Hechos clave:
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Los venezolanos operan con dĆ³lares, pesos colombianos, bolĆvares, reales de Brasil y petros.
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Bitcoin representa una alternativa para resguardar fondos ante la hiperinflaciĆ³n.
Llano de Jorge es un pueblo venezolano del estado TĆ”chira fronterizo con Colombia. Su principal actividad econĆ³mica es el comercio, pero esta no sigue las reglas de la moneda nacional de Venezuela, el bolĆvar. La mayorĆa de sus 5.000 habitantes lleva en sus bolsillos pesos colombianos (COP) ya que casi todo se maneja en esta moneda extranjera. Ir a un supermercado, carnicerĆa o tomar el autobĆŗs, significa pagar con pesos, es lo usual desde hace aƱos.
El que los residentes de Llano de Jorge utilicen pesos colombianos antes que el bolĆvar es un comportamiento que llamĆ³ la atenciĆ³n de Xiomara Alvarado, una ama de casa de 59 aƱos quien viajĆ³ a este poblado, desde el vecino estado Zulia, para pasar cinco meses con su familia. La mujer confiesa que durante su estadĆa fue muy raro ver bolĆvares en efectivo y que son pocos los establecimientos que aceptan tarjetas de dĆ©bito en esta moneda.
Ante esta situaciĆ³n, Alvarado tuvo que acostumbrarse a manejar pesos y a mentalizarse para sacar cuentas en la moneda colombiana, algo que reconfigurĆ³ su presupuesto y le generĆ³ la necesidad de desprenderse de sus bolĆvares para adaptarse al lugar, del que dice no vive ninguna crisis econĆ³mica.
Ā«Literalmente no se ven bolĆvares en este Ćŗltimo pueblo de la frontera. La crisis econĆ³mica y la hiperinflaciĆ³n que vive Venezuela no se siente aquĆ porque a la gente le pagan en pesos y compran en pesos. En los supermercados y en los abastos los precios de los productos estĆ”n marcados en esa moneda. Una situaciĆ³n similar pasa en San Antonio del TĆ”chira y otro tanto en San CristĆ³balĀ», explicĆ³ la viajera a CriptoNoticias.
Este comportamiento ciudadano es tĆpico en economĆas hiperinflacionarias, segĆŗn la economista Tamara Herrera, quien explicĆ³ recientemente que el fenĆ³meno se presenta cuando no hay demanda por la moneda nacional del paĆs, en este caso por el bolĆvar.
La analista asegura que Venezuela ya es un paĆs multimoneda en donde no solo hay bolĆvares, sino que tambiĆ©n hay dĆ³lares con una aceptaciĆ³n crecienteĀ y que en las fronteras con Colombia y Brasil corren pesos y reales, respectivamente.
En cuanto al petro, Herrera es de las que cree que eventualmente podrĆa reemplazar al bolĆvar por las aspiraciones que tiene el gobierno y las oleadas de empuje que se aplican desde el poder ejecutivo al proyecto, a pesar de no tener una experiencia favorable. La investigadora fue enfĆ”tica al decir que Ā«el gobierno sigue usando la palabra cripto por compromiso, pero en rigor, (el petro) no es una criptomoneda, no es un criptoactivo, no cumpliĆ³ con los requisitos y no funciona en ese espacioĀ».
La economista refiriĆ³ que los gobiernos nacionales ganan aceptaciĆ³n por su propia moneda cuando son capaces de tener una economĆa con expectativas favorables y sĆ³lidas, no cuando imponen penalizaciones o encajes a la banca como en el caso venezolano.
Trabajar por pesos y reales
Todos los meses Kliver LĆ³pez viaja desde la Costa Oriental del Lago de Maracaibo hasta el poblado de El Cruce, en el estado Zulia, a tres horas de la frontera con Colombia, para intentar vender repuestos de segunda mano por pesos de ese paĆs. El comerciante ha viajado durante mĆ”s de 1 aƱo para reunir pesos y mantener a su familia, sin que tenga que usar bolĆvares.
