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Hemos olvidado que la inflaciรณn es una anomalรญa.
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Hay una soluciรณn a la debacle econรณmica que vivimos.
El robo a travรฉs de la inflaciรณn parece una paradoja. Probablemente por ello haya sido tan efectivo histรณricamente, al punto de que se ha normalizado y legitimado bajo la bendiciรณn de los sumos sacerdotes de la economรญa. ยฟCรณmo, si sigo teniendo la misma cantidad de dinero, tengo menos valor? ยฟA dรณnde se fue mi poder de compra si el billete sigue aquรญ? Mรกs aรบn, ยฟquiรฉn se la llevรณ?
Ante tal contrasentido, la respuesta fรกcil, simplona, no es que yo tengo menos dinero, sino que el vendedor subiรณ los precios. La culpa es del comerciante, especulador, no importa lo que venda. Si mi dinero compra menos de los mismos productos, no fue mi dinero el que cambio, sino el precio de los bienes y servicios, ยฟno? Probablemente todos se hayan puesto de acuerdo para hacerme mรกs pobre al mismo tiempo. Sรญ, eso es lo que sucede: una conspiraciรณn.
Mientras tanto, en las sombras, sin desmentir ni aclarar nada, el brrr de la impresora de dinero aturde en las oficinas de los polรญticos, funcionarios y banqueros. Es saludable, te dicen. Un 2% de inflaciรณn estimula la economรญa, justifican, mientras lo รบnico que se estimula es la abultada tela de sus bolsillos. Y ese 2% prometido nunca es solo 2%.
La inflaciรณn es un robo.
La inflaciรณn es un robo que han disfrazado a lo largo del tiempo. Es un robo que han sofisticado a lo largo del tiempo, no solo para que sea menos perceptible, sino para que sea mรกs lucrativo. Es un robo legalizado y al que se le ha lavado la cara acadรฉmicamente, pues de eso dependen los salarios de los economistas-funcionarios que pueblan las oficinas de los bancos centrales y comerciales.
ยซPermรญteme emitir y controlar el dinero de una naciรณn, y no me importa quiรฉn haga sus leyes.ยป Independientemente de si esta frase la dijo o no Mayer Amschel Rothschild, fundador de la dinastรญa bancaria, revela una verdad en la que han convenido polรญticos de cualquier ideologรญa o partido: el negocio mรกs poderoso estรก en controlar la polรญtica monetaria. Y esto es aรบn mรกs cierto desde 1971, cuando se le quitรณ por completo el anclaje al dinero y se creรณ el sistema fรญat.
Histรณricamente, pocos han sido los lรญderes que no han abusado de su privilegio en el monopolio de la emisiรณn de la moneda a expensas de los demรกs ciudadanos. Pero la creaciรณn del fรญat hizo posible un robo inรฉdito, como lo han mostrado las inflaciones de Venezuela, Argentina, Zimbabwe, entre otros paรญses.
Cuando el dinero se basaba en metales preciosos, devaluarlo implicaba sustraer oro o plata de las monedas e introducir aleaciones (o colocar una denominaciรณn de metal superior a lo que realmente tenรญa, es decir, falsificaciรณn), lo cual resultaba costoso en recursos y tiempo.
Con la introducciรณn de la banca de reserva fraccionaria y el dinero de crรฉdito, la emisiรณn inorgรกnica redujo costos, pero igual habรญa un รกpice de decencia por la posibilidad de redimir las notas bancarias por metales. Cuando Nixon dio inicio al sistema fรญat y el dinero dejรณ de tener cualquier tipo de respaldo, el descaro eliminรณ por completo los costos y convirtiรณ el negocio de la inflaciรณn en ganancia gratuita para los emisores de dinero.
Desde 1066 hasta 1601, la libra de plata inglesa fue degradada en un tercio. En otras palabras, en este perรญodo de mรกs de 500 aรฑos, los reyes ingleses inflaron la oferta monetaria por un factor de 0.3. En cambio, en el perรญodo posterior de 200 aรฑos, que vio el surgimiento de la banca moderna, ese factor fue del orden de 16. Y en el mero perรญodo de 30 aรฑos desde enero de 1973 hasta enero de 2003, el dรณlar estadounidense (M1) aumentรณ casi por un factor de 5.
