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La onza de oro cotiza por encima de los 2.700 dólares.
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Uno de los factores que empuja al oro es la creciente deuda pública de Estados Unidos.
El oro sigue brillando en medio de una incertidumbre financiera que despierta el crecimiento de la deuda pública de Estados Unidos. Es en ese marco que los bancos centrales de todo el mundo están acumulando el metal precioso en sus reservas a niveles récord.
De acuerdo con los analistas del boletín financiero The Kobeissi Letter, los bancos centrales tienen en sus manos el 12,1% de las reservas mundiales de oro, el nivel más alto desde 1990.
En ese sentido, indicaron: “Este porcentaje se ha disparado este año y se ha más que duplicado en la última década. China, India, Turquía y Polonia han sido los mayores contribuyentes a las compras de oro por parte de los bancos centrales mundiales”.
En el caso del gigante asiático, el metal precioso ahora representa el “5,4% de las reservas de divisa” y “alcanzó las 2.264 toneladas en 2024, un nuevo récord”.
Como ya ha reportado CriptoNoticias, el precio de la onza de oro subió más de un 30% en lo que va del 2024 y se encuentra en máximos históricos (ATH).
Al momento de publicación de esta nota, la cotización de la onza de oro se ubica por encima de la línea de los 2.740 dólares.
Russ Koesterich, director y administrador de cartera en BlackRock, considera que “las estrellas del oro siguen alineadas” y explica:
“Este año, el oro está demostrando su valor como reserva a largo plazo, especialmente en tiempos de deuda gubernamental estratosférica”
Russ Koesterich, director y administrador de cartera en BlackRock.
En concreto, lo que sucede es que el endeudamiento de Estados Unidos ya los 35 billones de dólares y genera preocupación por las consecuencias económicas que podría haber a nivel mundial.
De hecho, el Fondo Monetario Internacional (FMI) instó a las autoridades de la principal potencia financiera a que tomen cartas en el asunto para atender el problema. Es que se trata de uno de los endeudamientos más elevados del mundo, solo superado por Grecia e Italia en proporción a su producto interno bruto (PIB) dentro de la Unión Europea.
Este nivel de deuda es de los más elevados del mundo, solo superado por Grecia e Italia en proporción a su PIB dentro de la Unión Europea.
Vale señalar que Estados Unidos es la principal potencia financiera a nivel global y cualquier incertidumbre sobre la estabilidad del dólar, lo que podría desencadenar en una crisis mundial. Esto ocurre porque muchos países tienen sus reservas en la divisa norteamericana.
Por ende, si los inversionistas advierten que la deuda sigue aumentando, a pesar de medidas como subas de impuestos o recortes en el gasto público, están en condiciones de exigir mayores tasas de interés. Así, el gobierno estadounidense podrá conseguir financiamiento para cumplir con sus obligaciones.
Sin embargo, eso conducirá a un aumento mayor de la deuda y a un incremento de la tasa de interés, lo que encarece el crédito para hogares y empresas.
Es en estos contextos que emerge la narrativa del oro como activo de refugio por excelencia.
¿Qué pasa con bitcoin?
Aunque la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto es considerada como “oro digital”, su precio no está mostrando un comportamiento similar al del metal precioso.
Después de alcanzar su ATH en marzo de 2024, bitcoin (BTC) todavía no ha logrado superar la barrera de los 73.000 dólares. Actualmente, su cotización es de 67.550 dólares.
A pesar de ser conocido como “oro digital”, la narrativa como reserva de valor todavía no logra consolidarse entre los inversionistas más tradicionales como los bancos centrales, quienes aún lo ven como una apuesta especulativa.
Sin embargo, la moneda digital tiene varias características que lo asemejan al oro.
Como ha reportado CriptoNoticias, BTC tiene un suministro total fijado en 21 millones, lo cual marca una diferencia con el dinero fíat, que se devalúa constantemente ante la inflación por emisión de los bancos centrales.
Su escasez inherente es lo que genera interés institucional y en pequeños inversionistas, en tiempos de incertidumbre económica o conflictos geopolíticos.