El mundo tecnológico está en constante evolución y no es sorprendente que las tecnologías «invadan» todos los aspectos de la vida del ser humano, incluyendo por su supuesto la economía. De esta manera, Bitcoin y la Tecnología Blockchain han estado revolucionando desde los negocios y el sistema financiero hasta las compañías de seguros, e incluso las formas de distribución de energía, entre otros sectores de la industria global.
La tecnología lanzada por Satoshi Nakamoto (como se hace llamar a sí mismo su misterioso creador) dio pie a un sin número de aplicaciones y usos. Además de Bitcoin, la Blockchain ha servido para la creación de otras criptomonedas, y estas se han vuelto muy populares y útiles para pequeños –y grandes– problemas en transacciones con dinero, sobre todo aquellas de índole internacional. Sin embargo, tanto bitcoin como otras monedas digitales, son frecuentemente asociadas al mercado negro y a la Deep Web.
En este sentido, por su mala reputación y su uso en el mercado negro, muchos países han establecido regulaciones para el uso de las criptomonedas directamente desde sus bancos centrales, mientras otros las han prohibido totalmente. A pesar de las prohibiciones o la total indiferencia, la aparición de las criptomonedas es un hecho, uno que va creciendo día a día y tiene el potencial de dar resolución a diversos obstáculos. Esto debido a los bajos costos de su producción y los efectos que derivan de ello, además de mejorar las transacciones financieras y negocios en general.
A continuación haremos un recorrido por algunos de los bancos centrales de diferentes países que han decidido desarrollar su propia criptomoneda o digitalizar la que manejan.
Los bancos y el dinero digital
En la historia, la idea de “moneda” o de “dinero” siempre ha sido virtual. Dicho de otro modo: desde que se empezó a sustituir el oro de diferentes formas, la concepción siempre fue representativa, puesto que se hacían transacciones con un «vale» o algún material que simbolizara la cantidad de oro que se requería. Las criptomonedas o monedas digitales no se diferencian mucho a esto, solo que se mueven en un contexto aún más virtual –en este caso con el sentido literal de la palabra–, gracias a las tecnologías que surgen en el correr del tiempo.
Actualmente los bancos cuentan con plataformas para realizar pagos, transacciones o transferencias en línea, además de las tarjetas de crédito o débito. Entonces ¿cuál es la diferencia crucial que marca una criptomoneda? Sencillo: no requiere de un intermediario centralizado que dé seguridad a la transacción. Las criptomonedas funcionan con intermediarios digitales y automatizados, y las negociaciones van de una parte interesada a la otra directamente, por lo que el banco como intermediario es innecesario.
Por ende, los bancos empezaron a desarrollar criptomonedas nacionales y como ya no jugarían el papel de intermediarios, pasan a interpretar más bien el papel de reguladores y anfitriones de la plataforma y/o moneda que creen. A pesar de que obtendrán ventajas, además deberán renovar leyes y formas de manejar las divisas.
En Latinoamérica uno de los primeros países que salta a la vista con este tema es Ecuador. Este país cuenta con la digitalización de su propia moneda, que complementa a la moneda física; no obstante, prohibió el uso de cualquier criptomoneda en el territorio nacional -más allá de diversas interpretaciones legales. Tomando un caso opuesto en la región, aunque en Argentina exista mucha adopción de Bitcoin y Tecnología Blockchain, este país no tiene una moneda criptográfica estatal ni la digitalización de su moneda.
En Asia, como siempre, China no puede quedarse atrás en avances tecnológicos: después de posiciones ambiguas como prohibir a entidades bancarias y sus funcionarios la utilización de criptomonedas y permitir el uso totalmente legal a particulares, en enero de este año el Banco Popular de China se planteó estudiar la posible emisión de una moneda digital, actualmente los resultados parecen ser satisfactorios y la moneda digital camina a ser un hecho.
