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Una dificultad alta implica que los equipos mineros requerirán más trabajo para procesar un bloque.
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La tasa de hashrate se mantiene en niveles cercanos a su máximo histórico, con 721 EH/s.
Ayer, 4 noviembre de 2024, la dificultad de la minería de Bitcoin (BTC) alcanzó un nuevo máximo histórico (ATH), situándose en 101,64 terahashes (TH).
En la práctica, este hito marca un aumento en el esfuerzo computacional necesario de parte de los mineros para validar transacciones y generar nuevos bloques en la red Bitcoin, reflejando la creciente complejidad que atraviesa esta actividad.
Es decir que, dado este nivel de dificultad, ahora la minería de Bitcoin requiere más recursos y mayor capacidad de procesamiento para lograr el mismo resultado en términos de recompensa.
Conforme esta medición sube, los mineros deben invertir en hardware más potente y eficiente, así como en electricidad y mantenimiento de sus equipos, lo que reduciría sus potenciales ganancias.
Adicionalmente, la competencia para resolver los bloques también se intensifica. Una mayor dificultad para encontrar bloques, reduce las probabilidades de éxito de cada minero por separado, especialmente para aquellos con menor poder de procesamiento.
El aumento de dificultad también trae beneficios a Bitcoin
Pese a lo señalado anteriormente, la dificultad es un factor fundamental para la red Bitcoin, ya que mantiene la previsibilidad en la frecuencia del minado de bloques.
La dificultad de procesar bloques en la red Bitcoin es un parámetro que se ajusta de manera automática cada 15 días para mantener el tiempo promedio de creación de bloques cercano a los 10 minutos.
Si ese poder de cómputo en la red, conocido como hashrate, aumenta, la dificultad también se eleva para mantener este ritmo constante.
El hashrate de Bitcoin en la actualidad es de 721 EH/s (exahashes por segundo), manteniéndose cercano a su ATH de 734 EH/s (exahashes por segundo), observado el pasado 22 de octubre de 2024.
En contrapartida, si el hashrate disminuye, la dificultad baja. Este mecanismo tiene como objetivo garantizar la estabilidad y la seguridad de la red, adaptándose a la variación en el número de mineros y en la potencia de sus equipos. En otras palabras, que la red pueda seguir minando bloques siempre, sin interrupciones.
Por otro lado, en cuanto a la seguridad de la red, un nivel de dificultad más alto se traduce en una red más segura y menos susceptible a posibles ataques, dado que el costo y la potencia necesaria para llevar a cabo un ataque del 51% aumentan significativamente.
De esta forma, aunque con algunas consideraciones positivas para el funcionamiento de la red, este nuevo máximo histórico en la dificultad de minería marca otro obstáculo en la rentabilidad para los mineros de Bitcoin, quienes enfrentan un 2024 complejo.
Una muestra de ello es lo que recientemente informó CriptoNoticias días atrás: octubre fue el cuarto mes consecutivo en el que cayó la rentabilidad de la minería de BTC.