similares», apuntaron.
Emisiones de carbono y relación con fuentes de energía
Los investigadores presentaron unas estimaciones de la emisión de dióxido de carbono por parte de la minería de criptomonedas de los cuatro proyectos evaluados, señalando que durante el tiempo de estudio, esta actividad «fue responsable de 3 a 15 millones de toneladas de emisiones de CO2», destacando a Bitcoin como el mayor contribuyente. Sin embargo, recalcaron incertidumbre en torno a estos datos debido a la metodología aplicada, llamada Malla.
Destaca que los investigadores reconocieron que el impacto de la minería de criptomonedas depende de la fuente de energía utilizada. Esto debido a la independencia geográfica de dicha actividad, que se puede llevar a cabo en cualquier país, bien sea en aquellos donde la electricidad sea generada a partir de combustibles fósiles o de fuentes limpias como el sol, el viento y las caídas de agua. Al respecto, indicaron: «Sobre la base de los factores de emisión de Malla, cualquier criptomoneda explotada en China generaría cuatro veces la cantidad de CO2 en comparación con la cantidad generada en Canadá«.
A finales del mes pasado, otra publicación de Nature afirmaba que Bitcoin podría elevar la temperatura global 2 °C en menos de treinta años, una investigación que fue cuestionada por bitcoiners, miembros del ecosistema y expertos en cambio climático, quienes recalcaron lo imposible que resulta conocer con exactitud las emisiones de carbono generadas a partir de la minería de criptomonedas, así como también señalaron las extrapolaciones inválidas y los cálculos simplificados para intentar determinarlas.
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