Jรถrg Guido Hulsmann โ La รฉtica de la producciรณn de dinero
Y entre el periodo de 22 aรฑos desde el 2003 que menciona Hulsmann, hasta el dรญa de hoy, la oferta monetaria del dรณlar estadounidense, la moneda de reserva internacional, ha crecido por un factor de 14.2, con un M1 de 18.455 billones.
ย La imagen anterior no es una simple grรกfica; es una escena del crimen. Es la crรณnica de un robo anunciado. Y abusamos del tรญtulo de Garcรญa Mรกrquez, a riesgo de caer en el clichรฉ, porque las consecuencias econรณmicas de esa lรญnea vertical no se ven de inmediato; la inflaciรณn viaja en el tiempo para robarle al futuro. A las generaciones futuras. ยฟCรณmo sucede esto?ย
Aunque quizรกs lo hemos dilatado, hay que definir inflaciรณn, porque es un tรฉrmino controvertido. Segรบn Nicolรกs de Oresme, primer pensador en realizar un anรกlisis sistemรกtico de la devaluaciรณn de la moneda y sus efectos en el siglo XIV, esta se entiende como โun aumento de precios debido a que el prรญncipe altera el valor de la moneda, esencialmente una depreciaciรณn de la moneda.โ Pero Oresme hablaba de devaluaciรณn (debasement) y no directamente de inflaciรณn.
Martรญn de Azpilcueta, de la Escuela de Salamanca, a partir del siglo XVI, con la llamada Revoluciรณn de los Precios generada por la masiva entrada de metales preciosos provenientes de Amรฉrica que dispararon los precios en el mercado europeo, fue quien primero vinculรณ la oferta monetaria con los precios de los bienes y servicios. En adelante, hubo un consenso prรกcticamente generalizado entre los pensadores (desde Hume, Smith, Ricardo, Mill): percibir la inflaciรณn como un fenรณmeno monetario.
Fue a partir de la dรฉcada de 1930, posterior a la Gran Recesiรณn, que se dio un giro en el acuerdo entre estudiosos y funcionarios de la economรญa polรญtica sobre quรฉ significa inflaciรณn. Principalmente a causa de John Maynard Keynes, la definiciรณn mutรณ para poner el acento en el โaumento general y sostenido de los preciosโ, sin destacar el rol de la oferta monetaria. Keynes describiรณ la inflaciรณn como un proceso impulsado por un exceso de demanda agregada, donde el gasto (gubernamental o privado) supera la capacidad productiva, llevando a aumentos de precios. Luego, en el รกmbito acadรฉmico, esto se volverรญa un estรกndar gracias al neokeynesiano Paul Samuelson.
Aunque el cambio puede parecer de meras palabras, tiene raรญces concretas que condicionan la realidad actual. ยฟQuรฉ estaba pasando en ese momento para tan drรกstico cambio en la historia de las ideas, para cambiar una definiciรณn con siglos de validez y aceptaciรณn generalizada?
Con la creaciรณn de la Reserva Federal en 1913, se centralizรณ el sistema monetario de Estados Unidos, que anteriormente permitรญa una libre competencia en la emisiรณn de dinero respaldado por el patrรณn oro. Esta centralizaciรณn le dio el poder a este banco privado de flexibilizar la oferta monetaria a voluntad a partir de la reserva fraccionaria (es decir, emitir mรกs billetes/pagarรฉs que las reservas de oro disponibles) y a partir de la manipulaciรณn de las tasas de interรฉs. Esto facilitรณ la financiaciรณn de la Primera Guerra Mundial, al no tener que depender de recaudar impuestos, sino poder directamente sustraer valor del dinero de los contribuyentes a partir de la emisiรณn de mayor masa monetaria.
