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La deuda hogareña alcanza niveles históricos en Estados Unidos.
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Estados Unidos estaría a punto de perder la última calificación crediticia AAA que le queda.
No estamos en 2008, pero el eco de una crisis retumba en Estados Unidos, ya que todo indica que la historia tiende a repetirse. Sucede ahora cuando los puntajes crediticios se han desplomado, hay niveles récord de deuda y, en esta ocasión, con más fuerza que nunca, bitcoin (BTC) acecha como una alternativa que gana atención en todos los rincones del planeta.
Marcando un deterioro sin precedentes en la salud financiera del país, Alaska encabeza la lista de los más afectados, con una caída del 1.02% en su promedio de puntajes crediticios entre el tercer trimestre de 2023 y el mismo período de 2024, seguida por Vermont (-0.85%) y Misisipi (-0.79%). Este colapso, impulsado por una deuda récord y una inflación persistente, está generando alarma en varios rincones del país.
Es evidente que la tormenta económica sacude tanto al gobierno como a los ciudadanos. En agosto de 2011, Standard & Poor’s desató una conmoción al rebajar la deuda estadounidense de AAA a AA+, citando una «eficacia debilitada» en la formulación de políticas. Fitch Ratings repitió el golpe en agosto de 2023, señalando un «deterioro constante de la gobernanza». Moody’s, aunque conserva su AAA, bajó su perspectiva a negativa en noviembre de 2023, y es posible que la rebaje este año. «La asequibilidad de la deuda sigue disminuyendo», afirmó la agencia en 2023, y desde ese momento, la situación solo ha empeorado.
Hasta los hogares ahogados por la deuda
A nivel individual, los consumidores enfrentan su propia crisis. Un informe de WalletHub de enero de 2025 revela que los puntajes crediticios han caído en los 50 estados durante el último año, un deterioro sin precedentes.
Según los datos recopilados por el Centro de Datos Microeconómicos de la Reserva Federal de Nueva York, la deuda total de los hogares alcanzó los 8 billones de dólares al cierre del tercer trimestre de 2024, un máximo histórico. Un análisis reciente estima que el endeudamiento promedio por hogar superó los 105.000 dólares en 2025, un aumento superior al 11% en tres años, impulsado por inflación, altas tasas de interés y una recesión persistente.
El tamaño de la deuda federal ha superado el PIB estadounidense, un nivel visto por última vez tras la Segunda Guerra Mundial, cuando el gasto financiaba los encuentros bélicos. Sin embargo, hoy, sin guerras declaradas, el déficit fiscal de 2024 alcanzó 1.8 billones de dólares—más del 6% del PIB—, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO).
La CBO proyecta déficits anuales cercanos a este nivel hasta 2030, escalando a 2,9 billones para 2034. Y todo este es un panorama deteriorado que ha heredado el gobierno liderado por Donald Trump, quien asumió el mando el pasado mes de enero.
Bitcoin: el refugio ante la tormenta
Es un escenario en el que las señales de tensión son claras, y esto es porque ya es evidente que, independientemente de las agencias, los mercados están emitiendo su veredicto. El mensaje es que los bonos del Tesoro, tradicionalmente el estándar global sin riesgo, empiezan a perder su brillo. Por ejemplo, bonos corporativos de Apple al 4.30% (vencimiento mayo 2033), con calificación AA+ igual a la del Tesoro, se negocian con un diferencial de apenas cinco puntos básicos sobre sus equivalentes gubernamentales. Si el mercado ve tan poca diferencia, la pregunta es inevitable: ¿cuánto falta para que Moody’s retire su calificación AAA y se oscurezca más el panorama?
En un entorno de deuda y desconfianza, Bitcoin emerge con una fuerza sin precedentes. Mientras la deuda pública y privada asfixia a Estados Unidos, la moneda digital se consolida como una reserva de valor, inmune a la emisión masiva de dinero y al peso del endeudamiento estadounidense.
La combinación de lo que está pasando es un déficit federal que supera los 28 billones de dólares—según datos del Departamento del Tesoro a finales de 2024—y una inflación persistente ha erosionado la confianza en el dólar, abriendo la puerta a alternativas que desafían el sistema financiero tradicional.
Este fenómeno cobra especial relevancia hoy, cuando un movimiento contracíclico se alza frente a la crisis económica que pesa sobre Estados Unidos, posicionando a Bitcoin como un bastión de soberanía económica ante la inflación y el dinero fíat. A diferencia de 2008, cuando la crisis financiera dio origen a Bitcoin como respuesta a la fragilidad bancaria, la actual ola de adopción no solo refleja rechazo al statu quo, sino una búsqueda activa de refugio.
¿Una nueva era financiera?
Este auge disruptivo, que tomó impulso con la adopción institucional tras la aprobación de los ETF de Bitcoin en enero de 2024, alcanzó un punto de inflexión con la reciente Orden Ejecutiva firmada por Donald Trump, creando la Reserva Estratégica de Bitcoin.
Esta medida que le da a bitcoin el lugar que merece, de acuerdo con un artículo editorial de CriptoNoticias, es «el programa económico más grande del siglo XXI», como lo ve Michael Saylor. Él cree que la capitalización de la moneda digital pionera podría alcanzar los 200 billones de dólares en las próximas dos décadas. Y por el valor que ve en la moneda digital pionera ante lo que está por venir, le está hablando sobre bitcoin a todo millonario que conoce y a los que no también.
La convicción de Saylor sobre bitcoin parece alimentada por una visión lúcida de la tormenta económica que se avecina. Para él, la moneda digital no es solo una inversión, sino un escudo contra la pérdida de riqueza en un sistema al borde del colapso. Y mientras los escépticos dudan, el respaldo institucional y gubernamental sugiere que el fundador de Strategy podría estar viendo lo que otros aún no perciben, como es el amanecer de una nueva era financiera.