El pasado 28 de febrero los Servicios Web de Amazon (AWS) tuvieron una fuerte caída. Y dado que esta corporación, aparte del negocio de comercio electrónico, es actualmente la líder en servicios de computación en la nube, esto implicó que gran parte del Internet fallara, pues en los AWS se alojan los servidores de cientos de miles de productos en línea como Netflix, DropBox, Spotify, Pinterest, Airbnb e incluso la Apple Store.
En principio no se tuvo certeza sobre la causa de este fallo masivo, pero pronto Amazon descubrió que todo se había originado debido a un pequeño error de tipeo de uno de sus ingenieros mientras realizaba mantenimiento al sistema de facturación. Este mínimo descuido ocasionó que se borraran accidentalmente varios servidores que tardaron horas en poder reponerse. Pero en realidad esta no es la razón principal del fallo masivo en Internet al final del mes pasado. En realidad, la razón es que los servicios de Internet se encuentran completamente centralizados entre unas pocas compañías que mantienen todo el control sobre ellos, y, por tanto, tienen el poder suficiente para ocasionar este tipo de caídas multinivel al más pequeño error.
Así lo piensan compañías descentralizadas como Sia, especialista en almacenamiento sobre la blockchain, que publicó un artículo al respecto el mismo día del gran fallo y, curiosamente, el mismo día del lanzamiento de su nueva versión. La cuestión con el gran poder es que los humanos somos irremediablemente falibles. Las compañías, sólo por estar constituidas por muchas personas, no son la excepción: los humanos fallan, las compañías fallan. ¿Y qué mejor ejemplo que este?
Y lo cierto es que Amazon tiene el poder de fallar a lo grande. Según la consultora Sinergy Research Group, este empresa junto a Microsoft, IBM y Google controlaban ya para mediados de 2016 más de la mitad de los servicios en la nube a nivel global; y a su vez, entre ellas, Amazon es quien lleva la gran ventaja.
Por supuesto, la compañía emitió un comunicado para explicar el origen del fallo, disculparse y asegurar que estarán tomando medidas para que este desafortunado evento no se repita. Sin embargo, esto no constituye una garantía absoluta. La descentralización de los servicios de Internet, por otro lado, podría ser una mejor opción.
Tal como explica Sia, las redes descentralizadas que pueden construirse utilizando la tecnología blockchain son inmunes a este tipo de fallos. El poder no se centra en una sola entidad, sino en numerosos nodos que, a pesar de estar interconectados en tiempo real, mantienen su propia data y controlan tan sólo su pequeña porción del sistema, la cual, por otro lado, no puede influir negativamente en las demás en el peor de los casos.
La premisa de una red descentralizada es que no hay puntos únicos de fallo. Y, “punto único” en subestimar el concepto. En realidad, la meta es que docenas de cosas podrían salir mal al mismo tiempo sin causar ninguna desaceleración o fallo notable, y sin poner los datos o dinero de cualquier persona en situación de riesgo.
Sia
Adicionalmente, Sia explica que, pese a todo, la blockchain tampoco es completamente infalible. Ciertos ataques dirigidos, como se ha probado ya en la red Bitcoin, podrían afectar su funcionamiento en algún nivel. Sin embargo, para empezar, estos ataques hipotéticos son verdaderamente difíciles de llevar a cabo y, en su mayoría, muy poco rentables. La blockchain volvería a funcionar en poco tiempo de forma íntegra y sin daños permanentes. Y esto en casos de minuciosos ataques dirigidos, no sólo de pequeños errores humanos. Por ello, esta tecnología se presenta como una mejor alternativa para el futuro de Internet.
De hecho, Sia aspira a reemplazar del todo los actuales servicios en la nube, pues, como plataforma blockchain descentralizada, carece de todas las debilidades que poseen dichos servicios, y además ofrece mayor escalabilidad, rendimiento y seguridad junto con menores precios.
Pero esta compañía no es la única que prevé un Internet mucho más descentralizado. Actualmente muchos desarrolladores están utilizando la red de Ethereum para construir sus propias aplicaciones de todo tipo, mientras que MaidSafe se encuentra desarrollando su propia versión de Internet descentralizado, la SAFE Network, que ya se encuentra operando en la Universidad de Glasgow en Escocia.