Iñigo Molero, consultor en comunicación, ha estado ligado durante muchos años al tercer sector, donde ha desempeñado funciones de comunicación en distintos proyectos internacionales y ha ejercido como director de comunicación en redes globales de asociaciones del sector terciario. Molero, autor del capítulo de ONGs en el libro “Blockchain: la revolución industrial de Internet”, que Gestión 2000 (Grupo Planeta) publicará el próximo 23 de mayo, afirma que la tecnología de contabilidad distribuida permitirá donar céntimos de euro a las ONGs de forma casi instantánea las 24 horas del día.
¿Cómo podría irrumpir la tecnología Blockchain dentro del tercer sector?
De muy distintas formas. Hay que tener presente que nos encontramos ante una nueva tecnología, como en su momento pudo ser el teléfono móvil o internet. Elementos ambos indispensables hoy en día en cualquier organización. Ahora, con blockchain ocurrirá un poco lo mismo, sólo que en esta ocasión el tercer sector tiene una oportunidad tan maravillosa como única para reinventarse completamente en un nuevo escenario tecnológico. Con blockchain, los entes que forman el tercer sector pueden incorporar en su ADN social conceptos tan agradecidos como transparencia, eficacia, certeza, confianza, seguridad…
¿Y en qué estado se encuentra actualmente esta relación?
Poco a poco van surgiendo iniciativas. Por su propia idiosincrasia, es complicado que el tercer sector invierta grandes cantidades de dinero en desarrollar esta tecnología. Estos entes operan sin ánimo de lucro y todas sus acciones y recursos están destinados a lograr sus fines fundacionales. Sin embargo, sí son susceptibles de incorporar a sus estructuras y operativa diaria cualquier innovación blockchain probada con éxito tanto en la empresa privada como en el sector público. Y, con el paso del tiempo y la consolidación de esta tecnología, desarrollar otras iniciativas propias muy interesantes. Por ejemplo, la gestión de grandes catástrofes humanitarias que concitaran apoyo internacional podría gestionarse utilizando esta tecnología. Todos los actores implicados participarían en esta blockchain creada al efecto y que podría tener carácter temporal. También pueden surgir otras colaboraciones, segmentadas por campos de actuación, que se constituyan como indefinidas. Con blockchain, todas las posibilidades están abiertas.
¿De las características de blockchain, cuáles destacaría como más propicias para ser desarrolladas por el tercer sector?
Pues casi que todas. El concepto de trasparencia debería ser intrínseca a estos entes. Sin embargo, lamentablemente, en ocasiones toda la imagen del tercer sector se daña por algunos comportamientos fraudulentos. Blockchain dará esa certeza a todas las partes de que actuaciones irregulares podrían ser puestas en evidencia fácilmente, por cualquier persona, en cualquier momento. Así que las malas prácticas difícilmente pueden tener cabida, aunque solo sea por el temor de que fácilmente pueden identificarse y denunciarse.
La seguridad inherente a blockchain la convierte en herramienta muy interesante para aquellas organizaciones de afectados que manejan datos íntimos y confidenciales de sus asociados que, en ocasiones, tienen una protección reforzada, legislativamente hablando. Nadie fuera de la organización podría acceder a los mismos, evitando que una intromisión malintencionada pueda ocasionar una segunda victimización.
También grandes estructuras asociativas, presentes a lo largo del mundo, podrían ver muy mejorada su operativa diaria y ahorrar muchas horas de trabajo en gestiones administrativas. Esas horas de trabajo podrían dedicarse a desarrollar nuevos programas o invertirse en otras actividades más acordes con el espíritu fundacional.
Pero quizá, lo más fascinante sea lo que puso en evidencia la aparición de bitcoin en 2009. Con blockchain ahora es posible que estos entes puedan beneficiarse de las micro donaciones. Cuestiones tan básicas como donar céntimos de euros de forma casi instantánea, las 24 horas del día, desde cualquier lugar con conexión a internet es una imposibilidad manifiesta con el sistema bancario actual. O al menos no es rentable ni en tiempo o esfuerzo. Ahora, blockchain proporciona nuevas herramientas para generar nuevos recursos y optimizar actuales procedimientos. Campañas de sensibilización, lanzadas desde las Redes Sociales podrían tener un retorno económico de forma habitual. Y no sólo eso, blockchain puede facilitar mucho las relaciones entre estos entes y sus potenciales simpatizantes, llevándolos a nuevos niveles de involucración y fidelización. Una parte importante de los presupuestos de estos entes provienen de las subvenciones públicas, lo que, en cierta forma, les sitúa en una posición vulnerable a las veleidades políticas. Lograr eliminar paulatinamente estas subvenciones y sustituirlas por mini aportaciones de miles de posibles simpatizantes, consolidaría la independencia de estos entes y aseguraría su permanencia en el tiempo.
Pero sin duda, la incorporación de blockchain entre los entes del tercer sector reforzará la imagen de los mismos. Y ante dos ONGs que desarrollen similares actividades, decantarnos por una u otra puede depender de algo tan simple como de la mera adopción de una tecnología que proporciona certeza y confianza a todos los participantes. Con blockchain podemos prescindir de intermediarios o terceros entes que centralicen todo el proceso. Con blockchain nuestra confianza la depositamos en algo tan neutro como las matemáticas y la criptografía.
¿Y el sector público y privado podrían beneficiarse de la experiencia de este tercer sector?
Creo que por su estructura y diversidad, el tercer sector puede ser también un campo de experimentación muy interesante para desarrollar blockchain. Pequeñas ONGs, familiarizadas con esta tecnología, pueden convertirse en referentes nacionales e internacionales con aplicaciones concretas, generando un mayor impacto de sus actividades. Y de ahí, las aplicaciones que se consoliden con éxito podrían replicarse a los otros dos sectores. Por ejemplo, en el movimiento asociativo, la elección de los directivos o la aprobación de cuentas y presupuestos, está sujeta a la votación democrática de todos los miembros. Y todos los miembros tienen derecho a acceder a la información y realizar un seguimiento de las actividades. Y aquí nos encontramos con entes centralizados –que suelen ser las Juntas Directivas- que administran estos derechos asociativos. En el nuevo escenario tecnológico que propone blockchain, organizaciones con cientos o miles de asociados podrían establecer un nuevo paradigma de participación y transparencia entre los propios asociados y también entre el propio ente y sus simpatizantes o donantes.
También creo que un renovado concepto de Responsabilidad Social Corporativa podría tener lugar con blockchain y que entes empresariales concienciados puedan incorporar a sus estructuras de alguna forma las buenas prácticas detectadas, posibles a esta nueva tecnología.
“Blockchain: La revolución industrial de Internet”, coordinado por Alex Preukschat, ya está disponible en preventa en Amazon.es. Para aquellas personas que quieran conocer a profundidad el pensamiento sobre Bitcoin y blockchain de Iñigo Molero pueden adquirir sus libros o seguir sus publicaciones en su página web.