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Parecía demasiado bueno para ser cierto. Y no lo fue.
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Mis ahorros, los de mi familia todos fueron a parar a un saco roto lleno de promesas incumplidas.
Hace poco me di cuenta de que invertí el dinero de mi familia en un proyecto que no me dará nada a cambio y que, cuando mucho, será desenmascarado en unos años. ¿Mi error? Además de haber caído en esta estafa, haber confundido el potencial de Bitcoin con un esquema piramidal que prolifera en varios países gracias a la fama que ha ganado esta moneda en los últimos meses.
Como otros, solo había tenido noticia de Bitcoin con el exponencial crecimiento de su precio a finales de 2017. ¿Mi idea? Aprovechar la ola yo también; una inversión rápida y sencilla en un producto que parece tener muy buena acogida. Nunca pensé que esta simple idea podría costarme tanto. Empecé averiguando cómo comprar bitcoin, pero el precio bajó y me felicité por no hacerlo. Sin embargo, me pareció que yo mismo podría hacer una fortuna si lograba conseguir un proyecto que hiciera algo similar. Yo también quería dinero fácil, y terminé invirtiendo lo que tenía en esta estafa.
Originalmente había sido muy escéptico, pero donde vivo es preferible vender productos de nutrición o belleza de manera informal que trabajar como un asalariado, así que una oportunidad de salvarnos de la crisis a mí y a mi familia sin esfuerzo fue demasiado tentadora. En todo caso, no culpo a nadie, mi estupidez fue la que me trajo aquí. Decidí confiar en extraños que me sedujeron con promesas y metas difusas. Un Mapa de Ruta altisonante pero muy convincente en el que, al cabo de unos meses, podría triplicar lo invertido. “All-in”, pensé de inmediato, recordando las historias de gran riqueza de los primeros inversionistas de Bitcoin. “Este es el nuevo Bitcoin, mi buen amigo” me dijeron, y yo creí.
Los signos de la estafa
El programa era demasiado alentador. Invirtiendo, digamos 1 dólar, podría recibir 10 al cabo de un cierto tiempo, cumpliendo ciertos requisitos previos como convencer a dos personas, publicar en mis redes sociales, enviar correos y hacer otras pequeñas tareas digitales. Con una inversión 10 veces mayor, podría ahorrarme las dos personas, y reducir a menos de la mitad las publicaciones en mis redes sociales, y por una inversión 100 veces mayor, sencillamente podría esperar mis retornos en menos tiempo, “¡quizás semanas, mi buen amigo!”, dijeron.
“Es más rápido que Bitcoin, serán 120 billones de tokens, con 3,4 millones de usuarios en 194 países del mundo. Además, tienes varios niveles de inversión, ¡es tu oportunidad!”, me dijo uno de los vendedores. Me extraño que no dijera nada sobre algoritmos y criptografía, o cómo llegaba a consenso su red, pero como no sabía exactamente a qué se referían estos conceptos, terminé pensando que sería normal, que el proyecto no los necesitaba.
Como me vieron animado, me explicaron que en caso de inversiones mayores recibiría un paquete de beneficios exclusivos: un descuento considerable en cuanto a la compra de los futuros tokens, pases a eventos, conciertos, y acceso a un canal platinum de señales probadas en Telegram, para que pudiese hacer trading con el equipo del proyecto si quería. “Esto es lo que necesito, ¿dónde firmo?”, pensé. Realmente estaba emocionado.
“Bueno, está listo”, me dijeron luego de realizar el pago, o «mi colaboración», como insistieron en llamarlo.
—Acaba de adquirir el paquete Plus Ultra de Triple Doble devolución en tres meses. Y no se preocupe por nada, mi amigo. Usted podrá comunicarse directamente con nosotros cada vez que así lo desee, me dijo la persona que recibió mi “colaboración” y que solo se identificó como Dani.
Un registro digital en su base de datos donde quedó “patentada mi colaboración”, una tarjeta con algunas vías de contacto, una invitación a un grupo de Telegram, llaveros, coolers, tazas y dos franelas fue el botín que me llevé a casa. Eso y la ilusión de ser el nuevo miembro de una lista Forbes, ¿por qué no? “Este proyecto es visionario”, me decía.
