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Barhydt dice que Saylor debería destinar el dinero a la educación sobre Bitcoin.
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El inversionista afirma que apoyar la educación si otorgaría beneficios a largo plazo.
Bill Barhydt, CEO de Abra y uno de los primeros inversionistas de bitcoin (BTC), expresó su rechazo al plan de Michael Saylor, conocido por su postura alcista sobre la criptomoneda, quien propone inutilizar sus más de 17.000 BTC personales al enviarlos a una wallet inaccesible como un supuesto aporte a la comunidad.
En una entrevista reciente en el podcast Supply Shock con Pete Rizzo, Barhydt afirmó que esta estrategia carece de sentido práctico, cuestionando su valor real para el ecosistema de Bitcoin.
Saylor, fundador de Strategy y figura influyente en el mundo de las criptomonedas, sostiene que reducir el suministro circulante de la moneda beneficiaría a los tenedores actuales al aumentar su poder adquisitivo. Sin embargo, Barhydt considera que este enfoque no responde a las necesidades actuales de la red.
En lugar de sacrificar sus tenencias, Barhydt propone que Saylor destine esos recursos a iniciativas concretas, como financiar programas educativos sobre Bitcoin para comunidades de bajos ingresos, apoyar operaciones bancarias basadas en la criptomoneda en mercados emergentes o impulsar servicios de remesas que aprovechen la tecnología.
Según él, estas acciones generarían un impacto positivo y sostenible, incrementando la adopción y comprensión de Bitcoin a nivel global.
“La comunidad no necesita ese ‘regalo’ de quemar llaves; lo que requiere es más usuarios que entiendan y usen la tecnología”, explicó, subrayando que el crecimiento del ecosistema depende más de la educación que de maniobras para manipular el suministro.
Barhydt, quien compró BTC cuando su precio rondaba los 5 dólares y dio la primera charla sobre la moneda digital en esos días iniciales, basa su crítica en su experiencia como pionero en el sector.
Recordó así los primeros años de Bitcoin, cuando los entusiastas regalaban monedas no para enriquecer a otros, sino para enseñar cómo un sistema descentralizado permite transferir valor sin intermediarios.
“No se trataba de decir ‘toma, hazte rico’, sino de mostrar cómo funciona esta red sin terceros de confianza”, afirmó, marcando una diferencia con la propuesta de Saylor, quien percibe como un intento de elevar el valor de las tenencias existentes sin aportar al desarrollo estructural de la comunidad.
Un gesto altruista
El plan de Saylor ha generado debate en el ecosistema. Él argumenta que inutilizar sus BTC personales sería un gesto altruista, similar a una reducción artificial del suministro total de 21 millones de bitcoin, establecido por el protocolo, tal como reportó CriptoNoticias.
Esta idea, según Barhydt, no solo es innecesaria, sino que malinterpreta las prioridades de la red en su estado actual. “Quemar tus maletas para ayudar al valor de las mías es una perspectiva distinta a invertir en algo que realmente expanda el uso de bitcoin”, dijo, insistiendo en que los recursos de Saylor podrían tener un propósito más productivo.
El contexto de esta discusión no es nuevo en la comunidad. Saylor ha defendido previamente que su riqueza en bitcoin y las decisiones de Strategy, como acumular miles de BTC, son un respaldo a la moneda como reserva de valor. Sin embargo, su reciente sugerencia de inutilizar llaves privadas ha reavivado el análisis sobre cómo los grandes tenedores influyen en la red.
Barhydt, en cambio, rechaza la comparación implícita de Saylor con Satoshi Nakamoto, el creador anónimo de Bitcoin, quien desapareció dejando su fortuna intacta, pero sin intervenir directamente en su destino. “Saylor no es visto como un dictador benevolente que necesita hacer una salida simbólica; sus acciones tienen otro peso”, señaló.
La postura de Saylor, aunque llamativa, contrasta con la visión de actores como Barhydt, quienes priorizan el crecimiento orgánico sobre maniobras especulativas. Mientras el debate sigue abierto, la comunidad observa cómo las decisiones de los grandes tenedores podrían moldear el futuro de Bitcoin, ya sea como una red más inclusiva o como un activo cada vez más concentrado en manos de unos pocos. Por ahora, Barhydt insiste: el camino es la educación, no el sacrificio simbólico de llaves.
