Llegado este punto no tengo tiempo de arrepentirme. Pensé que sería fácil infiltrarme en una secta de criptomonedas como TwoCoin. No podría haber imaginado que arriesgaba perder algo más que todo mi capital. Mi carrera periodística ha sido destruida. TwoCoin tiene alianzas mucho más allá de donde pudiera haberlo imaginado. El teléfono no para de sonar. Pero nada me impedirá hacer públicos mis hallazgos.
La reunión se efectuó en horas de la noche. Mi jefe había confiado en mí para realizar la operación. Todo parecía ir con normalidad: se trataba de un MeetUp para dar a conocer la criptomoneda TwoCoin. Aunque, la verdad, solo se trataba de un token más escrito en la blockchain de Ethereum. Un punto menos a su favor. Apuntaba todo esto en mi libreta tachonada de verde, cuando se me acercó una joven cubierta de pecas.
Arabella era el nombre de la chica. Le faltaba mucho para llegar a los 20 años. Según explicó, ella sería mi mentora en mi florecimiento financiero. En aquel momento no lo entendí, pero lo que me hizo caer presa del embrujo de Arabella fue ensayado por TwoCoin. Desde hacía años preparaban a los mentores para que su oratoria fuera tan perfecta que nadie pudiera decirles que no.
El truco que utilizaban los mentores era parecer gente común y corriente. Contactaban a las personas en la calle o en las redes sociales, y poco a poco las convencían de asistir a los MeetUp. Lo más importante para un mentor era no dejar pruebas de la conversación, por lo que todos los contactos los hacían por llamada de voz, aunque nunca hubieran visto a su víctima en persona.
Durante la primera reunión, me enseñaron cómo funcionaba la estrategia de inversión de TwoCoin. Se trataba de un esquema piramidal en el que por cada referido que incluyera, yo obtendría una ganancia. Además, aseguraban que la criptomoneda serviría como método de pago de distintas herramientas de inversión y de paquetes turísticos. La primera reunión finalizó con un abrazo fraterno con cada uno de los asistentes y una pequeña merienda.
No negaré que me sentí motivada. Tener el poder financiero en mis manos, decidir mi futuro. En poco tiempo podría dejar de trabajar. Podría por fin dedicarme a escribir esa novela que durante tantos años ha rondado mi cabeza. Aunque tenía mis prejuicios, todos sembrados por el dueño del periódico que me mandó a realizar la investigación, confieso que me sentí parte de algo. Sin embargo, nada puede ser tan bueno como parece. En los tres años que pasé con TwoCoin, nunca vi que se publicara el libro blanco del token o que se abriera un repositorio en GitHub. Y ni hablar de ver listado el token en alguna casa de cambio de criptomonedas.
Además de los mentores que había entrenado, TwoCoin contaba con una larga lista de figuras públicas entre sus filas. Entre ellos había influencers tecnológicos, estrellas del cine y televisión, cantantes y futbolistas. Cuando conocí en persona al presentador de uno de mis programas de la infancia, fue cuando decidí firmar “El Contrato”. Con ese acuerdo, accedía a entregar todo mi capital a cambio de una ganancia del 500%. Y para que el futuro financiero de cada twocoiner estuviera garantizado, también accedía a proporcionar el 10% de toda ganancia futura mensual. Como con cada nuevo referido en la pirámide yo ganaba el 30%, y cada día había nuevos adeptos, esta cifra me pareció muy pequeña.
Lo que no me contaron es que mi ganancia estaría limitada a 2500 referidos. Una vez se cumplió esta cifra, me vi en deuda con TwoCoin por una cantidad de dinero astronómica. En El Contrato también se estipulaba que no podría hablar de eso con ninguna persona dentro o fuera de la secta, o todos mis bienes serían embargados, mi reputación destruida y me vería en la calle. Así que esto de la “ganancia futura” me dejaba dependiendo de TwoCoin por el resto de mi vida. Vamos, sé que el no haber leído la letra pequeña no corresponde con mi curiosidad periodística, pero literalmente estaba bajo un embrujo.
Una de las cosas más turbias que descubrí fue la manera en que se dirige esta secta de criptomonedas. En los últimos años, muchos de sus dirigentes han caído en manos de la justicia, algunos bajo acusación de fraude, otros bajo cargos de lavado de dinero. En otros países incluso se han prohibido actividades relacionadas con la secta. A pesar de esto, TwoCoin sigue creciendo como el primer día.
La organización había forjado alianzas con empresarios alrededor del mundo. Desde banqueros hasta traficantes de sustancias ilícitas tenían una participación en la secta. No revelaban, ni siquiera a sus miembros, quién era el dirigente, porque nadie lo sabía. Encubrían las operaciones con paquetes turísticos porque los mentores viajaban mucho para encontrarse con los personajes más influyentes de la secta. El poder de decisión de la secta estaba repartido alrededor del mundo. Al parecer, habían copiado una de las fortalezas de los criptoactivos: la descentralización.
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
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