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Integra BTC Pay y mints de cashu con firmas ciegas para evadir custodios opacos.
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Seleccionan 10 comunidades en Latinoamérica y Kenia para asesoría vía Cashu4Community.
Un grupo de cubanos creó un banco propio, no de ladrillo y burocracia, sino de bitcoin (BTC). Ahora se enfocan en que su proyecto se replique en toda Latinoamérica, y llegue hasta África.
Para comprender lo que sucede en Cuba hay que vivirlo. «Los apagones pueden durar hasta 20 horas en un día. Sin electricidad, no hay cajeros automáticos, y además, la conectividad con el resto del mundo, a través de Internet, es frágil», como lo contó a CriptoNoticias, Forte, cofundador de la comunidad Cuba Bitcoin.
Además, en La Habana, donde el salario mensual de un profesor o un ingeniero apenas roza los 20 dólares, esa oscuridad no es solo física; es económica, es existencial, añade Forte.
En Cuba, muchos habitantes se están aferrando a bitcoin como un salvavidas. Esto, para hacer frente al control monetario y la censura.
Bitcoin es supervivencia a la cubana
La semilla de BTC germinó en el suelo árido de la crisis económica que es la más severa desde que Cuba se independizó de España en 1902, como lo señala el profesor de Ciencias Políticas, Javier Corrales.
El peso cubano se convirtió en un espejismo de estabilidad. En los últimos diez años la isla ha sufrido escasez de productos de consumo básico, alta inflación, descenso de las inversiones, empeoramiento de las cosechas. También padecen por que la capacidad de generación eléctrica cayó un 25% entre 2018 y 2022, mientras que “la pobreza y la desigualdad están más altas que nunca”, enumera Corrales.
«Y en menos de dos años, el poder adquisitivo del peso cubano (CUP) con respecto al dólar ha disminuido más de 10 veces», explicó Forte en conversación con CriptoNoticias.
Los datos lo confirman, ya que el peso cubano pasó de aproximadamente 410 CUP por dólar a principios de septiembre a un pico de 490 CUP por dólar a finales de octubre. Esto representa una depreciación de alrededor 20%, impulsada por la inflación persistente, escasez de divisas y falta de medidas gubernamentales efectivas.
Con salarios estancados entre 8 y 20 dólares mensuales, las remesas —que inyectan miles de millones de dólares al año— se convirtieron en el oxígeno de la isla.
Pero luego llegó la moneda libremente convertible (MLC), una moneda digital vista por críticos como una CBDC (moneda digital de banco central) que rastrea cada transacción.
Y con el dinero del Estado en mente Forte recuerda el despegue de Cuba Bitcoin. «Todo surgió porque comenzamos a correr nuestro propio nodo de Lightning Network para poder recibir donaciones sin que alguien nos pudiera bloquear».
Esa comunidad cubana que surgió en 2022, poco después ya contaba con algunos de sus miembros, educándose con Mi Primer Bitcoin. Luego dieron forma a su programa Bitcoin Fácil, un curso que democratiza el conocimiento.
Todo esto para impulsar la moneda creada por Satoshi Nakamoto en un país donde el internet hogareño —cuando existe— viaja a 4 megabits por segundo, y a menudo se interrumpe.
Construyendo soberanía con Cashu y La Chispa
Forte, quien programa en la penumbra de su apartamento habanero, es un tejedor de redes. Y bajo su liderazgo, Cuba Bitcoin construyó el ecosistema «Cashu for Community». Se trata de un «banco soberano» que incluye un nodo de la red Lightning que mejora la sincronización de bloques a través de Neutrino. Este es un cliente ligero de Bitcoin, ideal para dispositivos móviles porque no requiere descargar todo el historial de transacciones y no utiliza muchos recursos.
La herramienta, además cuenta con un servidor de monedero comunitario. Y lo que Forte llama «una joya», que es el mint de Cashu —un protocolo que permite transacciones offline mediante firmas ciegas, preservando la privacidad financiera.
Sobre esto, «La Chispa», una interfaz intuitiva para Lightning Network, adaptable a cada comunidad, transforma pagos complejos con bitcoin en algo tan simple como encender un mechero en la oscuridad.
«Aunque la rueda ya está inventada, nosotros tuvimos que reinventarla. Porque si bien existen muchas herramientas que son geniales, estas están censuradas en Cuba», confesó Forte.
Su solución surgió después de entender que los desarrolladores extranjeros, temiendo represalias, les cerraron las puertas. «Ellos corren el riesgo de caer presos si permiten el uso de sus proyectos con bitcoin en Cuba».
Y así, Cuba Bitcoin integró a su proyecto un monedero LNBits, BTC Pay Server para tiendas online y soluciones para apagones que paralizan bancos tradicionales. Ahora, nuestra idea es ayudar a que cada comunidad pueda tener control sobre las herramientas que usa y la responsabilidad sobre los fondos.
Forte, fundador de Cuba Bitcoin.
En Cuba, donde solo la empresa de telecomunicaciones ETECSA es el proveedor de telecomunicaciones y Starlink o redes mesh son ilegales, bitcoin no es solo dinero; es una herramienta que facilita la autonomía individual y la resiliencia en un entorno desafiante.
«Si uno usa Starlink en Cuba, puede caer preso», apunta Forte, quien cree que bitcoin redibuja soberanías, permitiendo a los oprimidos reclamar territorios financieros.
Dice que Cuba Bitcoin se enfoca en economías circulares de BTC y ciudadelas donde las comunidades custodian sus fondos. Esto diferenciándose de las corporaciones que no ofrecen total transparencia sobre quién controla los fondos de los usuarios.
Otros, como la Federación de Comunidades Bitcoiners de Latinoamérica, celebran la propuesta de Cuba Bitcoin. Esta es una de las 39 comunidades que se integraron en 2024 a esta organización.
Mientras aboga por «herramientas custodia como Cashu, que no cede un control a terceros», gracias a su privacidad, Forte vislumbra una expansión.
Un aprendizaje para compartir con 10 comunidades
«Estamos eligiendo a 10 comunidades de bitcoin para que repliquen nuestra experiencia», anuncia, con interesados desde Kenia —donde Cashu resuelve cortes eléctricos crónicos— hasta Latinoamérica. Cuba Bitcoin ya ofrece asesoría vía Cashu4Community, con el único requisito de llenar un formulario para optar a la oferta.
Y cuando el mint de Cashu susurra transacciones invisibles, Forte y su comunidad sigue soñando con un mundo en el que el dinero no sea una cadena que ate. Por el contrario prefieren contar con una herramienta que les otorgue alas para ganar libertad.
Ellos se están asegurando de que su historia no termine en una isla. Quieren que se convierta en un llamado universal en plena era de los algoritmos. Creen que la verdadera revolución es reclamar su propio código.
Su respuesta es empoderar, con bitcoin, a líderes comunitarios con responsabilidad transparente, un equilibrio precario en el mundo actual.
