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Manuel Sutherland dice que esto es resultado de una política monetaria, cambiaria y fiscal fallida.
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Se trata de una “devaluación muy destructiva” del bolívar, dice el economista José Guerra.
El dólar paralelo en Venezuela ha aumentado sostenidamente esta semana, con un acumulado de aproximadamente 20% en solo cuatro días. La cotización, que el lunes se ubicaba en unos 89 bolívares por cada dólar, alcanzó los 107,99 bolívares por unidad este viernes, según datos del mercado informal.
Este incremento refleja la inestabilidad cambiaria que atraviesa el país, donde el bolívar pierde valor frente a las divisas extranjeras a un ritmo acelerado. El USDT, una criptomoneda estable vinculada al dólar, se ha convertido en un indicador para determinar la cotización del dólar paralelo, ya que su par contra el bolívar, negociado en plataformas como Binance, se utiliza para promediar el valor del billete verde en el mercado venezolano.
La escalada del dólar paralelo impacta directamente a la población. Los salarios, mayormente pagados en bolívares, pierden poder adquisitivo con cada subida, mientras los precios de bienes y servicios, atados al mercado informal, se ajustan rápidamente.
Millones de venezolanos, desde pensionados hasta asalariados, enfrentan dificultades para proteger sus ingresos, recurriendo a la compra de divisas o bienes como refugio. La incertidumbre sobre hasta dónde llegará esta tendencia mantiene en vilo a una sociedad que, tras años de crisis, busca formas de sobrevivir a la devaluación constante.
Una crisis cambiaria en curso
Manuel Sutherland, economista y director del Centro de Investigación y Formación Obrera (CIFO), señala a CriptoNoticias que nadie puede predecir con exactitud hasta dónde subirá el tipo de cambio.
“Venezuela ha vivido montones de crisis cambiarias en los últimos 10, 12 años. Ha visto un maxi de devaluaciones y tiene una expectativa muy negativa de lo que pueda llegar a suceder en el corto plazo”, afirma.
Según él, la insistencia del gobierno en defender un tipo de cambio sobrevaluado agrava la situación. “Lo ideal sería permitir que la cotización alcance un valor real, sin la intervención de los ingresos petroleros que lo distorsionan”, sostiene.
Advierte también que la supuesta flotación limpia del tipo de cambio se ha transformado en “una flotación más que sucia”, con un control cambiario disfrazado que limita la libre circulación de divisas.
Sutherland comenta que esta crisis es el resultado de una política monetaria, cambiaria y fiscal fracasada. Recordó además que, desde 2007, cuando se realizó la primera reconversión monetaria quitándole tres ceros al bolívar, y hasta la fecha, se han eliminado 14 ceros en total a la moneda venezolana, un promedio de casi un cero por año.
“Es un resultado terriblemente catastrófico”, sentencia el economista, y lo atribuye a medidas como la asfixia salarial, el aumento de impuestos y la restricción de la circulación monetaria en los últimos tres o cuatro años.
Estas políticas, dice, han fracasado “y han desencadenado otra maxidevaluación previsible, consecuencia de un tipo de cambio artificialmente sostenido que termina colapsando”.
En una línea similar, Aarón Olmos, economista y profesor universitario, explicó a este medio que “el cielo es el límite” para la subida del dólar paralelo, considerando que esto dependerá de “la velocidad en la cual el Ejecutivo nacional junto con el sector privado nacional pueda articular políticas que permitan, en principio, ralentizar, bajarle esa velocidad al incremento de precios, porque de alguna manera nunca se ha logrado detener”.
“Lo único que el Ejecutivo ha logrado es quitarle ceros a la moneda, que es una medida accesoria que no corrige el problema de fondo. Como que se te esté quemando la casa y tú, en vez de apagar el incendio, te vas a otro cuarto. Eso sigue ahí y tú lo haces como de la vista gorda. No es el deber ser. Pero ¿hasta dónde? Hasta donde, de alguna manera, la estrategia del Ejecutivo lo permita”, dijo Olmos.
Una devaluación que golpea a todos
Por su parte, José Guerra, economista y exdiputado de la Asamblea Nacional de Venezuela, describe esta situación como “una devaluación muy destructiva”. En declaraciones a CriptoNoticias, afirmó que “nadie, absolutamente nadie” sabe hasta dónde subirá el dólar, pero destaca la tendencia al alza que tiene actualmente el precio de esa moneda.
Guerra señala que el Banco Central de Venezuela (BCV) interviene para bajar la cotización, pero carece de reservas suficientes para sostener esta estrategia a largo plazo.
A diferencia de Sutherland, él descarta que el USDT juegue un rol determinante en la dinámica cambiaria, aunque reconoce que refleja las expectativas futuras sobre el tipo de cambio.
Guerra subraya que esta devaluación no beneficia ni siquiera al gobierno, como ocurría en el pasado. “Tradicionalmente, las devaluaciones favorecían al Estado porque exportaba petróleo a través de PDVSA y captaba más bolívares por dólar; ahora, PDVSA vende sus divisas al Banco Central a una tasa baja, mientras los bienes y servicios que adquiere se cotizan al precio del mercado paralelo o una combinación de ambas tasas”, explicó.
