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El 17 de septiembre, es muy probable que la FED recorte tasas de interés.
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La liquidez mundial sigue creciendo y terminará siendo absorbida por bitcoin.
Bitcoin (BTC) está en un período de corrección que refleja semanas de presión vendedora. Esto genera preocupación entre inversionistas ¿Se terminó el ‘bull run’ de bitcoin o todavía queda mayor subida?
En general, hay razones macroeconómicas y fundamentales que permiten creer que bitcoin podría tener un cierre de año beneficioso, con nuevos escenarios alcistas.
De acuerdo con el analista que en la comunidad de Seeking Alpha se identifica como «Oriental Trader», bitcoin todavía está en una «trayectoria alcista de largo plazo» y hay motivos que ofrecen un «buen catalizador» para un nuevo impulso al alza.
Veamos cuáles son esos motivos:
1) Liquidez creciente
Desde la crisis de 2008, los principales bancos centrales han recurrido a políticas expansivas que incrementan la oferta monetaria. Y en los últimos años, sobre todo después de la pandemia de COVID-19, esta dinámica se ha acelerado con programas de estímulo y déficits fiscales elevados.
Por lo general, la mayor cantidad de dinero en circulación suele trasladarse hacia activos escasos, y bitcoin, con un límite de emisión de 21 millones de monedas, figura entre los principales receptores de ese flujo.
La relación histórica muestra que cuando la liquidez global aumenta, los precios de activos alternativos como oro o bitcoin tienden a reflejar ese exceso de capital.
Como lo ve Oriental Trader, «vivimos en una era impulsada por la liquidez» y esto queda demostrado al comparar los rendimientos del S&P 500 y el oro, los cuales han crecido en un 762% y 734%, respectivamente, desde el 2004.
Pero, como los precios del oro a largo plazo reflejan la depreciación de la moneda por la impresión de dinero, «gran parte de las supuestas grandes ganancias de las acciones no son más que un reflejo de la expansión monetaria».
«Todos esos avances tecnológicos, gigantes de la inteligencia artificial (IA) y la globalización han derivado en un S&P 500 que probablemente solo ha producido retornos no muy superiores a tener lingotes de oro», señala el analista, quien apunta a que el mercado actual «está más impulsado por la liquidez que por los fundamentos».
«Sí, existen grandes empresas tecnológicas haciendo cosas innovadoras y más dispositivos que hace veinte años, pero las acciones suben principalmente porque los gobiernos imprimen dinero, no porque la economía sea más productiva», señaló.
En comparación con el oro y el S&P 500, estos activos no han crecido en la forma en la que bitcoin lo ha hecho. Desde el 2018, BTC se ha apreciado en un 2.200%. El metal precioso y el índice bursátil, en cambio, solo han subido 163,2% y 161,3% en el mismo periodo, respectivamente.
Esto demuestra que BTC, por sus cualidades fundamentales, es un activo que tiende a rendir mucho más que los vehículos tradicionales. A esto se suma el hecho de la moneda digital creada por Satoshi Nakamoto ha aumentado conforme lo ha hecho la liquidez monetaria (M2) global, tal como se aprecia en el siguiente gráfico:
Y aunque es cierto que recientemente hubo un desacople temporal entre la liquidez y el precio de BTC, la tendencia más amplia remarca que la cotización de este activo digital se ve impulsada por la emisión monetaria global.
2) Recorte de tasas de interés
El próximo 17 de septiembre la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) tomará una decisión crucial sobre su política monetaria, y gran parte del mercado descuenta que se producirá un recorte en las tasas de interés. Para Oriental Trader, parece inminente este anuncio, recordando así que el pasado 22 de agosto —tal como CriptoNoticias lo reportó—, el presidente de la FED, Jerome Powell, asomó la posibilidad de un recorte en los tipos, que actualmente se mantienen por el orden del 4,5% anual.
Esta expectativa surge como respuesta al debilitamiento de ciertos indicadores económicos, como el mercado laboral, y a la necesidad de estimular la actividad mediante un menor costo del crédito. En general, cuando las tasas bajan, pedir dinero prestado se vuelve más barato, lo que impulsa el consumo, la inversión y, en general, el flujo de capital hacia activos que ofrecen mayores rendimientos, como bitcoin.