Tras la guerra, como explica Murray Rothbard, la expansiรณn crediticia de la Reserva Federal durante los aรฑos veinte (un aumento de 62% en M1 en la dรฉcada, segรบn datos de Rothbard) creรณ un auge econรณmico que llevรณ a inversiones excesivas en proyectos fallidos al tener excesiva liquidez no respaldada en ahorros reales. Esto, al explotar la burbuja, llevรณ a la depresiรณn. Esta perspectiva difiere de la comรบnmente aceptada y promovida por Keynes, quien atribuyรณ el crack econรณmico a la insuficiencia de demanda agregada, por lo que habรญa que promover aรบn mรกs gasto pรบblico para estimular la economรญa.
Tiene sentido que esta รบltima visiรณn haya resultado vencedora en la historia de las ideas pues daba carta blanca, mรกs aรบn, santificaba el aumento de la oferta monetaria como el remedio celestial para solucionar los problemas econรณmicos, no solo dejando de considerar cรณmo eso podrรญa afectar el patrimonio de los ciudadanos, sino creyendo que podrรญan evitar la mรกxima ley de la economรญa: la ley de oferta y demanda, que es la que determina los precios.
Asรญ siguiรณ el resto del siglo XX. Pero en 1971, Nixon creรณ la peor bestia inflacionaria que aรบn nos condena y sorprendentemente no ha habido mayores rebeliones para destruirla: el sistema fรญat.
Para hacer la historia corta, tras las guerras mundiales, Estados Unidos terminรณ con el 70% de las reservas globales de oro. Ya varios paรญses como Gran Bretaรฑa habรญan abandonado el patrรณn oro clรกsico, lo cual derivรณ en inestabilidad en los tipos de cambio y el comercio internacional. Con la necesidad de reconstruir la economรญa occidental, o mejor dicho, europea, se firmรณ el Acuerdo de Bretton Woods de 1944, que estableciรณ un nuevo sistema monetario internacional basado en el dรณlar estadounidense, vinculado al oro, mientras que otras monedas estaban ancladas al dรณlar, creando un sistema de tipos de cambio fijos pero ajustables.
El sistema dependรญa de la confianza en que los EE. UU. mantendrรญan suficientes reservas de oro para respaldar los dรณlares en circulaciรณn. Pero este sistema era insostenible, tal como argumenta Rothbard, porque permitรญa a los EE. UU. emitir dรณlares en exceso sin un respaldo completo en oro. Es decir, podรญan inflar el dinero de todo el mundo.
Y esto fue exactamente lo que ocurriรณ. Ante todas las guerras en las que estaba incurriendo Estados Unidos, financiadas con aumento de la masa monetaria, Gran Bretaรฑa y Francia comenzaron a redimir sus dรณlares por oro. Esto afectรณ las reservas de EE. UU., hasta que Nixon le dijo al resto del mundo: โยฟsu oro?… MI OROโ. En uno de las demostraciones mรกs atroces de not your keys, not your coins, eliminรณ la convertibilidad del dรณlar al oro por completo y dio inicio al dรฉficit fiscal desenfrenado que ha venido destruyendo el valor de las monedas desde entonces.
A partir de entonces, se reivindicรณ una economรญa basada en aquella mรกxima de Louis XV: Aprรจs moi, le dรฉluge. Pan para hoy, hambre para maรฑana. Robamos al futuro, para meter bajo la alfombra de billetes los problemas del presente. Asรญ lo muestran los siguientes grรกficos:
Podemos ver que la crisis econรณmica actual tiene una fecha de inicio bastante clara.
El grรกfico anterior muestra cรณmo la economรญa ha sido, en efecto, estimulada, con un crecimiento del Producto Interno Bruto, sin que esto refleje un aumento en el poder adquisitivo real de los trabajadores. Por eso los indicadores macroeconรณmicos suelen ser tan engaรฑosos: en sus promedios, hacen que los pocos que ganan mucho y los muchos que ganan poco, se encuentren en una mitad estadรญstica inexistente. No cabe extraรฑarse que, utilizando estos instrumentos, los economistas crean que el sistema fรญat estรก siendo exitoso.
