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No era primera vez que me cerraban una cuenta bancaria.
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La idea de un dinero sin bancos, quedรณ resonando en mi mente.
Sabรญa que esto podรญa pasarme igual que a otras colegas. Pero esperaba quizรกs un golpe de suerte o que la amabilidad con que me recibiรณ el ejecutivo, la primera vez que entrรฉ a su oficina, pudiera ser un buen augurio de que no volverรญan a cerrarme una cuenta.
ยซRiesgo reputacionalยป, me explicรณ, mientras yo recordaba a esos clientes que lucen exactamente como รฉl cuando vienen a visitarme: atuendo elegante, diseรฑo exclusivo, gafas oscuras. Los mismos que me cuentan historias sobre la soledad y sobre los afectos rotos por tantos aรฑos de sagrado vรญnculo. Que luego me agasajan como lo harรญan con una esposa hecha a su medida, a no ser por el pequeรฑo detalle que les recuerda quiรฉn soy, despuรฉs de consumada la razรณn por la que vienen a mรญ.
ยฟCรณmo podrรญa defenderme yo de un argumento que suena tan razonable? Ante tanta decencia. Yo, que me dedico a la โprofesiรณn mรกs antigua del mundoโ, esa frase que algunos articulan tan poรฉticamente, como si se tratara de un verso ensayado por primera vez.
Porque mi dinero lleva la marca de la deshonra, la del imaginario trรกgico de las ONG de rescate, de los documentales que intentan retratar compasivamente a mi estirpe manchada, a la vez que hacen su propio negocio, introduciendo cada cinco minutos, imรกgenes erรณticas con filtros violeta, por si el contenido crรญtico y reflexivo no es suficiente para su auditorio.
No digo que en parte no sea lo que el comรบn de la gente piensa. Decididamente lo mรญo no fue asunto de vocaciรณn y sin embargo debo decir que mi derrotero ha sido mรกs afortunado: no tengo un chulo que me maltrate y a mis clientes casi siempre los elijo yo. Mi trabajo puede disgustarme tanto como la rutina eterna de una mesera, o una cajera de supermercado, o cualquiera de esos otros oficios honrados que suelen ofrecernos como alternativa de salvaciรณn. Pero la salvaciรณn viene con la aceptaciรณn de un jefe con toda clase de derechos y de una paga y un horario imposibles. Esa miseria esclava que me refresca la memoria del porquรฉ tomรฉ este camino.
Quizรกs por eso me acerquรฉ al banco, olvidando mi oficio, olvidando mi rutina diaria y el desmedido imaginario que despierta en los otros. Estaba decidida a ahorrar la suma que me permitiera financiar la jubilaciรณn temprana que impone la naturaleza de mi trabajo.
Pero cuando estoy por decidir intentarlo en un tercer banco, una palabra asoma en mi cabeza como sacada del fondo de un viejo cajรณn; una palabra que le escuchรฉ a un chico joven que me visita infaliblemente cada fin de mes. Cuando me dijo que era una moneda que โhacรญanโ los computadores, no prestรฉ tanta atenciรณn como cuando me contรณ que con ellas no habรญa necesidad de bancos. Esa idea me quedรณ resonando. Volvรญ a preguntarle en una nueva visita y me mostrรณ en su celular lo que รฉl llamaba un โmonederoโ y lo que tenรญa allรญ guardado: algo llamado ยซbitcoinยซ.
Cuando le preguntรฉ quรฉ podrรญa comprar yo con eso, me dijo que todavรญa muy poco, pero que tal vez serรญa una buena forma de guardar mi dinero. Descargรณ en mi celular un โmonederoโ y me convenciรณ de que le recibiera el pago de mi servicio en bitcoins. A los minutos, el monto ya estaba en mi propio monedero. Creo que me enamorรฉ… de este dinero sin bancos. Esta idea fue la que me impulsรณ a seguir averiguando.
No sรฉ si resuelve del todo mi problema. Pero me decidรญ a poner parte de mis ahorros en bitcoin. A estas alturas sรฉ que puede subir como la espuma o llevar mi dinero al abismo. Sin embargo le hago caso a mi intuiciรณn, que me dice que algo importante se trae entre manos. Incluso se lo mencionรฉ a otros clientes: algunos reaccionaron con la ceja enarcada que dibuja la presencia de lo extraรฑo; otros, ya lo conocรญan y se sorprendieron al saber que yo tambiรฉn (ยซยฟen serio sabes de eso?ยป).
Con el tiempo localice una red de intercambio de bitcoin al dinero de mi paรญs. Nadie me pregunta nada, la transacciรณn sencillamente, ocurre. Averigรผรฉ que hay otras mujeres, dedicadas a lo mismo que yo, que van por el mundo promoviendo esta y otras criptomonedas (que asรญ se llaman en realidad). A mรญ me sigue gustando bitcoin pero quizรกs pruebe mรกs adelante alguna otra.
De momento, no voy a intentarlo con otro banco. No ahora que tengo uno propio; uno que no evalรบa la manera en que sobrevivo y que ademรกs, tiene una sola cara.
Imagen destacada porย ginettiginoย / stock.adobe.com
Descargo de responsabilidad:ย Esta es una obra de ficciรณn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginaciรณn del autor o bien se usan en el marco de la ficciรณn. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.
Descargo de responsabilidad: Esta es una obra de ficciรณn. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, acontecimientos o hechos que aparecen en la misma son producto de la imaginaciรณn del autor o bien se usan en el marco de la ficciรณn. Cualquier parecido con personas (vivas o muertas) o hechos reales es pura coincidencia.