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El valor de bitcoin de su primera a segunda década está cambiando, dice especialista de Bitfinex.
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A usuarios de criptomonedas no les importa mucho la censura, recalca Bastardo.
Aunque bitcoin (BTC) sigue siendo considerado como una herramienta idílica para transferir dinero de forma global, la narrativa en torno al activo ha adquirido nuevos matices a medida que el ecosistema ha evolucionado.
En este contexto, las stablecoins —especialmente aquellas vinculadas al dólar, como tether (USDT) o usdc coin (USDC)— se han consolidado como herramientas para millones de usuarios que buscan transferir dinero de forma rápida y económica, sin exponerse a los movimientos abruptos del mercado.
Según el venezolano Javier Bastardo, encargado de la comunicación del exchange de criptomonedas Bitfinex, este fenómeno está influyendo directamente en la forma en que se utiliza —y se percibe— bitcoin.
Bastardo subraya que, durante la primera década de existencia de BTC (2008–2018), su principal innovación era la capacidad de transferir valor a nivel global sin censura. Agrega que, en ese entonces «las stablecoins no eran tan populares».
«Hoy las stablecoins suplen ese primer elemento [transferir valor], sin que a sus usuarios les importe mucho lo segundo [la censura]», señaló. La censura en este sentido se refiere a que criptomonedas con poder centralizado, como USDT y USDC, pueden ser congeladas, a diferencia de las descentralizadas como bitcoin. Para él, la mayoría de las personas no siente la necesidad —o no percibe la importancia— de la resistencia al control externo que ofrece bitcoin.
Este cambio de prioridades ha dado forma a un nuevo ecosistema, donde fondos de inversión, bancos y otros actores institucionales han ingresado con fuerza. Bastardo argumenta que esta entrada masiva ha elevado el precio de BTC a niveles que inducen a muchos usuarios particulares a vender, alejando así a quienes podrían adoptar la moneda por primera vez.
Bitcoin conserva su esencia
Aun así, el representante de Bitfinex enfatiza que este fenómeno no invalida la propuesta original de bitcoin ni disminuye su valor. Más bien, ve que su segunda década representa una nueva etapa en su historia. Cree que BTC sigue ofreciendo hoy lo mismo que desde su creación, y que los usuarios particulares aún pueden acceder al mismo tipo de oportunidades que buscan los inversionistas más sofisticados.
Este enfoque se refleja también en la visión de especialistas como Rodolfo Andragnes, fundador de la ONG Bitcoin Argentina. Según él, apostar por su éxito en el largo plazo se vuelve cada vez menos riesgoso. «No estás tarde para bitcoin, simplemente cada vez es más fácil entenderlo y el riesgo de fracaso disminuye», afirmó
Si bien las stablecoins son cada vez más utilizadas para transacciones cotidianas, especialmente en mercados emergentes, bitcoin conserva intacta su esencia como activo escaso y posible refugio frente a la incertidumbre económica. Su adopción puede ser más pausada entre los usuarios particulares, pero, como destacan entusiastas, el tiempo no es un obstáculo para quienes buscan comprender y aprovechar su potencial a largo plazo.
Hoy, gran parte del mercado lo ve más como una reserva de valor que un medio de pago. Esta visión se ha reforzado incluso en momentos de fuerte volatilidad, por su capacidad limitada de 21 millones de unidades disponibles para minar.
Pues, según lo reportado por CriptoNoticias, figuras como Samson Mow, CEO de Jan3, han insistido en que los fundamentos de BTC permanecen intactos. A su juicio, las fluctuaciones de precio no alteran su papel como posible medio de resguardo, en un mundo marcado por la creciente deuda pública y la expansión monetaria.
Lo cierto es que la volatilidad de bitcoin ha empujando al ecosistema a especializarse: mientras BTC se posiciona como un activo escaso y resistente a la inflación, otras herramientas han tomado el relevo en el uso transaccional cotidiano.