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Las empresas mineras de EE. UU. enfrentarán mayores costos y menores márgenes de ganancia.
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Paradójicamente, la incertidumbre económica podría fortalecer a bitcoin como un refugio de valor.
La nueva y agresiva política comercial del presidente Donald Trump, que impone aranceles universales a casi todos los bienes importados a Estados Unidos, promete redefinir la economía global. Sin embargo, más allá del impacto visible en los precios de los bienes de consumo, esta medida de proteccionismo extremo esconde una consecuencia indirecta y profunda para uno de los sectores tecnológicos más pujantes, como el de bitcoin (BTC) y las criptomonedas.
La Casa Blanca, el jueves 31 de julio, anunció un sistema arancelario de múltiples niveles. Esto consiste en una tasa base del 10% para países con los que EE. UU. tiene superávit comercial, y un arancel mínimo del 15% para las cerca de 40 naciones con las que mantiene un déficit.
Por ello, países como China, México y Canadá enfrentan tarifas aún más elevadas, que oscilan entre el 25% y el 35% en ciertos productos, consolidando una ruptura con décadas de políticas de libre comercio.
El nuevo arancel entrará en vigor el 7 de agosto. Y, entre otros sectores, resultará perjudicial para la industria de los activos digitales como bitcoin, ya que son parte de un ecosistema que depende de una infraestructura física muy tangible: los equipos de minería.
ASIC más caros: el costo de los aranceles
Los potentes circuitos integrados de aplicación específica (ASIC), que son la columna vertebral de la seguridad y el funcionamiento de la red Bitcoin, son bienes manufacturados. Y la inmensa mayoría de estos equipos se diseña y fabrica en Asia, con China a la cabeza.
Aquí es donde los aranceles entran en juego. Debido a que este hardware es esencial, al ser importado a Estados Unidos, estarán sujetos a las nuevas y elevadas tarifas, como lo informó CriptoNoticias.
Para las empresas de minería de Bitcoin con sede en EE. UU., que han invertido miles de millones de dólares para construir granjas de servidores en estados como Texas o Georgia, esto significa un aumento drástico en sus costos de operación. Adquirir y reemplazar equipos se volverá significativamente más caro, reduciendo sus márgenes de beneficio y su competitividad a nivel global.
Un arancel elevado sobre los bienes chinos se traduce directamente en un mayor costo de los equipos de minería. Por tanto, esto presiona los márgenes de los mineros estadounidenses, lo que a su vez podría desacelerar la expansión de la infraestructura minera en el país.
En el peor de los casos, podría provocar una migración del hashrate (el poder computacional de la red) hacia regiones con costos operativos más bajos, debilitando la posición de Estados Unidos como uno de los centros de minería más importantes del mundo.
Impacto en inflación, tasas de interés y liquidez para mercados
Más allá del impacto directo en el hardware, los aranceles crean una ola de incertidumbre macroeconómica. El aumento de los costos de importación podría avivar la inflación en Estados Unidos, complicando la labor de la Reserva Federal.
En un entorno de alta inflación y crecimiento económico ralentizado por las fricciones comerciales, los inversores tienden a huir de los activos de mayor riesgo, categoría en la que muchos aún sitúan a las criptomonedas.
Sin embargo, esta situación también presenta una doble cara. Esto debido a que las tensiones comerciales erosionan la confianza en el dinero fíat, obligando a algunos inversores a adoptar bitcoin como un refugio de valor.
En ese sentido, la política proteccionista de Trump podría, irónicamente, fortalecer el argumento a favor de un activo financiero global y descentralizado con suministro fijo.
Todo esto también revela la contradicción inherente en la política de la administración de Donald Trump. Esta, por un lado, busca fomentar el liderazgo de EE. UU. en la industria de bitcoin y criptomonedas, atrayendo talento e inversión. Por otro, se imponen barreras comerciales que castigan precisamente al sector que se intenta promover, encareciendo su infraestructura clave y haciéndolo menos competitivo.
En definitiva, los nuevos aranceles de Trump no son solo un asunto de comercio de bienes físicos. Representan un obstáculo tangible para la industria de los activos digitales en Estados Unidos, con el potencial de reconfigurar el mapa global de la minería de Bitcoin y de generar consecuencias económicas imprevistas que pondrán a prueba la resistencia y el verdadero propósito del ecosistema de los activos digitales.