El tiempo
Los primeros tres meses estuve tranquilo, pues si bien invertí todo lo que teníamos ahorrado entre mi esposa, su hermano y yo, aún seguíamos trabajando. Además, cada tanto recibía un mensaje de Dani, e incluso, cuando llamaba a preguntar qué había pasado con el reintegro, las ganancias y las promesas, ella solía calmarme diciendo que habían unos detalles técnicos y que otros inversionistas no había sido tan diligentes como yo al llenar los “documentos de colaboración”, ni con el proceso de “verificación de Fondos e Identidad”.
“Son cosas de rutina, usted entenderá, pero no se preocupe, usted va a ser uno de los primeros beneficiados de este proyecto, el primero en enterarse de las buenas nuevas, ¡se lo prometo!”, y me calmaba. Yo calmaba a mi esposa y a su hermano, todavía no estábamos ahogados en deudas…
El problema vino cuando mantener las puertas del negocio fue imposible debido a que los precios de reposición se habían disparado con respecto a las ganancias legales establecidas por las autoridades. Estábamos en verdaderos problemas y tanto mi esposa como su hermano vinieron a mí a pedir cuentas. ¿Qué había pasado con ese maravilloso proyecto en el que yo me empeñé? Haber invertido todos los ahorros en un proyecto totalmente desconocido había sido una prueba de mi desesperación, pero sobre todo, de mi propia estupidez. Llamé a Dani, le escribí, me quejé en el grupo de Telegram. Nada. Ninguna respuesta. Empecé a dudar si se llamaba así, si realmente algo de esto tenía sentido.
Lo peor llegó a continuación.
La web “en mantenimiento”, el futuro token, la moneda inexistente que yo recibiría tan pronto se arreglaran problemas técnicos, no fue creada en la fecha estipulada, nada más era un nombre, sin libros en línea, sin consultas públicas como tanto alardearon cuando, incauto, acepté invertir. “¿Y el dinero?” ¿Como decir que no está sin sonar mal? ¿Cómo aceptar este error? Estamos al borde del colapso.
Bitcoin
No hay un responsable, y más allá de que la gerente general a nivel global del proyecto tenga una orden de aprehensión en su contra, no hay nadie que pueda responder por nuestros ahorros. El negocio de mi familia, empeñado a un proyecto fantasma en el que, según se rumora, solo unos pocos se hicieron millonarios. La desesperación, el terror. ¿Qué hacer?
La respuesta de mi esposa me sorprendió. Según me explicó, cuando yo decidí invertir nuestros ahorros en 11Coin ella guardó su parte, pues, a pesar de mí, ella desconfiaba de esta maravillosa oferta, de manera que, si bien no estábamos nadando en dinero, algo podríamos hacer, y podríamos seguir aguantando.
—Creo que lo mejor que podríamos hacer es comprar bitcoins. Yo sé que tú lo pensaste cuando estaba en 20.000 dólares, pero creo que este es nuestro momento. He estado haciendo mi investigación y, sea como fuere, su volatilidad no es nada frente a la depreciación constante de nuestro dinero. Es la mejor opción.
—Pero ¿y si sigue bajando? ¿Tú crees que se recupere?, pregunté con dudas.
La verdad no quería perder de nuevo.
—No sé cuándo ni cómo se va a recuperar, pero lo que he aprendido es que llegó para quedarse. Además, ¿No fue el propio Bitcoin el que despertó este interés en ti? ¿Y si la decisión correcta era esa? Esta vez decido yo, mi hermano está de acuerdo.
Me quedé sin palabras. Obviamente acepté.
Nuestra moneda se deprecia alrededor de 3% al día y algunas veces el número aumenta, lo que hace que tener nuestros ahorros en el banco sea un sinsentido. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la cifra de la inflación de este año será de 1.000.000%. Podríamos comprar divisas, pero el intercambio físico, los precios y el hecho de que muchas veces sencillamente no se encuentran hace que la opción no sea tan atractiva.
“Bitcoin podemos comprar desde aquí mismo”, me dijo mi esposa mientras prendía el portátil. Y es cierto, no necesitamos nada más que Internet y resguardar bien el monedero y sus palabras clave.
Definitivamente no recuperaremos nuestros ahorros y quizás no nos haremos millonarios como pensaba cuando entré en este mundo, pero con esta estrategia al menos podremos resguardar nuestro patrimonio. Incluso con el bitcoin en horas bajas, es la mejor opción para nosotros.
En este contexto, Bitcoin es una suerte de salvavidas.
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Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginación del autor o bien se usan en el marco de la ficción. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.