“El Banco Central y el gobierno pierden plata en eso”, afirmó, evidenciando un esquema insostenible que perjudica a todas las partes.
El impacto en la vida cotidiana
La población venezolana, curtida por años de hiperinflación y crisis monetarias, ha aprendido a buscar refugio en monedas duras, como explica Sutherland. “La mayoría de los venezolanos tiene un posgrado en hiperinflación”, ironiza, refiriéndose a la Ley de Gresham, donde la moneda mala, el bolívar, se gasta o cambia rápidamente, mientras la moneda dura, como el dólar o el USDT, se atesora.
Esta dinámica, aunque lógica, no evita el impacto devastador en los hogares. “Un trader joven puede adaptarse al mercado, pero un pensionado, un profesor o un asalariado con ingresos en bolívares carece de herramientas para protegerse y ve sus recursos menguar día a día”, advirtió.
El uso del USDT, según Sutherland, es una de las tantas formas en que los venezolanos intentan resguardarse, ya sea mediante compras anticipadas, arbitrajes cambiarios o transacciones a futuro. Sin embargo, aclara que el problema de fondo no está en estas estrategias, sino en una economía debilitada por errores de política cambiaria.
“Alguien puede decir que esto es culpa de las sanciones o el bloqueo, pero es de recordar que antes de las sanciones ya se le habían quitado 8 ceros a la moneda”, argumenta, desmontando la narrativa oficial. Países como Cuba o Irán, con sanciones más severas, no han enfrentado hiperinflación, lo que refuerza su crítica a la gestión interna.
Para Olmos, USDT tiene peso en la dinámica cambiaria de Venezuela, sobre todo porque ofrece alivio a los que buscan salir de los bolívares. Como lo ve, la conformación de los índices de precios del dólar no oficial tiene un alto componente de criptomonedas.
“Quienes hacen estos cálculos y publican estos datos con su imagen en la mañana y en las tardes, con el paso del tiempo van cambiando las fuentes de las cuales se ciñen ellos para hacer sus cálculos, ¿no? Hoy podemos ver, por ejemplo, que tanto Binance como El Dorado tienen un precio del dólar exageradamente alto. Y si tú tomas esos dos referentes para sacar el promedio, en la medida que los datos que utilices para calcular un promedio sean elevados, el promedio también será elevado. Eso distorsiona aún más la realidad”, señaló.
¿Qué pueden hacer los venezolanos?
Guerra coincide en que la única opción para los ciudadanos es protegerse. “Los venezolanos deben comprar dólares, bienes, salir de los bolívares. Porque el que se quede con el bolívar está liquidado con una devaluación que está cantada”, advierte.
Por lo que se aprecia, la tendencia al alza del dólar, con sus altibajos, parece irreversible en el corto plazo, y la falta de reservas del Banco Central limita cualquier intento de estabilización, de acuerdo con Guerra. Él, además, sostiene que el mercado informal, aunque volátil, seguirá siendo el termómetro de una economía en crisis.
Sutherland, en tanto, afirma que la desconfianza en el bolívar es generalizada, y la gente recurre a cualquier mecanismo disponible para sobrevivir. Sin embargo, insiste en que estas soluciones individuales no resuelven el problema estructural: una economía incapaz de mantenerse estable “por la desastrosa gestión de las instituciones responsables”.
“Es una situación realmente dramática”, concluye, reflejando el sentir de millones que enfrentan la incertidumbre diaria.
Por su parte, Asdrúbal Oliveros, socio director de la firma de análisis socioeconómico Datanálisis, dio 4 consejos a las empresas venezolanas para que se enfrenten al actual entorno cambiario del país. Como lo ve, las compañías deben, primero, evaluar su exposición para determinar cuánto facturan en bolívares y considerar algunas modificaciones. En segundo lugar, recomienda reducir pasivos en divisas. “Revisa bien tus fondos, cuáles se pueden cambiar de dólares a bolívares”, dijo.
En tercer lugar, Oliveros insta a ajustar la estrategia de precios en bolívares. A su juicio, “no basta solo con cambiarlo a la tasa vigente del día. Hay que meterle cabeza a este tema».
Por último, Oliveros señala que las compañías deben reforzar el control de la cobranza. “Es muy importante cuidar el deterioro de las cuentas por cobranza», enfatizó.
Un futuro incierto
La pregunta sobre hasta dónde subirá el dólar paralelo sigue sin respuesta clara. Ambos economistas coinciden en que la tendencia alcista persistirá mientras las políticas actuales se mantengan. Sutherland aboga por un tipo de cambio realista, sin intervenciones artificiales; Guerra ve un mercado inestable que el gobierno no puede controlar indefinidamente.
Entre tanto, los venezolanos, desde comerciantes hasta jubilados, ajustan sus vidas a una realidad donde el bolívar se desvanece y el dólar, medido en parte por el USDT, dicta el ritmo de la economía. La crisis cambiaria, lejos de ser un evento aislado, es un capítulo más en una historia de devaluaciones que no parece tener fin.