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El bloque 501.726 no incluyó transacciones y fue minado por un minero “desconocido”.
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Los 12,5 BTC no reclamados se perdieron para siempre.
En la vasta historia de Bitcoin, comprimida en 15 años, hay eventos que, aunque pequeños en el gran esquema de la red, despiertan curiosidad por su rareza. Uno de ellos ocurrió el 30 de diciembre de 2017, cuando el bloque 501.726 fue minado sin incluir transacciones, sin reclamar la recompensa de 12,5 BTC y sin dejar rastro de su responsable. Este episodio, registrado en la mempool de Bitcoin como obra de un minero «desconocido», sigue siendo uno de los episodios más curiosos en la historia de la red.
En diciembre del 2017, el precio de Bitcoin rondaba los15.000 dólares por unidad. Cada bloque minado otorgaba una recompensa fija de 12,5 BTC, además de las comisiones por transacciones.
Un día, a la altura del bloque 501.726, algo salió mal, o como mínimo se desvió de los aconteceres regulares: no solo no se incluyeron transacciones, sino que tampoco se reclamaron ni el subsidio de bloque ni las tasas de transacción de los usuarios de la red. En términos económicos, esto significó una pérdida de aproximadamente 187.000 dólares al valor de Bitcoin en ese momento.
La pregunta inevitable es: ¿por qué un minero de bitcoin, tras invertir recursos significativos en resolver el rompecabezas necesario para validar un bloque, renunciaría a su recompensa?
La respuesta no es clara, pero se han planteado varias hipótesis. Una es que se trató de un error técnico. El software de minería o la configuración del nodo podrían haber fallado, generando un bloque vacío y omitiendo la transacción coinbase, que es la que permite al minero reclamar su recompensa.
Otra apunta a que se trató de un minero inexperto, quizás alguien experimentando con la red de Bitcoin sin comprender del todo su funcionamiento.
También se ha especulado que el bloque pudo ser objeto de una prueba técnica, donde el objetivo no era obtener ganancias, sino observar el comportamiento de la red ante un caso anómalo.
La mempool de Bitcoin, que registra los detalles de cada bloque, ofrece pocas pistas adicionales. El minero que minó aquel bloque aparece como «desconocido», un indicio de que no se identificó con un pool de minería conocido o que no dejó una firma clara en el bloque.
Lo que sí es evidente es que la red de Bitcoin, diseñada para ser robusta y descentralizada, no se inmutó ante este incidente. El bloque 501.726 fue validado y añadido a la cadena sin problemas, y los mineros posteriores continuaron construyendo sobre él como si nada hubiera pasado.
Los 12,5 BTC no reclamados, sin embargo, se perdieron para siempre, ya que las reglas del protocolo no permiten recuperarlos una vez que el bloque es confirmado. Solo aproximadamente 20 minutos antes del bloque 501.726, ocurrió otro bloque vacío en Bitcoin, aunque Antpool, el pool de minería que lo minó, sí reclamó sus recompensas, pero no incluyó transacciones en el mismo.
Los bloques vacíos, pues, no son desconocidos en la red. Pueden ocurrir cuando un minero valida un bloque justo después de otro, antes de que haya tiempo para incluir transacciones pendientes. Así lo explica mempool.space en su documentación técnica:
Cuando se encuentra un nuevo bloque, los pools de minería suelen enviar a los mineros nuevas plantillas de bloque antes de validarlo por completo, a menudo incluso antes de recibirlo. Durante este tiempo, no es posible seleccionar transacciones para el siguiente bloque, ya que el pool no sabe con certeza qué transacciones entran en conflicto con las ya minadas. Si bien los bloques vacíos no añaden transacciones adicionales a la cadena de bloques, sí contribuyen a la seguridad general de las transacciones que ya están en ella.
Mempool.space, explorador de bloques de Bitcoin.
Pero no reclamar la recompensa sí que es un fenómeno inusual, un recordatorio de que incluso en un sistema diseñado para maximizar la eficiencia, las anomalías son posibles.
El bloque 501.726 no alteró el rumbo de Bitcoin, pero permanece como una nota al pie en su historia, como un recordatorio de que detrás de cada transacción y cada bloque hay decisiones, configuraciones y, a veces, equivocaciones.