Ā«En el Cruce todo se maneja con pesos colombianos, todo se marca en esa moneda, no aceptan bolĆvares en ningĆŗn establecimiento. Los dĆ³lares tampoco se ven mucho en esta parte del Zulia. La mano de obra tambiĆ©n se paga con pesos en efectivo, al igual que el transporte pĆŗblico. Me llama la atenciĆ³n que a la gente pareciera que no le afecta la situaciĆ³n econĆ³mica del paĆs. Por ejemplo, los precios de los alimentos no han cambiado en aƱos, un kilo de harina de maĆz precocida vale 3.000 pesos y asĆ estĆ” desde hace mucho tiempoĀ», puntualizĆ³ LĆ³pez consultado por este periĆ³dico.
Del lado de la frontera con Brasil el panorama es similar, pero en lugar de los pesos colombianos muchos habitantes del estado BolĆvar ya estĆ”n acostumbrados a manejar reales brasileƱos (BRL). AsĆ lo relatĆ³ Yeison Paredes, un comerciante residente de Guasipati quien viviĆ³ 1 aƱo en Pacaraima, municipio Roraima, de Brasil. El joven de 24 aƱos seƱalĆ³ que las personas prefieren mĆ”s la moneda de Brasil porque rinde mĆ”s que el bolĆvar y que en poblados como Santa Elena de UairĆ©n, el real es la moneda de mayor demanda.
Para Paredes las familias tratan de protegerse con una moneda mĆ”s fuerte que les permita comprar alimentos y ahorrar. Desde la frontera con Brasil hasta Puerto Ordaz es usual ver establecimientos que aceptan reales. Ā«ImagĆnate, con 10 reales (2,30 dĆ³lares) podĆa comprar pollo, arroz y hasta vegetales para las ensaladas. Hay quienes incluso van a Brasil para hacer mercado y revender otras cosas al regresar a Venezuela para seguir manejando realesĀ».
Lo que ocurre en la frontera con Brasil tambiĆ©n lo viviĆ³ de primera mano Daniel ArrĆ”ez, un bitcoiner venezolano quien partiĆ³ en una travesĆa desde Buenos Aires hasta Caracas y cruzĆ³ por tierra el paso entre Pacaraima y Santa Elena de UairĆ©n. Al llegar al terminal de pasajeros, ArrĆ”ez se sorprendiĆ³ al ver que todos los establecimientos del lugar mostraban los precios de las comidas en reales, no habĆa referencia a bolĆvares ni a dĆ³lares.
Ā«El bolĆvar es como fuego en las manos de las personas en Santa Elena de UairĆ©n, nadie querĆa tener un bolĆvar, todo el mundo querĆa eran reales. En esa parte de Venezuela el bolĆvar es un lejano recuerdo. La gente preferĆa los reales porque les permite tener acceso a una economĆa mĆ”s equilibrada y mĆ”s justa. En mi trayecto hasta Puerto Ordaz lo que mĆ”s impresionĆ³ en la vĆa es la coexistencia del real con el bolĆvar y el oro cochano, o sea el pago de productos o servicios por gramos de oroĀ», seƱalĆ³ el bitcoiner.
DĆ³lares en Ć”reas urbanas
A diferencia de lo que sucede en las poblaciones cercanas a las fronteras con Colombia y Brasil, en las Ć”reas urbanas las monedas mĆ”s usadas son el propio bolĆvar y el dĆ³lar estadounidense, este Ćŗltimo con mayor presencia en algunos establecimientos incluso. Esa es la situaciĆ³n que se presenta en el negocio de Brenda Carrillo, una emprendedora de Maracaibo quien hace cinco aƱos abriĆ³ un negocio de vĆveres y charcuterĆa.
En el lugar han habilitado una caja especial para el pago con dĆ³lares, independiente al resto de los cajeros que reciben bolĆvares.
Las compras con la moneda norteamericana en ocasiones son mayores a las que se realizan con bolĆvares. De hecho, los fines de semana se forma una larga fila de clientes en la caja que recibe dĆ³lares, mientras que las cajas que reciben bolĆvares atienden a menos personas.
