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Bitcoin se acercó a los 100.000 dólares en la tarde del viernes.
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El mercado da una nueva oportunidad de comprar bitcoin barato.
El mercado de bitcoin (BTC) vivió una semana de euforia y pánico en cuestión de días.
Tras celebrar un nuevo máximo histórico por encima de los 126.000 dólares el lunes 6 de octubre, el precio del activo digital experimentó una fuerte corrección el viernes, cayendo hasta niveles cercanos a los 102.000 dólares.
El siguiente gráfico, provisto por TradingView, muestra cuál ha sido el comportamiento de BTC en la última semana:

El detonante no fue una falla en su protocolo ni un problema inherente a su tecnología, sino un factor externo que sacudió a los mercados globales: la amenaza del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de imponer un «aumento masivo de aranceles» a los productos chinos.
Este tipo de eventos macroeconómicos, si bien generan volatilidad a corto plazo, no alteran los fundamentos que han impulsado la macrotendencia alcista de bitcoin. Para quien es consciente de esto, esta corrección no es más que un reajuste que presenta una valiosa oportunidad para acumular el activo a un precio rebajado.
Los datos on-chain y el comportamiento de distintos segmentos de inversores sugieren que la tesis alcista sigue más vigente que nunca.
El pánico en los mercados y la limpieza del apalancamiento
La jornada del viernes 10 de octubre fue un claro recordatorio de cómo la geopolítica puede impactar en todas las clases de activos. Las declaraciones de Trump reavivaron el fantasma de una guerra comercial, llevando a los inversionistas a reducir su exposición a activos considerados «de riesgo». Bitcoin y los índices bursátiles sintieron el golpe.
Sin embargo, en medio del nerviosismo generalizado, la estructura interna del mercado de bitcoin mostró resiliencia. El analista Willy Woo señaló en su cuenta de X:
A raíz de la gran liquidación de acciones del viernes, por el temor a un arancel del 100% a China y una escalada de la guerra comercial, BTC se mantuvo bien. Internamente, BTC estaba construyendo una estructura alcista con flujos de entrada crecientes que probablemente lo protegieron. Hasta ahora, los flujos se mantienen bien.
Willy Woo, trader y analista de mercados.
Esta caída abrupta sirvió, como suele ocurrir, para purgar el exceso de apalancamiento del sistema. Carlos Maslatón, abogado argentino y extesorero de Xapo, describió el escenario con crudeza: «Millones de posiciones fundidas el viernes en apenas tres horas, patrimonios de 10 mil, 100 mil, uno o diez millones de dólares llevados a cero». Según Maslatón, se trató de una lección para «la nueva generación […] que desconocían que semejante cosa podía pasar», una dura introducción a los riesgos del apalancamiento financiero.
La volatilidad, aunque dolorosa para muchos, también es vista por otros como una característica inherente al mercado que puede gestionarse. La trader Mariel Lang comentó al respecto: «No necesitas una bola de cristal, necesitas estrategias que se beneficien de la incertidumbre. Sistematízate. Te lo agradecerás».
Mientras algunos operadores apalancados sufrían pérdidas catastróficas, como el caso de Juan Martín Collavini, quien expresó en redes haber perdido «años y años tirados a la basura», otros veían el panorama desde una perspectiva estratégica.
Los fundamentos alcistas de bitcoin siguen ahí
Más allá del ruido a corto plazo, las razones que llevaron a bitcoin a su máximo histórico siguen presentes.
La demanda institucional y el gran flujo de capital través de los fondos cotizados en bolsa (ETF, por sus siglas en inglés) al contado en Estados Unidos, ha sido el gran motor de este ciclo. Apenas el lunes 6 de octubre, estos instrumentos registraron entradas netas por 1.210 millones de dólares, su segunda mejor jornada histórica.
El ETF IBIT de BlackRock, el más grande del mercado, superó la semana pasada los 800.000 BTC bajo gestión, una cifra que representa el 3,8% de toda la oferta que existirá de bitcoin.
Esta acumulación sistemática por parte de los gigantes de Wall Street demuestra una convicción a largo plazo que no se desvanece por una publicación en las redes sociales del presidente estadounidense. La tesis de inversión de estos gigantes corporativos e institucionales se basa en los atributos únicos de bitcoin: su escasez absoluta y su naturaleza como activo de reserva de valor.
Este último punto es crucial. En un contexto global de debilitamiento del dólar, cuyo índice DXY acumula más de 220 días por debajo de su promedio anual, y de persistente inflación, los inversores buscan refugio.
Tal como CriptoNoticias ha reportado, tanto bitcoin como el oro han marcado máximos históricos recientemente, una señal, según el analista Bob Czeschin, de que podríamos estar «volviendo a los años 70», una década de alta inflación y desconfianza en el dinero fíat. La amenaza de una guerra arancelaria no hace más que acentuar estos temores, fortaleciendo la narrativa de bitcoin como un «oro digital».
Samson Mow, CEO de Jan3, lo resumió en una entrevista con este medio días atrás:
Todo el mundo está compitiendo por un trozo del pastel de 21 millones y ya no queda mucho bitcoin.
Samson Mow, CEO de Jan3.
La oferta de bitcoin es fija y predecible; la demanda, impulsada por ETF, corporaciones y la eventual llegada de Estados-nación, es creciente. La ecuación, a largo plazo, parece clara.
«Comprar en la caída», una estrategia que gana adeptos
La reacción de una parte significativa del mercado a la caída del viernes valida la tesis de la oportunidad. Lejos de un pánico generalizado, muchos inversores aprovecharon los precios más bajos para aumentar sus tenencias.
Tomás Field, gerente de relaciones públicas del exchange Lemon, compartió datos reveladores con CriptoNoticias. Según Field, en medio de la caída, «los usuarios vieron oportunidad y compraron fuerte, especialmente contra pesos [argentinos]». El fenómeno fue de tal magnitud que la plataforma registró picos de «1,5 compras por segundo en el momento de la bajada. Fue realmente una locura ayer. Se aprovechó el dip».

Este comportamiento evidencia una madurez creciente en el mercado minorista, que parece haber aprendido de ciclos anteriores y ahora interpreta las correcciones como lo que son: reajustes temporales en una tendencia mayor. El frenesí de compra en Lemon demuestra que la convicción en el potencial a largo plazo de bitcoin es robusta.
En conclusión, si bien la volatilidad puede ser desconcertante, es fundamental diferenciar el catalizador del evento de la salud subyacente del activo.
La caída del viernes fue una reacción a un shock macroeconómico externo que afectó a todos los mercados, no una señal de debilidad en la propuesta de valor de Bitcoin.
Los flujos institucionales récord, la creciente adopción como reserva de valor y una oferta inmutable son pilares que sostienen una perspectiva alcista a largo plazo.
Para aquellos con un horizonte temporal adecuado, la tormenta del viernes puede haber dejado un cielo despejado y una inmejorable oportunidad de compra.