En el universo Bitcoin están convencidos de que durante 2017 esta criptomoneda cotizará por encima de los mil euros durante gran parte del año. Fue la moneda que obtuvo mayor rentabilidad durante 2016, con una revalorización del 125%. Además de por el fuerte desarrollo de la tecnología blockchain, las principales razones para una cotización fuerte hay que buscarlas en la desaceleración de la economía china, en el Brexit y en las incertidumbres que se ciernen sobre el resto de las economías mundiales.
El día 5 de enero del presente año el bitcoin alcanzó uno de sus máximos, llegando a superar los 1.150 dólares y rozando el que, hasta ahora, es el récord, alcanzado en 2013, cuando se llegó a cambiar un bitcoin por 1.200 dólares. Unos meses antes, en mayo de ese año 2013, el cambio estaba en 100 dólares y los expertos hablaban de estabilidad de la moneda. Poco tiempo después de su máxima cotización, la quiebra de Mt Gox, el que era el mayor operador de bitcoins, produjo un impresionante desplome de la moneda digital, que la llevó a los 400 dólares.
Ahora bien, desde entonces, su ascenso ha sido imparable. Y no sólo eso, cada vez tiene un lugar más importante entre los operadores como valor de refugio. Algo que adquiere suma relevancia en momentos de incertidumbre y volatilidad. Es decir, bitcoin se ha hecho más fuerte y más sólido, aún cuando son muchas las voces que apuntan que su definitiva institucionalización en los mercados financieros exige el esfuerzo de regulaciones de carácter universal, especialmente afrontando los intercambios, los almacenamientos y, el que es considerado su lado oscuro, los agujeros para evitar que se convierta en instrumento para el lavado de dinero.
Según un informe de Juniper Research, el valor de las transacciones en bitcoins superaría los 92.000 millones de dólares en 2016, lo que significa triplicar la cifra del año anterior; mientras que el número de usuarios estaría ya alrededor de los cien millones de personas en todo el mundo. Los optimistas vaticinios sobre la expansión de Bitcoin tienen, además, importantes fundamentos materiales. Paralelamente al aumento de las transacciones en Bitcoin, se extenderá la red de cajeros de acceso a la criptomoneda y todas las instalaciones, aplicaciones y tecnologías necesarias para su distribución, así como para la ejecución de cambio con monedas fiduciarias.
Por lo tanto, en la fortaleza de la situación de Bitcoin convergen procesos que podríamos denominar estructurales y que tienen que ver con su progresiva institucionalización; y, por otro lado, procesos de un carácter más coyuntural. Entre estos últimos, cabe destacar acontecimientos como el mayor control de capitales por parte del gobierno chino desde finales del año pasado, la desmonetización experimentada por India, la incertidumbre derivada del nuevo presidente estadounidense y, tal vez menos coyuntural en cuanto viene alargándose en el tiempo, la crisis económica venezolana, que ha llevado a la marginación del bolívar como valor de referencia.
A pesar de la lógica incertidumbre derivada de un cambio tan radical en la jefatura del estado, es desde los propios Estados Unidos desde donde están viniendo las mejores noticias para Bitcoin. Hace muy pocos días, en el Foro Económico Mundial de Davos, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz recomendaba a su país usar bitcoins en lugar de las divisas fiduciarias.
Poco antes, entre los nuevos nombramientos de Donald Trump, se encontraban, por un lado la figura de uno de los gurús con mayor reconocimiento en Silicon Valley, Peter Thiel, caracterizado por su continua promoción de Bitcoin; por otro lado, la de Mick Mulvaney, un entusiasta de Bitcoin que ahora es situado como director de la oficina de presupuestos. De hecho, Mulvaney es uno de los fundadores del elitista e influyente club de debate y promoción de la moneda virtual Congressional Blockchain Caucus.
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