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La probabilidad de una recesión económica se dispara, según JP Morgan.
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El miedo extremo ha invadido el mercado de bitcoin y las criptomonedas.
Las alarmas suenan en Wall Street, los indicadores económicos parpadean en rojo y el temor a una recesión se instala como un huésped indeseado.
En medio de este torbellino, Cathie Wood, CEO y fundadora de la firma de inversiones Ark Invest, enciende una chispa de optimismo al prever que este escenario podría otorgar flexibilidad al gobierno de Donald Trump para maniobrar en la segunda mitad del año.
Sin embargo, las señales contradictorias entre analistas, bancos y los mercados pintan un panorama complejo, donde la incertidumbre reina y las decisiones políticas podrían cambiar el rumbo de la economía global.
Una recesión que abre puertas, según Cathie Wood
Cathie Wood ha puesto sobre la mesa un análisis que desafía el pesimismo generalizado. La empresaria sostiene que el mercado está “descontando la última etapa de una recesión continua”.
En sus palabras, este contexto económico brindará a Trump y a la Reserva Federal (Fed) un margen de acción mayor al que los inversionistas anticipan.
Wood argumenta que esta flexibilidad podría preparar el terreno para un “auge deflacionario” en la segunda mitad de 2025, un escenario que, de concretarse, contrastaría con las sombrías proyecciones actuales.
Mientras tanto, los mercados financieros no comparten del todo esta visión. Según informó Bloomberg, la incertidumbre ligada a los aranceles impulsados por Trump y los indicadores de debilidad económica han sembrado el miedo en Wall Street.
Un modelo del banco estadounidense JP Morgan elevó la probabilidad implícita de una recesión al 31%, frente al 17% de finales de noviembre. Otros indicadores, como los bonos del Tesoro a cinco años y los precios de los metales básicos, sugieren un riesgo aún más elevado, aunque impredecible.
Aranceles de Trump: el detonante de la tormenta
El origen de esta turbulencia tiene un nombre claro: la guerra arancelaria de Donald Trump. El pasado 4 de febrero, el presidente impuso aranceles del 25% a productos de México y Canadá, y del 20% a importaciones chinas, además de anunciar planes para gravar bienes de la Unión Europea, como lo reportó CriptoNoticias,
Aunque la aplicación de las medidas a México y Canadá se aplazó hasta abril, la incertidumbre no cede.
Los administradores de fondos y ejecutivos corporativos enfrentan una volatilidad que dificulta cualquier planificación, y los analistas del boletín financiero The Kobeissi Letter se preguntan si el gobierno estadounidense está, deliberadamente, empujando al país hacia una recesión.
El telón de fondo es alarmante. En 2025, 9,2 billones de dólares de deuda pública estadounidense vencerán o deberán refinanciarse. Con una tasa de interés promedio del 3,2% sobre los 36,2 billones de deuda del Tesoro —la más alta desde 2010—, los costos del servicio de la deuda se han disparado.
Los analistas de The Kobeissi Letter plantean una hipótesis audaz: una recesión podría ser la vía más rápida para forzar recortes de tasas de interés, aliviando la presión fiscal antes de esta refinanciación masiva.
¿Por qué una recesión bajaría las tasas?
La lógica es sencilla y tiene raíces históricas. Desde la década de 1980, cada recesión en Estados Unidos ha ido acompañada de un pico en la tasa de fondos federales, seguido por recortes de la Fed para estimular la economía.
Cuando el crecimiento se estanca, el banco central reduce las tasas de interés, abaratando el costo del capital y alentando el gasto. Sin embargo, en el contexto actual de una guerra comercial y una inflación persistente, los analistas advierten que lograr tasas significativamente más bajas sin una recesión es “casi imposible”.
El rendimiento de los bonos a 10 años, que ha caído 60 puntos básicos en los últimos dos meses, justo con la llegada de Trump a la Casa Blanca, refleja esta expectativa.
Parte de esta caída responde a los recortes proyectados del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), pero la creciente probabilidad de una recesión también juega un papel clave.
“El gobierno de Estados Unidos necesita recortes de tasas más que nadie”, sentencia The Kobeissi Letter.
El impacto global: bonos japoneses y criptomonedas en jaque
La onda expansiva trasciende las fronteras estadounidenses. En Japón, el rendimiento de los bonos a 20 años alcanzó el 2,265%, el nivel más alto desde la crisis de 2008, ante expectativas de alzas de tasas del Banco Central de Japón y presiones inflacionarias.
Este movimiento fortalece el yen y desincentiva el carry trade —préstamos en yenes para invertir en dólares—, afectando a los mercados de acciones y criptomonedas.
Bitcoin (BTC), en particular, siente el golpe. Ayer, su precio cayó a 76.000 dólares, aunque hoy se recupera en 81.400 dólares, aún lejos del máximo histórico de 109.300 dólares de enero.
El índice Fear and Greed de Alternative señala un sentimiento de “miedo extremo” en el mercado cripto, con una lectura de 24 en una escala de 0 a 100.
Sin embargo, un recorte de tasas, como el que busca Trump, podría revertir esta tendencia: al abaratar el endeudamiento, los inversionistas tienden a apostar por activos de mayor riesgo como el bitcoin, impulsando su demanda y precio.
Bitcoin: ¿refugio o víctima de la volatilidad?
A pesar de la turbulencia, bitcoin conserva fundamentos sólidos. Su escasez —limitada a 21 millones de unidades—, resistencia a la censura y naturaleza inconfiscable lo posicionan como una reserva de valor a largo plazo.
La reserva estratégica de bitcoin de Estados Unidos refuerza esta narrativa, enviando un mensaje a los gobiernos globales: la moneda es un activo escaso, comparable al oro. Aunque la volatilidad macroeconómica persiste, estos atributos podrían consolidar su rol como refugio en el futuro.
Una jugada arriesgada en el tablero económico
Daniel Muvdi, analista de mercados, plantea una teoría intrigante en su artículo en X: Trump podría estar induciendo una recesión como estrategia deliberada.
“Si la economía se desacelera lo suficiente, la Fed se verá obligada a recortar tasas rápidamente, facilitando la refinanciación de la deuda a menor costo”, escribe.
A corto plazo, los mercados sufrirán, pero una ejecución exitosa podría desencadenar un rally explosivo hacia finales de año, combinando tasas bajas, liquidez y una política comercial agresiva.
Mientras las piezas se mueven en este ajedrez económico, el mundo observa con atención. La recesión, si llega, no será solo un desafío para Estados Unidos, sino una prueba de fuego para la estabilidad global.
Entre el optimismo de Cathie Wood, el nerviosismo de Wall Street y la apuesta de Trump por remodelar el panorama financiero, el desenlace sigue siendo una incógnita. Lo único seguro es que los próximos meses pondrán a prueba la resiliencia de los mercados y la audacia de quienes los lideran.