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Trump ha insistido públicamente en que Powell baje las tasas de interés para impulsar la economía.
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Ciertos analistas ven la medida de la FED como un intento de balancear los riesgos inflacionarios.
En un escenario de incertidumbre económica global y presiones políticas, la decisión de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED) de mantener las tasas de interés en el rango de 4,25% a 4,50% refleja una postura cautelosa.
La medida fue adoptada por el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), el organismo responsable de definir la política monetaria del país. La próxima reunión está prevista para el 17 de septiembre, y varios analistas anticipan que podrían producirse uno o dos recortes de tasas antes de que termine el año.
Esta determinación se mantiene en un escenario de presión política que, según analistas, podría comprometer la autonomía de la entidad, se mantiene en línea con los mensajes que Jerome Powell ha transmitido en los últimos meses. La FED reiteró su apego a un enfoque «dependiente de los datos», lo que significa que cualquier ajuste en las tasas solo se dará si hay señales claras de una desinflación sostenida o una desaceleración económica más pronunciada.
En la reunión del 30 de julio de 2025, la resolución de no modificar las tasas fue aprobada por una mayoría de 9 a 2, reflejando un consenso sólido, aunque no unánime, entre los delegados de la FED. Esta estructura colegiada refuerza la independencia institucional del organismo frente a presiones externas.
Los dos miembros que no estuvieron de acuerdo con mantener las tasas sin cambios fueron la vicepresidenta de Supervisión Michelle Bowman y el gobernador Christopher Waller. Este doble disenso es inusual dentro de la Junta de Gobernadores de la Reserva Federal y no ocurría desde 1993.
Waller argumentó que, aunque la economía sigue creciendo, su impulso se ha debilitado y aumentan los riesgos para el empleo. También minimizó el impacto inflacionario de los aranceles, calificándolo como un shock puntual que no justificaría mantener una política restrictiva. Bowman, por su parte, sostuvo semanas antes que, mientras las presiones inflacionarias se mantuvieran contenidas, había que considerar una reducción de tasas.
Así, la FED basó su determinación en una combinación de factores económicos, detallados en la conferencia de prensa de Jerome Powell del 30 de julio. En primer lugar, consideran que la inflación sigue siendo un desafío, ya que, aunque ha disminuido desde su pico en 2022, todavía se mantiene por encima del objetivo del 2%.
Además, señalan que el Índice de Precios de Gastos de Consumo Personal (PCE, por sus siglas en inglés) aumentó un 2,5% en los 12 meses previos a junio de 2025, mientras que el PCE subyacente, que excluye alimentos y energía, creció un 2,7%. Concluyen que los recientes aranceles han impulsado los precios de ciertos productos, generando incertidumbre sobre si estas presiones serán temporales o persistentes.
En segunda instancia, la FED indicó que el mercado laboral continúa mostrando fortaleza, con una tasa de desempleo baja del 4,1% y un promedio de 150.000 nuevos empleos mensuales en los últimos tres meses.
Además, destacan que el crecimiento económico se ha moderado, con un aumento del PIB del 1,2% en la primera mitad de 2025, frente al 2,5% registrado el año anterior. Esta desaceleración se atribuye principalmente a una menor expansión del gasto del consumidor.
«Continuaremos definiendo la orientación adecuada de la política monetaria en función de los datos entrantes, la evolución de las perspectivas y el balance de riesgos. Contar con un banco central independiente ha sido un arreglo institucional que ha servido bien al público», expresó Powell en la conferencia de prensa del 30 de julio.
Trump, Powell y la mirada de los especialistas
El presidente Donald Trump ha mantenido una posición pública reiterada frente a Powell, instándolo a reducir las tasas de interés para estimular la economía. Sus declaraciones han incluido críticas directas e, incluso, insinuaciones sobre la continuidad de Powell al frente del organismo.
No obstante, el discurso del mandatario podría comprometer la imagen de la Reserva Federal como una entidad independiente, lo cual es clave para la credibilidad de sus medidas económicas. La injerencia política corre el riesgo de sembrar dudas en los mercados sobre si las decisiones del organismo responden realmente a criterios técnicos o a intereses políticos.
No resulta descabellado pensar que, para disipar cualquier impresión de influencia política, la FED haya decidido reforzar el argumento que ha mantenido durante 2025: uno basado, según el propio Powell, en los datos. Este enfoque podría retrasar cualquier ajuste en las tasas para evitar la percepción de ceder ante presiones externas.
Por otro lado, especialistas como Nic Adams, cofundador y CEO de 0rcus, interpretan la decisión de la FED como una recalibración cuidadosa de la política monetaria, orientada a equilibrar los riesgos persistentes de inflación con la solidez del mercado laboral.
Desde la perspectiva de Adams, la resiliencia de la economía, evidenciada en el sólido crecimiento del empleo y una baja tasa de desempleo, indica que las tasas actuales no representan una amenaza inmediata de recesión, lo que reduce la urgencia de recortes.
«El mercado laboral muestra una notable resiliencia, con un continuo y sólido crecimiento del empleo y una baja tasa de desempleo, lo que indica que la economía puede soportar las condiciones de política restrictiva actuales sin una contracción significativa», subrayó el CEO de 0rcus en una serie de comentarios enviados a CriptoNoticias.
El especialista también advierte que los aranceles impulsados desde Washington representan un nuevo impulso inflacionario desde el lado de la oferta. Agrega que, a diferencia de la inflación impulsada por la demanda —que puede moderarse elevando las tasas para enfriar el consumo—, este tipo de inflación es más difícil de controlar con las herramientas tradicionales de política monetaria.
«Los aranceles encarecen los bienes importados y pueden desencadenar represalias comerciales, lo que eleva los costos de producción y terminan trasladándose a los precios al consumidor. Esto obliga a la FED a adoptar un enfoque más cauto y matizado, ya que subir las tasas podría enfriar la economía sin resolver la causa real de la presión inflacionaria».
Por último, Adams plantea las condiciones necesarias para que la FED considere futuros recortes: una caída de la inflación hacia el 2% y un deterioro claro del mercado laboral, reflejado en mayor desempleo y desaceleración del crecimiento salarial.
Según el sondeo de CME Group, actualmente existe una probabilidad del 56% de que las tasas se mantengan sin cambios en la próxima decisión, mientras que un 43% apunta a una posible reducción hacia el rango de 400-425 puntos básicos que podría impulsar la liquidez para los mercados como bitcoin.