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El oro, históricamente, ha sido considerado un activo de refugio contratendencial.
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Bitcoin aún es percibido como activo "de riesgo", aunque crece la narrativa de “oro digital”.
Los movimientos alcistas que han tenido bitcoin (BTC) y el oro en las últimas semanas han sido positivos para los inversores. Sin embargo, hay dudas sobre si estos movimientos son simplemente parte de la naturaleza especulativa de ambos activos o si es que, detrás de toda esa escena, hay todo un nubarrón económico aproximándose.
En el último mes, bitcoin subió 14%, pasando de 110.000 dólares a máximos históricos de 126.900 dólares, alcanzados a inicios de esta semana, para luego corregir. En tanto, el oro ha incrementado un 12,5% en el mismo periodo, pasando de USD 3.400 en promedio por onza, a los vigentes USD 4.000, un precio nunca antes visto en la historia del activo metálico.
El incremento del rendimiento de ambos activos durante los últimos 30 días se puede apreciar mejor en la siguiente gráfica de TradingView:
Este aumento ha estado impulsado por fuerzas macroeconómicas similares. Entre ellas, una creciente incertidumbre financiera, expectativas por más recortes en las tasas de interés en Estados Unidos, y una creciente demanda de refugios frente al debilitamiento del dólar estadounidense.
En el caso del oro, la preocupación por la inflación, el alto nivel de deuda pública de EE. UU. y las tensiones geopolíticas han llevado a los inversores a buscar seguridad en activos tangibles, haciendo subir su precio hasta niveles récord.
Para bitcoin, el aumento de flujo institucional (por ejemplo, mediante fondos cotizados en bolsa o tesorerías corporativas), la narrativa de protección contra la depreciación monetaria y la liquidez abundante también han servido como catalizadores para nuevos picos de precio.
Ahora bien, analistas advierten que el incremento del oro, en sí mismo, va más allá de temas especulativos. En realidad, todo apunta a que se aproximan tiempos difíciles marcados por crecientes inflaciones y deterioro monetario que, como es usual, terminará afectando a los bolsillos de los habitantes.
Benjamin Picton, estratega senior de mercado de Rabobank, es de los que consideran que el aumento del precio del metal precioso «está enviando una señal» de que la inflación general de la economía «ya está en marcha». Argumenta que los bancos centrales están comprando oro precisamente para evitar ser golpeados por la crisis inminente.
Algo similar opina el analista Bob Czeschin, quien piensa que, en los tiempos actuales, el oro está actuando como lo hizo en la década de 1970, cuando el metal alcanzó récords impulsado por una serie de factores macroeconómicos y geopolíticos que desencadenaron la apreciación del milenario activo.
De acuerdo con Czeschin, al igual que esos años, «ahora tenemos una crisis geopolítica, un dólar a la baja y una inflación obstinada». «Y todos están elevando al oro a nuevos máximos históricos ajustados a la inflación», señala.
El oro pasó de unos 108 dólares (en 1976) a 850 dólares (en enero de 1980). Eso es un aumento de casi 8 veces. Compare eso con el repunte actual, que comenzó en tras el pánico pandémico a fines de 2022 (a alrededor de USD 1.650). Ahora, el oro está en 4.000 dólares y ha cotizado hasta los 3.770 dólares, lo que supone una ganancia del 142%.
Bob Czeschin, analista financiero.
Daniel Arráez, economista venezolano especializado en bitcoin y criptomonedas, también coincide con esa visión. En diálogo con CriptoNoticias, recuerda que actualmente hay distintos escenarios bélicos en marcha en varias partes del mundo, como Medio Oriente, Ucrania y el Caribe, lo que incrementa el temor geopolítico.
A esto se suma el mal desempeño que ha tenido el dólar estadounidense, que en lo que va de año se ha depreciado en un 10%. El índice dólar (DXY), que mide al billete verde contra una cesta de 6 divisas, como el euro, el yuan y el yen, pasó de 109 puntos en enero de 2025 a los actuales 99 puntos, como se ve en esta gráfica:
Como lo ve Arráez, lo anterior es consecuencia de que, en los últimos años, Estados Unidos «ha impreso masa monetaria en una cantidad descabellada», ocasionando pérdida del poder adquisitivo de su moneda.
Esto último se ve reflejado en la oferta monetaria estadounidense, que actualmente ronda los 22,2 billones de dólares, 1 billón más respecto a hace un año, según se ve en el siguiente gráfico:
Tal aumento en la masa monetaria estadounidense sugiere que «se está diluyendo la capacidad de compra del dólar», en la opinión de Arráez. «Lo que hace 20 años compraba un USD 1, ciertamente hoy no lo compra», añade.
No es la primera vez que se hacen advertencias de una inminente crisis en EE. UU y a nivel global. Henrik Zeberg, analista financiero, dijo en junio que la economía mundial encarna al Titanic y, en estos momentos, ya chocó contra el iceberg y sus galerías se están inundando. Como lo ve, «estamos claramente en la fase final del ciclo» y, por lo tanto, la recesión global está muy cerca.
Bitcoin, el oro digital
En ese orden de ideas, y ante la inminente crisis que parece aproximarse, nace la narrativa de bitcoin como un oro digital que, al igual que el metal precioso, puede contribuir como un refugio fuerte y duradero.
Czeschin cree que BTC está impulsado «por las mismas fuerzas macroeconómicas» y que, si bien el oro puede ser la ruta de escape más fácil para los bancos centrales, «esta no es la década de 1970».
Dicha narrativa es contrapuesta por Zeberg, quien es economista jefe de la firma SwissBlock. Él, aunque apoya a BTC, no cree que sea un auténtico refugio de valor debido a la volatilidad intrínseca del activo. De hecho, él considera que BTC podría depreciarse hasta en un 95% tras alcanzar un techo en el corriente ciclo alcista, lo que generaría daños profundos a las finanzas de quienes hayan invertido en él.
Arráez, por su parte, sostiene que bitcoin sí puede ser una reserva de valor en tiempos de crisis, pero «solo se utiliza con el propósito que fue creado, que es ser una alternativa a dinero resguardado por un tercero, por una figura de autoridad, una figura de control».
Comenta el economista que bitcoin, a pesar de que ha tenido grandes correcciones en el pasado, «sigue siendo un activo muy bueno, que ha funcionado perfectamente como reserva de valor y el tiempo lo único que ha hecho es reafirmar esto».
Lo anterior saca a relucir la idea de que bitcoin y el oro, en lugar de competir por ser el mayor activo de reserva, están «cabalgando juntos». Según la firma de análisis de mercado Ecoinometrics, distinto a hace un par de años, actualmente se aprecia una creciente demanda de «activos duros» y no la preferencia por alguno de ellos.
«Si estamos entrando en un mercado alcista de activos duros más amplio, entonces bitcoin no solo está reemplazando al oro, sino que está participando en una expansión estructural. Y eso abre un nuevo potencial alcista para la valoración a largo plazo de BTC», dicen los analistas de esa empresa investigadora.
Arráez respalda esa visión. Explica que el oro va a seguir siendo un depósito de valor para los inversores, «pero estos todavía no entienden hasta dónde puede llegar bitcoin».
«Yo en lo personal considero que BTC constituye un mejor depósito, una mejor reserva de valor que lo que podría ser el oro. Y es cuestión de esperar y ver hasta dónde vamos con esto», concluyó.