-
USDKG busca estabilidad con oro y auditorías, pero su centralización es un riesgo.
-
El Salvador gana con cada revalorización de bitcoin, pero sus llaves están en poder del gobierno.
No hay país pequeño si su moneda es grande, una frase que resuena con la audacia de El Salvador al adoptar bitcoin (BTC) como moneda de curso legal en 2021. Ahora, Kirguistán, un pequeño país enclavado en las altas montañas de Asia Central, sigue un camino igualmente ambicioso al lanzar el gold dollar (USDKG), una stablecoin respaldada por oro, una propuesta que podría redefinir el papel de las economías emergentes en el futuro del dinero.
Para el tercer trimestre de 2025, Kirguistán planea lanzar su stablecoin, posicionándose como un nuevo actor en el escenario financiero digital. Para lograrlo, usará un respaldo inicial de 500 millones de dólares en reservas de oro del Ministerio de Finanzas y planes de expandirlas a 2 mil millones en un futuro cercano.
Su plan es revolucionar las transacciones transfronterizas y el comercio internacional, empezando por Asia Central y con miras al sudeste asiático y Oriente Medio. Pero, ¿es este oro digital un guiño al pasado del patrón oro o una jugada para crear una nueva versión de dinero en poder de los Estados en una carrera por el futuro financiero?
El USDKG, vinculado 1:1 al dólar estadounidense, se presenta como una opción frente a otras alternativas, incluyendo a bitcoin, para facilitar remesas –que representan el 30% del PIB de Kirguistán– y pagos internacionales.
Permite a los usuarios canjearlo por oro físico, otras monedas digitales o dinero fíat, con auditorías independientes para garantizar transparencia. Gabriel Guerra, asesor del proyecto, destacó en la conferencia Token2049 en Dubái que “no buscamos replicar los precios del oro como otros tokens, sino ofrecer estabilidad respaldada por reservas reales”.
La iniciativa de Kirguistán también ha captado la atención de figuras prominentes del ecosistema de las criptomonedas. Changpeng Zhao, ex CEO de Binance, expresó su entusiasmo en un comentario reciente en X: “No es mi coche, sino la matrícula. Kirguistán ”. Con ello, Zhao reveló que aconsejó al país a que incluyera BNB y bitcoin como las dos monedas digitales iniciales para una posible Reserva Nacional de Criptomonedas, sugiriendo que Kirguistán podría diversificar su estrategia más allá del USDKG.
Bitcoin es oro digital que cautiva al mundo
El lanzamiento de una stablecoin basada en oro en Kirguistán y la posibilidad de que cree una reserva de criptomonedas llama la atención, sobre todo porque actualmente los países están hablando de crear reservas estratégicas de bitcoin, siguiendo los pasos dados por El Salvador. En Japón hay un movimiento que está evaluando con urgencia la adopción de una estrategia nacional centrada en la moneda digital, como lo informó CriptoNoticias. Lo mismo sucede en Australia, donde incluso se plantean superar a El Salvador.
La razón por la que individuos, empresas y naciones están recurriendo a bitcoin es porque la invención de Satoshi Nakamoto es vista cada vez más como reserva de valor. Con un suministro fijo de 21 millones de unidades, algunos lo promocionan como “oro digital” resistente a la inflación, a diferencia de monedas fíat susceptibles a la emisión descontrolada y devaluación.
Bukele defendió esta estrategia como una protección contra la erosión del valor, especialmente tras la revalorización de bitcoin, que alcanzó los 100.000 dólares en diciembre de 2024, duplicando el valor de la reserva salvadoreña a más de 600 millones de dólares, con ganancias no realizadas de 344 millones.
Este éxito financiero demuestra que la estrategia de acumular bitcoin como reserva nacional puede funcionar, validando la visión de Bukele de posicionar a El Salvador como un pionero en activos digitales. A pesar de críticas iniciales y desafíos como la baja adopción, el aumento del valor de BTC ha generado un retorno significativo, fortaleciendo la narrativa de que las reservas en bitcoin pueden ser una apuesta viable para economías emergentes que buscan diversificar sus activos y protegerse contra la inflación de monedas tradicionales.
Una stablecoin en oro emitida por el estado
Una stablecoin respaldada en oro y emitida por el estado, permite mayor flexibilidad en la emisión, siempre que se adquieran reservas adicionales para respaldar nuevas unidades. Este modelo, gestionado por el Ministerio de Finanzas de Kirguistán, no está limitado por un suministro fijo como bitcoin, sino por la capacidad del gobierno para acumular oro.
Esta centralización introduce el riesgo de una emisión excesiva si las autoridades sucumben a presiones políticas o económicas, erosionando la confianza en el respaldo del USDKG. Aunque las auditorías prometen transparencia, la historia de las monedas respaldadas por activos físicos, como el patrón oro, muestra que los gobiernos pueden suspender la convertibilidad en tiempos de crisis, un riesgo que bitcoin, por su naturaleza descentralizada, evita.
Sin embargo, una reserva de bitcoin también conlleva riesgos significativos, particularmente porque las claves privadas de estas reservas están en manos de un gobierno que puede disponer de los fondos a su discreción.
En definitiva, ninguna iniciativa es inherentemente «mejor» en lo que se refiere a dinero emitido por el estado. La elección depende de la tolerancia al riesgo, la fortaleza institucional y los objetivos estratégicos de cada nación.
La stablecoin respaldada por oro parece más adecuada para economías que priorizan estabilidad y confianza en el corto plazo, especialmente para remesas y comercio en un mundo en desdolarización. Su diseño conservador y respaldo tangible lo hacen atractivo para economías emergentes cautelosas, pero los riesgos de centralización y dependencia de reservas físicas requieren una gestión impecable.
Por otro lado, la reserva de Bitcoin es una apuesta más audaz y arriesgada, ideal para países dispuestos a tolerar volatilidad a cambio de autonomía y posicionamiento global, como lo demuestra el éxito financiero de El Salvador en 2024. Sin embargo, el control estatal de las claves privadas, resta poder a los ciudadanos.