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La codicia es el principal impulsor de las temporadas de altcoins.
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Es un error creer que se gana dinero cuando se pierde bitcoin.
Tu primer bitcoin. Cuánto luchaste por él. Cuánto tiempo lo creíste inalcanzable, y con cuánto empeño trabajaste por él, a pesar del absurdo, a pesar de tu propia incredulidad. Satoshi a satoshi, apilando como si se trataran de bloques en una pirámide egipcia. De repente, los planetas se alinearon: un largo mercado bajista coincidió con un inusual aumento en tus ingresos. “¡Al fin, wholecoiner!”, pensaste, mientras la más reciente transacción a tu hardware wallet te hacía transcender del mundo de los decimales al anhelado plano de los enteros. En el océano de los holders, evolucionaste de camarón a cangrejo. Y qué poderosas sentías tus tenazas.
Y como al invierno le sigue la primavera, al mercado bajista le sucede el alcista. Halving, y como un reloj, unos meses después, el precio de bitcoin despega. Aunque sigues siendo un crustáceo, tienes prisa por convertirte en cetáceo. Ha decrecido la utilidad marginal que te proveía tu único BTC. Sigues manteniendo la mentalidad fíat de enriquecimiento rápido. Ya no te satisface que equivalga a cien mil dólares; quieres que valga un millón y no tienes paciencia para esperar los años que eso tome.
Así que acudes a las altcoins. Ves que algunas suben 200%, 300%, 400% en un mes. La dominancia de bitcoin está cayendo. Parece estar entrando la temporada de altcoins. Buscando el enriquecimiento en términos de dólar, decides cambiar parte de tu BTC y repartirlo en unas cuantas memecoins de moda, de las que todos los influencers de X están hablando. Regresas al mundo de los decimales, pero no importa, porque tienes cientos, miles, en criptomonedas que te volverán millonario rápido, unas pocas semanas, probablemente.
Cuando menos te lo esperabas: el desplome del mercado. Terminó la fiesta y empezó la masacre: las shitcoins que compraste se precipitan en caída libre como en el foso de Mortal Kombat después de un fatality. Mientras, el bitcoin que desmembraste es el único activo que te sostiene de la ruina. Ese fue el día que reaprendiste la sostenibilidad del ahorro.
Esta, más que una historia del mercado de criptomonedas, es una historia de la mentalidad fíat que permea en todos los mercados de nuestra época.
Cuando los bancos centrales hacen expansiones crediticias y bajan las tasas de interés, inundan el mercado de dinero fácil. El costo del dinero baja o, en otras palabras, conseguir dinero a través de préstamos o financiamientos se vuelve más sencillo. Aparte de la sensación de urgencia que puede generar en las personas saber que, a mayor circulante, mayores probabilidades de que los precios suban y, por tanto, mayor necesidad de salir del efectivo para preservar valor en el tiempo, esta sensación de abundancia del dinero reduce el celo con el que solías cuidarlo cuando tenías menos.
Piénsalo con helados: te comes el primero y está buenísimo; el segundo, y a la mitad te empalagaste; el tercero, prefieres regalarlo. La utilidad marginal que te proveía decreció. Sucede lo mismo con el dinero: tu lógica de gastos no es la misma cuando tienes todas tus necesidades cubiertas, que cuando no sabes qué vas a comer mañana. Incluso tu percepción del tiempo se ve afectada.
Cuando el dinero es barato por una expansión crediticia, los inversionistas empiezan a colocar el capital creado artificialmente en cualquier proyecto, descuidando la profundidad de investigación y análisis que hubieran hecho si ese dinero dependiera de sus ahorros. Esto distribuye el capital hacia negocios insostenibles, con bases frágiles. El auge es, por lo tanto, un período de malinversiones, donde los recursos se asignan de manera ineficiente debido a las señales distorsionadas del mercado.
Cuando el crédito se agota o las tasas de interés suben, los proyectos iniciados durante el auge se revelan como no rentables, causando la caída del mercado. Esta es la Teoría Austríaca del Ciclo Económico desarrollada por Ludwig von Mises, y que Murray Rothbard utiliza para explicar la Gran Depresión de Estados Unidos.
A pesar de que la causa principal de las depresiones en el ciclo económico se debe a la intervención del Estado y la manipulación de las tasas de interés por parte de los bancos centrales, en el mercado de criptomonedas operan dinámicas similares.
