Unas declaraciones realmente inusuales, provenientes de un alto funcionario del gobierno de Venezuela, tuvieron lugar en horas de la noche del día lunes. En la transmisión del programa televisivo Sembrando Patria del Ministro de Agricultura Productiva y Tierras, Wilmar Castro Soteldo, el funcionario elogió a bitcoin y las criptomonedas con algunos argumentos coincidentes con los de muchos entusiastas, desarrolladores y participantes de la economía blockchain.
Según reseña el diario local El Universal, Soteldo sostuvo que la estructura financiera global está ligada directamente a Estados Unidos, país que según sus palabras manipula la economía de todo el planeta por medio del Fondo Monetario Internacional para generar diversas crisis financieras en diferentes países.
Además, explicó lo que parece ser la certeza de que los gobiernos del mundo pueden emitir sus propias criptomonedas, como efectivamente podría estar haciendo el gobierno de Estonia, por ejemplo; aunque textualmente aseguró que los mismos «pueden tener el control» de las criptomonedas, cosa que no es del todo cierto a pesar de muchos esfuerzos regulatorios:
La moneda digital es un instrumento que los gobiernos de todo el mundo pueden tener bajo su control y lanzarlo luego en una cesta global que se transa digitalmente, ésta a su vez puede tener como soporte el oro u otros minerales o riquezas tangibles de los países que le den fortaleza a esquemas alternativos de transacción de bienes y servicios.
Wilmar Castro Soteldo
Ministro de Agricultura Productiva y Tierras
Más adelante, sugirió que la economía puede salvarse si se rescata el patrón oro como referencia de valor, conjunto al surgimiento de las criptomonedas, señalándolas como «una de las grandes alternativas que tienen los pueblos de preservar la integridad de la humanidad, consolidar la paz y garantizar una vida, así como tener acceso a los bienes, servicios y alimentos». El ministro basó su exposición en gran parte en el libro Currency Wars, que sostiene cómo en diferentes fases de la historia reciente se ha librado un tipo de guerra en la que los países roban a sus socios comerciales de distintas maneras en orden de fortalecer sus monedas y hundir las otras, para así facilitar el cambio.
Esto de alguna manera es consecuente con la tésis impulsada por el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, en cuanto a que actualmente se está librando una «guerra económica» contra el país y su gobierno; aunque es necesario destacar que la gran mayoría de economistas, actores financieros, politólogos y otras naciones del mundo, de diversas ideologías, tan dispares como Ricardo Hausman y Noam Chomsky, están de acuerdo en que los controles económicos, cambiarios y jurídicos del gobierno han sido excesivos, generando más problemas de los que pretende solventar y sumiendo a Venezuela en una crisis humanitaria y empobrecimiento general sin precedentes en la historia del otrora uno de los países más ricos del mundo.
Sin embargo, el ministro Soteldo se mostró entusiasta con la idea de las criptomonedas, como «herramienta para alcanzar [la] soberanía y darle soporte [a las monedas]con sus riquezas a través del incentivo que establezcan para estimular la inversiones y el desarrollo productivo de esa economía. Puede ser una opción que cree una nueva etapa económica y financiera globalmente. Y se podría evitar la crisis que quieren generar regando dinero devaluado que se traduce en inflación”. Muy acertado en este sentido en cuanto a la devaluación del dólar como moneda durante los últimos años, particularmente desde que Nixon y la Reserva Federal de EEUU abandonaron el patrón oro en 1971 como principal referencia para emitir su moneda.
En el caso de Venezuela, el país se ha mantenido al margen del desarrollo público y notorio de proyectos blockchain y de criptomonedas, aunque efectivamente ha destacado un proyecto local llamado OnixCoin, con el que CriptoNoticias tuvo la oportunidad de conversar. Venezuela es además un país fuerte en el consumo de tecnología, sin embargo las coyunturas económicas y sociales se han acentuado durante los últimos años, fomentando en cierto sentido la adopción de bitcoin, pero también evitando que la criptomoneda principal sea adoptada del todo en el país.