Como se nota, la emisiรณn de dinero, muchas veces justificada bajo la excusa de la justicia social, ha producido la mayor redistribuciรณn de la riqueza desde los pobres hacia las รฉlites, aumentando la brecha social. La desigualdad social ha crecido a raรญz del sistema fรญat por la รบnica razรณn por la que ningรบn polรญtico o banquero ha criticado su existencia: por el efecto cantillon, es decir, por el premium que obtienen al emitir el dinero. Al ser los primeros en tener acceso a las nuevas unidades monetarias creadas, tienen la ventaja y el privilegio legalizado de invertir ese dinero para enriquecerse antes de que sus efectos inflacionarios se expresen en el resto de la economรญa.ย
Es en este sentido que la inflaciรณn es un robo. Es una expropiaciรณn silente, a distancia, sin violencia fรญsica, del valor del dinero, en la que es imposible competir a menos de que se participe del expolio. Y aunque nos hemos referido casi en exclusividad a Estados Unidos, por ser el paรญs con mรกs data disponible pero tambiรฉn por estar en el epicentro del sistema monetario imperante en el รบltimo siglo, estas afirmaciones son extrapolables a cualquier paรญs que funcione bajo un dinero por decreto, como Venezuela y Argentina.
Con las leyes de curso legal y de monopolio en la emisiรณn de dinero, en la que nadie mรกs que los bancos centrales pueden participar en la producciรณn de dinero (que es un bien como cualquier otro y por lo que cualquiera deberรญa poder competir), se hacen con el privilegio de este premium de la masa monetaria inflada, sin que los demรกs puedan escapar a un mejor dinero para saldar sus contratos privados. En este sentido, no solo atentan contra la propiedad privada, sino que restringen la libertad de asociaciรณn.
Asรญ, las personas se han visto obligadas a convertirse en inversionistas a tiempo parcial, pues los cantillonarios han destruido la capacidad de ahorro. De ahรญ que el mercado inmobiliario se vea tan inflado, pues las personas han desvirtuado las viviendas a una forma de dinero para poder proteger su capital a largo plazo.
Pero el profundo problema en todo esto es que lo hemos normalizado. Como sociedad, tenemos este gran olvido de que el dinero no solรญa ser el capricho del Estado. Que hay cualidades dinerarias que hacen que un bien sea mejor dinero que otro, y que el dinero no tiene que ser una criatura del gobierno que manipula a placer.
Como sociedad, sufrimos el problema: es imposible acceder a una vivienda; nadie quiere iniciar una familia porque los costos de vida son demasiado elevados; quedamos encerrados en trabajos que odiamos porque la imposibilidad de ahorrar nos resta opcionalidad. Pero este olvido nos ha llevado a situar el problema donde no es. Creemos que votando por un partido o por otro mejorarรก la economรญa. Con todo, los incentivos estรกn dados para que cualquier polรญtico que entre a oficina se aproveche de este privilegio. El problema no es ideolรณgico, es el dinero.
Por eso tenemos el compromiso รฉtico de educar sobre Bitcoin. Porque, por primera vez, tenemos un instrumento que separa el dinero del Estado. Un dinero completamente predecible, en tanto que todo su suministro es transparente y nadie lo puede manipular. Nadie puede robarte valor discrecionalmente. Nadie puede robarte el tiempo y la energรญa que dedicaste a producir ese dinero.
Y ante quienes levanten como argumento el falso problema de la deflaciรณn causada por un suministro fijo, ยฟno ha sido la industria tecnolรณgica deflacionaria durante dรฉcadas sin que esto suponga un problema? Cabe preguntarse por quรฉ se justifica con tanto ahรญnco la emisiรณn monetaria mientras se crean falsos fantasmas ante la revalorizaciรณn del dinero.
Nos encontramos en un punto de inflexiรณn histรณrico, en el que aรฑos de robos y de manipulaciรณn de la vida de las personas podrรญan llegar a su fin. Aรบn hay tiempo para crear un mejor porvenir a las generaciones futuras. Por eso es una labor de vida sacudir a la gente de esta desmemoria sobre el dinero, y hacerles ver que las dicotomรญas creadas por los polรญticos son falsas, porque, como dijo Rothschild, lo importante es el control sobre el dinero. Y el dinero debe estar en control de la gente.