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Hasta Bitcoin, el dinero siempre había sido manipulable.
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La gente demanda bitcoin porque buscan certidumbre.
«No creo que volvamos a tener un buen dinero antes de que se lo quitemos al gobierno. Ya que no podemos quitárselo violentamente de las manos del gobierno, todo lo que podemos hacer es, por alguna astuta vía indirecta, introducir algo que ellos no puedan detener.»
Friedrich Hayek
Bitcoin es dinero neutral. Nadie, por más poderoso que sea, está en capacidad de cambiarlo arbitraria y unilateralmente. Así como ninguna persona, por más dinero o título que tenga, puede levantar su mano y ordenar cambiar las propiedades del oro, lo mismo pasa con bitcoin. Es esta neutralidad la que le permite absorber las acciones y sentimientos de todos los participantes de la economía y reflejar la realidad del mercado.
Desde que existe el dinero, siempre existió la posibilidad de manipulación del mercado. Antes, cuando el dinero estaba hecho de metales preciosos, los regentes podían rebajar su valor cambiando sus aleaciones. En la actualidad, que no existe un anclaje en algún dinero neutro como el oro, los gobiernos y bancos pueden imprimir nuevas monedas de la nada para apoyar causas que les convienen únicamente a ellos, como la guerra o el control de su población. Esto sin mencionar el enriquecimiento personal, resultado del efecto cantillion.
Aún con el patrón oro, había que confiar en que los políticos y burócratas decían la verdad sobre las reservas, y que no traicionarían la confianza depositada en ellos, cosa que terminaron haciendo al romper arbitrariamente y que se reflejó con el Nixon Shock.
La arbitrariedad política siempre ha estado íntimamente relacionada con el dinero gubernamental, el cual usábamos hasta hace 15 años por falta de algo mejor. Puesto que este tipo de dinero lleva el germen de la manipulación dentro de sí, está incapacitado para reflejar la realidad del mercado, y, por tanto, entorpece una eficiente acción humana. Así lo explica el economista Friedrich Hayek:
«Fundamentalmente, en un sistema en el que el conocimiento de los hechos relevantes está disperso entre muchas personas, los precios pueden actuar para coordinar las acciones separadas de diferentes personas del mismo modo que los valores subjetivos ayudan al individuo a coordinar las partes de su plan».
Friedrich Hayek.
Cabe recordar que una de las propiedades del dinero es servir de unidad de cuenta. Si un actor tiene la capacidad de incidir directamente en el valor del dinero, resulta imposible que mida de forma transparente los deseos de las personas en relación con la disponibilidad de sus objetos de deseo (expresados en demanda y oferta) para así saber con certeza cómo valoramos las cosas en la sociedad.
De esta manera, en la historia pueden verse picos de bonanza en un mercado que en el fondo se sabía estaba dañado, o pudiera verse un mercado hundido cuando las condiciones estuvieran dadas para el éxito.
Un ejemplo claro de esto lo presenta Murray Rothbard en su libro La Gran Depresión, donde demuestra que la expansión crediticia de la década de 1920, impulsada por la política intervencionista de la Reserva Federal, superó el volumen de ahorro, condujo a inversiones insostenibles y a una sobreacumulación de deuda. Las intervenciones del gobierno que intentaron mantener artificialmente el boom económico antes del crash, según Rothbard, distorsionaron el mercado, impidieron ajustes naturales y prolongaron la depresión al retrasar la liquidación de malas inversiones.
La capacidad de los activos tradicionales para reflejar la realidad es, cuando menos, limitada porque los intereses de quienes los controlan tienen un efecto mayor en ellos que la realidad misma.
Afortunadamente esto ya es una historia del pasado. Desde el lanzamiento de Bitcoin, la forma de dinero más avanzada que la humanidad haya creado, es posible tener nuevamente un espejo que refleja con cada vez más precisión la realidad del mundo. Y esto se debe a su neutralidad. Que no haya parcialidad por parte del emisor es precisamente una de las características principales que Hayek atribuye al buen dinero:
«Un buen dinero, como una buena ley, debe funcionar sin tener en cuenta los efectos que las decisiones del emisor tendrán sobre grupos o individuos conocidos. Incluso con la mejor voluntad del mundo, ningún gobierno puede resistir esta presión (de tales grupos o individuos) a menos que pueda señalar una barrera firme que no pueda franquear».
Friedrich Hayek.
El hecho de que Bitcoin no tenga filiaciones políticas, que no pueda ser manipulado por una voluntad específica, sino que metabolice todas y cada una de las voluntades involucradas a la vez, lo vuelve el único mercado libre que la humanidad tiene en la actualidad. Esto a pesar de que aun faltan millones de personas, de voluntades, de miedos y de deseos por sumarse a este mercado global para poder tener realmente el panorama completo, el dibujo exacto de lo que sucede en la sociedad.
Bitcoin lleva desde su lanzamiento subiendo sin parar, y las burbujas que ha tenido solo han denotado sobre-entusiasmo, mas siempre han quedado atrás, sobrepasadas por un nuevo máximo histórico años más tarde.
La causa no solo está en que bitcoin sea el mejor dinero del mundo, característica intrínseca e irrepetible que lo condena al éxito monetario, sino también en su capacidad para reflejar la realidad del mundo.
Si analizamos el mundo en el que nos encontramos, es uno de caos, de guerra, de discordia, de envidia, de manipulación. Quizás el mundo siempre ha sido así; quizás sea naturaleza humana. Pero por primera vez en la historia contamos con un instrumento monetario cuyas reglas son consabidas por todos sus participantes, aceptadas voluntariamente y no se pueden modificar de forma arbitraria. Por primera vez en la historia contamos con un instrumento con el cual medir la verdad sobre los deseos de la gente sin posibilidad de que se traicione la confianza y se distorsione la realidad.
Entonces ¿por qué bitcoin sube sin parar? Porque el mundo demanda un instrumento neutro y resistente a la manipulación para poder tener algo de certidumbre en un mundo cada vez más incierto. Es un refugio al que la gente está huyendo, espantada de un sistema podrido.
Así, el precio que tenga bitcoin será el más diáfano reflejo de la realidad del mundo.
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