En este contexto, los instrumentos financieros tradicionales, como los bonos del Departamento del Tesoro, pierden parte de su atractivo, ya que su rentabilidad se reduce al compás de los ajustes de la FED. Por el contrario, los activos de mayor riesgo, como las acciones, materias primas y, en particular, criptomonedas, comienzan a captar la atención de inversionistas que buscan diversificación y mayores retornos
Bitcoin, per sé, se posiciona de manera especial en este escenario. Una política de tasas más bajas refuerza su narrativa como reserva de valor frente al dólar, ya que la disminución en el rendimiento de bonos del Tesoro genera más incentivos para considerar alternativas descentralizadas y con oferta limitada. Además, el interés institucional en la moneda digital se incrementa, pues las gestoras y fondos de inversión perciben una oportunidad para incluir productos vinculados a BTC dentro de sus portafolios.
De hecho, el efecto de estas expectativas ya se observa en el mercado: los fondos cotizados (ETF) y otros vehículos financieros basados en BTC han registrado un aumento sostenido en la demanda. Esto refleja que, más allá de la especulación a corto plazo, la percepción sobre la utilidad de la moneda como instrumento de diversificación se fortalece.
El siguiente gráfico de NewHedge muestra la relación entre la tasa de interés (línea azul) y el precio de bitcoin (línea naranja). Se observa que, en periodos de tasas bajas, el precio de bitcoin tiende a crecer con mayor fuerza, mientras que aumentos de tasas suelen coincidir con etapas de corrección o consolidación.
3) Rendimiento histórico de bitcoin frente a otros activos
En comparación con mercados consolidados, bitcoin conserva un margen de crecimiento considerable. Mientras las acciones estadounidenses superan los 66 billones de dólares en capitalización y los principales mercados europeos suman más de 10 billones, bitcoin apenas ronda los 2,3 billones. El oro, por su parte, se mantiene en torno a los 23 billones, lo que evidencia la distancia que aún separa a la moneda digital de otros activos reconocidos como reserva de valor.
Si bitcoin alcanzara apenas la mitad de la valoración del oro, su capitalización se elevaría hasta los 11 billones, lo que supondría un incremento cercano al 400% frente a los niveles actuales. Este potencial no solo depende de la magnitud del mercado, sino también de factores estructurales como su oferta limitada: con 21 millones de monedas como máximo y 95% ya minado, el activo tiene una escasez incorporada que lo diferencia de instrumentos sujetos a expansión monetaria.
Otro elemento relevante es el impulso o momentum que mantiene BTC. Aunque el debate sobre su papel como reserva de valor a muy largo plazo sigue abierto, en el presente bitcoin funciona como alternativa al oro para nuevas generaciones de inversores y empresas. Su uso como medio de pago continúa expandiéndose en distintos sectores, lo que refuerza su legitimidad en la economía real.
La dominancia de bitcoin dentro del mercado de las criptomonedas también refuerza esta tesis. Desde un 37% en 2022 ha pasado a casi 58% en 2025, reflejando un desplazamiento hacia activos percibidos como más sólidos dentro del ecosistema digital. Esta combinación de techo de mercado aún lejano, escasez programada y creciente aceptación institucional y minorista sitúa a bitcoin en una posición ventajosa frente a otros activos en un escenario de alta liquidez global.
Riesgos a considerar
Aunque para Oriental Trader hay razones que dan esperanza por bitcoin en los meses por venir, nada está exento de riesgos. En realidad, hay elementos que podrían alterar el escenario alcista.
Por ejemplo, una posible pérdida de interés de los inversionistas, que podrían migrar hacia nuevas alternativas tecnológicas, pondría en cuestión el papel de bitcoin como reserva de valor. Otro factor es la eventualidad de un ciclo prolongado de ajuste monetario y recesión, lo que obligaría a liquidar posiciones en criptomonedas para obtener liquidez.
Sin embargo, el rumbo actual de la política económica apunta a sostener la actividad con menores tasas, lo que reduce la probabilidad de un escenario restrictivo en el corto plazo.