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Datos on-chain revelan una "fase de incredulidad" entre operadores que apuestan a la baja.
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La próxima semana bitcoin recibiría buenas noticias desde la FED estadounidense.
En la semana que está terminando, el pulso del mercado de bitcoin (BTC) encontró un ritmo de calma tensa.
Tras la «arritmia» de la semana pasada, provocada por los temores en la banca regional estadounidense, el electrocardiograma del precio se aplanó en un rango relativamente estrecho entre los 106.000 y los 113.000 dólares, aunque con una leve tendencia alcista.
El mercado no latió con fuerza, pero su aparente quietud esconde una enorme energía potencial a la espera de dos catalizadores que podrían definir el ritmo para el resto del año: una casi segura rebaja de tasas de interés por parte de la Reserva Federal (FED) y una reunión entre los presidentes Donald Trump y Xi Jinping.
Mientras bitcoin esperaba, el oro, su contraparte física, sufrió un colapso que dejó una señal inequívoca: el capital busca nuevos destinos.
El electrocardiograma de la semana: el oro sufre un infarto, bitcoin resiste
La semana comenzó con el mercado recuperándose del susto anterior. Sin embargo, el martes 21 de octubre, el ritmo cardíaco de los activos refugio cambió drásticamente.
Tal como CriptoNoticias lo reportó, el oro, que venía de marcar máximos históricos por encima de los 4.300 dólares la onza, sufrió su peor caída diaria desde 2013, hundiéndose más de un 6%.
La causa fue una drástica reducción del riesgo geopolítico: la noticia de un plan de paz de 12 puntos para Ucrania, impulsado por Estados Unidos, que busca congelar la guerra con Rusia.
Este evento actuó como un desfibrilador para la tesis de la rotación de capital. Mientras los inversores tomaban ganancias masivamente de un oro que había alcanzado una sobrecompra técnica, bitcoin demostró una notable resiliencia.
La moneda digital, que había caído brevemente por debajo de los 110.000 dólares, rebotó con fuerza para superar los 113.000 dólares en la misma jornada. El mercado presenció en tiempo real cómo el capital, al disminuir la tensión global, fluye desde el refugio milenario hacia el activo digital.
Este desacople refuerza el análisis de firmas como VanEck, que esta semana calificaron la reciente caída de bitcoin como una «corrección de mitad de ciclo» y no el inicio de un mercado bajista. Según la gestora de fondos, la liquidación de apalancamiento de principios de mes saneó el mercado, y la creciente participación de instituciones en plataformas reguladas refleja una mayor madurez. La tesis es que el pulso de fondo sigue siendo fuerte.
Mientras tanto, datos on-chain revelan que el mercado atraviesa una «fase de incredulidad». Según un análisis de CryptoQuant, las tasas de financiación negativas en los mercados de futuros indican que muchos operadores, aún afectados por la caída anterior (la gran caída del 10 de octubre), apuestan a la baja.
Paradójicamente, esta acumulación de posiciones cortas podría actuar como «combustible» para un movimiento alcista explosivo si el precio sube, provocando una liquidación masiva de cortos o short squeeze.
Lo que se viene: grandes impulsores alcistas para bitcoin
Si esta semana el pulso fue lento, la próxima podría ser de una aceleración vertiginosa. Todas las miradas están puestas en dos eventos macroeconómicos que funcionarán como un examen de estrés para el corazón del mercado.
El primero es la reunión de la Reserva Federal del 29 de octubre. El consenso es casi unánime. El mercado de predicciones Polymarket le asigna un 96% de probabilidad a un recorte de 25 puntos básicos en las tasas de interés, una visión que es respaldada por el 99% de probabilidad que le otorgan los estrategas de JP Morgan.

Una política monetaria más laxa abarata el crédito, aumenta la liquidez en el sistema e, históricamente, ha servido como un potente estímulo para activos de oferta limitada como bitcoin.
El segundo, y quizás más determinante, es la próxima cumbre entre Donald Trump y el presidente chino, Xi Jinping. Un acuerdo que ponga fin, o al menos pause, la «guerra de aranceles» que ha afectado a los mercados en 2025 reduciría drásticamente la incertidumbre global. Como señaló el analista Juan Rodríguez, un resultado positivo podría ser el detonante definitivo para que el capital rote desde el oro hacia bitcoin.
Un estudio de Bitwise citado por Rodríguez calcula que una migración de apenas el 1% del capital del mercado del oro podría llevar el precio de bitcoin por encima de los 134.000 dólares. Por el contrario, la falta de acuerdos internacionales podría reforzar la aversión al riesgo y mantener el capital en refugios tradicionales.
Una calma que anticipa la tormenta
La semana va cerrando con un diagnóstico de estabilidad expectante. El pulso del mercado es estable, pero la presión arterial es alta. La narrativa de bitcoin como reserva de valor se vio fortalecida por el colapso del oro y la resiliencia de la moneda digital.
Además, el telón de fondo sigue siendo inmensamente favorable: la masa monetaria global (M2) se encuentra en un máximo histórico de 137 billones de dólares. Como señalan analistas, la «impresora de dinero» no se ha detenido, y esta devaluación constante del dinero fíat es el principal argumento a largo plazo para la acumulación de activos escasos.
La estructura del mercado también muestra signos de madurez. El traspaso de monedas de tenedores de largo plazo a nuevas tesorerías institucionales, aunque limita las subidas explosivas en el corto plazo, construye una base de tenedores más sólida.
Proyectos como Roxom, la bolsa de valores con bitcoin como moneda nativa lanzada esta semana, demuestran que el ecosistema sigue expandiendo sus fronteras, buscando integrar a Bitcoin en la arquitectura financiera global.
El corazón del mercado de bitcoin late hoy con calma, pero está preparado para una posible descarga de adrenalina. Los signos vitales subyacentes son fuertes, pero el resultado de las pruebas de estrés de la próxima semana determinará si el ritmo se acelera hacia nuevos máximos históricos o si la arritmia de la incertidumbre regresa. Por ahora, el mercado contiene la respiración, a la espera del próximo latido.