En primer lugar, este mercado no está exento de las burbujas crediticias creadas por los bancos centrales. Durante el mercado alcista de 2021, la principal narrativa que impulsó el precio fue la enorme emisión monetaria de la Reserva Federal en respuesta a los confinamientos por Covid19. Esta expansión de la masa monetaria hizo que empresas como MicroStrategy empezaran a entender por qué bitcoin es un refugio contra la arbitrariedad en la política monetaria.
Pero, más allá de la intervención estatal, a nivel de psicología humana, el efecto que tiene el crecimiento acelerado del precio de bitcoin es similar a la sensación de euforia de recibir nuevo dinero producto de la expansión crediticia. Por más que hayas ahorrado para tener los satoshis que tienes, al mantener la mentalidad fíat de medir la vida en dólares o en alguna otra moneda gubernamental, de repente es como si hubieras ganado dinero de la nada. Y entran la voluptuosidad y la codicia.
El conocimiento y entendimiento sobre Bitcoin todavía está muy asimétricamente distribuido, por lo que se encuentra en una fase de exploración de precios que durará hasta que el mercado termine de asimilarlo. Hasta entonces, será natural que haya crecimiento abrupto de precio, tanto por nuevos ahorristas que lo entienden y procurarán mantenerlo a largo plazo, como por especuladores que quieren dinero rápido, y lo cambiarán por altcoins cuando hayan sacado un rendimiento significativo en términos de fíat.
Es en esos momentos cuando comienza la altseason, cuando el mercado es llevado por el FOMO y la codicia. Y tal como sucede con el mercado tradicional, cuando se agota el combustible, tanto de fíat por la expansión crediticia, como de altcoins porque los insiders toman ganancias y dumpean en los novatos, es que nuevamente corre la sangre al mercado.
Esta es la diferencia fundamental entre creer que el propósito de bitcoin es hacer dinero, en lugar de convertirse en dinero.
Si bien la narrativa de las altcoins ha cambiado en el tiempo y ya no dicen, como en un principio, que compiten contra Bitcoin y su, así llamada, tecnología obsoleta, el hecho es que, al emitir nuevas monedas para sus protocolos en lugar de desarrollar sus propuestas utilizando la red Bitcoin como base (o en vez de no usar blockchain en absoluto), siguen succionando recursos que, de otra manera, irían hacia Bitcoin.
Tal como argumentó Daniel Krawisz hace ya 11 años en su texto La inminente desaparición de las altcoins, hay dos cosas que se puede hacer con una moneda: ahorrarla o gastarla. Para que una moneda funcione como medio de intercambio y tenga valor, es esencial que haya personas dispuestas a ahorrarla, no solo a gastarla de inmediato; si todos la gastaran sin retenerla, su valor caería a cero por falta de demanda.
Esto es lo que sucede con la mayoría de las altcoins: al ser inversiones que aún mantienen la referencia fíat en mente, se compran solo para venderlas a un precio más alto, no para ahorrarlas a largo plazo. Tienen valor para hacer dinero, no para convertirse en dinero. Lo mismo sucede con el dinero fíat y por eso los inversionistas no ahorran en dólares, sino que comprar otras propiedades y activos que protejan su valor en el tiempo.
Bitcoin, con su oferta inelástica, es una de las mayores certezas que tenemos en nuestro tiempo. Para quien lo entiende, se vuelve en la vara con la que se mide el valor, un fundamento sólido e inamovible que permite el cálculo económico: todo entre 21 millones.
Por esta certidumbre surge el deseo de atesorarlo, y es por eso que, en el tiempo, todas las altcoins, así suban en dólares (moneda de suministro infinito) siempre pierden valor contra bitcoin:
Y así pudiéramos seguir compartiendo gráficos con las miles de altcoins que existen. Ninguna, en su historia, tiene tendencia positiva respecto a bitcoin.
Así como el dinero barato emitido por los bancos centrales en los ciclos de auge ha llevado históricamente a malinversiones que amplifican el impacto de las caídas, la misma lógica aplica a las criptomonedas durante las llamadas altseasons.
Sí, si tomas ganancias en el tiempo correcto puedes ganar dinero en términos de fíat e incluso adquirir más bitcoin. Pero, nuevamente, esto solo sucede vendiéndole el top a alguien más que sí perderá mucho dinero. Esta es la única consecuencia que resulta de comprar activos solo con la perspectiva de venderlos, sabiendo de su insostenibilidad a largo plazo. Al apostar por una altseason solo para vender, estás apostando por una ganancia rápida en fíat, no por el proyecto. Cuando finalmente entiendes bitcoin, superas el mito de las ganancias en fíat.