El manejo de bolĆvares en los negocios aĆŗn se mantiene ya que la mayorĆa de las empresas, que trabajan con la moneda nacional, pagan sus nĆ³minas con bolĆvares, ademĆ”s de los impuestos nacionales, estadales y municipales.
Petros en el mercado
El denominado proyecto de criptomoneda del gobierno de Venezuela, el petro, ha recibido un mayor impulso del ejecutivo durante los Ćŗltimos meses en los que se ha decretado el pago de servicios estatales en PTR, asignaciĆ³n de subsidios en petros y hasta la presentaciĆ³n de registros contables o financieros en esta llamada criptomoneda.
La intenciĆ³n del gobierno es saltarse sanciones financieras de los Estados Unidos y promover el uso de un supuesto criptoactivo propio, al margen del bolĆvar que es la moneda oficial del paĆs petrolero.
Aunque el petro ha recibido cuestionamientos y el gobierno de los Estados Unidos sancionĆ³ el proyecto, hay venezolanos que creen en Ć©l. Uno de ellos es Alberto GonzĆ”lez, un extrabajador petrolero quien mantiene ahorros en petros y ha realizado compras en establecimientos con la Petroapp, un servicio en lĆnea desarrollado por el gobierno para el manejo y pago en determinados negocios que reciben los petros.
Ā«A mĆ me funciona el petro a diferencia del bolĆvar que se devalĆŗa todos los dĆas. El petro mantiene su precio y es posible ahorrar con Ć©l. Es cierto que la plataforma presenta fallas, pero prefiero convertir mis bolĆvares a petros y utilizarlos cuando los necesiteĀ», indicĆ³ GonzĆ”lez sobre su experiencia con el manejo del petro.
Bitcoin como alternativa
La mayorĆa de los venezolanos estĆ” migrando al uso de otras monedas nacionales, diferentes al bolĆvar, para mantener el valor de sus fondos. En ese abanico de posibilidades tambiĆ©n ha entrado bitcoin como una alternativa para aquellos que prefieren invertir en la primera criptomoneda del mercado. Miles de usuarios de este paĆs usan a diario servicios como los de LocalBitcoins, Hodl Hodl, Paxful o LocalCryptos para canjear sus bolĆvares por BTC.
La educaciĆ³n sobre bitcoin en el paĆs no es masiva, pero cada vez hay mĆ”s establecimientos que la aceptan, asĆ como anuncios de instalaciĆ³n de cajeros automĆ”ticos de BTC y mĆ”s empresas del criptoecosistema buscando hacer negocios en Venezuela. De hecho, bitcoin ha despertado un mayor interĆ©s luego que el gobierno comenzara a hablar de criptomonedas, y del petro en particular.
Algunos de los puntos a favor que tiene bitcoin sobre el resto de las monedas nacionales es que no es posible falsificarla, algo que es usual en los billetes de dĆ³lar o pesos, por ejemplo. Tampoco existen lĆmites para comercializar bitcoins, enviar remesas o viajar con ellos a cualquier parte. Al tener esa versatilidad, muchos venezolanos invierten en bitcoin como otra manera de contrarrestar los efectos de la hiperinflaciĆ³n, que se calcula serĆ” en el 2020 de 500.000%.
El que Venezuela se haya convertido en un paĆs multimoneda demuestra que el bolĆvar sigue debilitĆ”ndose, en comparaciĆ³n con las monedas nacionales aquĆ descritas y bitcoin. Al promover el petro como nuevo mecanismo de pago, el gobierno nacional estarĆa admitiendo que no ha podido mantener el valor del bolĆvar, ni ganarse la confianza de sus propios habitantes, ya que han adoptado otras monedas para operar.
Hay economistas que vaticinan que si la situaciĆ³n no se ajusta de alguna forma, el uso de otras monedas nacionales podrĆa ser irreversible, lo que se traduce en que el bolĆvar desaparecerĆa. Mientras tanto, hay territorios de Venezuela en los que ya no se usa y sus habitantes estĆ”n acostumbrados a calcular los precios de otra forma, depositando la confianza en monedas extranjeras y no en las polĆticas monetarias del paĆs en el que conviven.