Continuando con Asia, en Japón para inicios de 2016 un banco privado planteó crear una criptomoneda propia para incentivar el uso de estos sistemas; y es que aunque no sea el banco central el de iniciativa, el territorio nipón quiere seguir los pasos de China en este tema. Igualmente el Banco Nacional de Kazajistán reveló en junio del año en curso que conformó un grupo que se dedicaría a estudiar la posibilidad de dar cabida y nacimiento a una moneda digital que sirva como sustituto al actual Tenge Kazajo (KZT).
Y así llegamos a Europa, donde nos topamos con Polonia y Suecia: para ambos estados ya es una realidad el desarrollo de monedas digitales propias. En el caso de Polonia, se planeó un programa que explora la Blockchain en miras de digitalizar su moneda el “Złoty”, entre otros asuntos políticos, e igualarse a otros países nórdicos como Estonia y Finlandia. Por el lado de Suecia, el Riksbank anunció la consideración de complementar su economía con el uso de una moneda digital propia que llevará el nombre de “e-krona”.
Siguiendo la ruta del continente europeo, llegamos a Escocia donde si el banco no se adapta a los nuevos tiempos podría desaparecer. En dicho territorio se hizo un estudio que expone la alternativa de adoptar una moneda digital respaldada por el estado para impulsar la economía. Paralelamente, un banco de Suiza arrancó con el desarrollo de su propia divisa basada en la tecnología blockchain; sin embargo no se trata de una moneda digital nacional y estas investigaciones se están llevando a cabo fuera de las fronteras suizas, precisamente en el Reino Unido.
Finalmente, vamos a África y pisamos un territorio relativamente remoto como Senegal, dónde una moneda digital nacional se podría plantar no solo como una novedad sino como una solución. Al parecer, la moneda criptográfica llevaría por nombre eCFA y funcionaría conjuntamente con el CFA (franco actual). Según Iafrikan, la iniciativa de Senegal proviene de la unión del Banque Régionale de Marchés (BRM) y de eCurrency Mint Limited.
Países como Canadá, Rusia, Corea del sur y Holanda también se encuentran bien realizando estudios o bien desarrollando ya monedas digitales nacionales. De hecho, Inglaterra ya ha anunciado el lanzamiento de su criptomoneda, funcionara con Blockchain y se llamará “RSCoin”.
Descentralización versus Centralización
Ahora bien, el panorama de tantos bancos utilizando la Blockchain y creando monedas digitales, luce bien por un lado. No obstante, hay que considerar el otro: las monedas digitales creadas por los bancos no están bajo la ideología de la descentralización.
La descentralización de la moneda, solo guiada por el código abierto y no por ningún ente gubernamental o de naturaleza similar, además de la pluralidad de acción que permiten las tecnologías distribuidas, es la ideología original en la que el creador de Bitcoin y la Blockchain se planta. El registro de transacciones público, único y directo también es parte de la idea de Satoshi Nakamoto.
Este último asunto es uno que los bancos y gobiernos no asimilan todavía, pues la mayoría mantiene que el control de las entidades brinda mayor seguridad y evita los delitos usualmente asociados a las criptomonedas en general (como lavado de dinero y financiamiento de grupos terroristas, entre otros).
Para ejemplos claros, podemos pensar en la moneda de Ecuador, mencionada anteriormente, cuya naturaleza está ligada totalmente a la identidad del usuario y no concibe el anonimato que puede brindar el dinero físico. Otro caso referencial, sería el expuesto por China, pues según autoridades locales el uso de identidades debe ser medianamente centralizado, también para mayor seguridad y evitar el lavado de dinero y otros delitos.
Quizás, la insistencia de los bancos puede deberse al afán de permanecer en su papel de intermediarios, y de poseer una base de datos controlable. Aun así, la adopción de estas tecnologías por las entidades bancarias promueve el uso y conocimiento de la Blockchain, además de las aplicaciones o sistemas relacionados.
En conclusión, son diversas los puntos de vista y formas de abordas estas nuevas tecnología por parte de los bancos centrales. Sin embargo una clara tendencia y punto en común se ve notablemente entre todas las iniciativas: Bitcoin, las criptomonedas y la tecnología blockchain ya no son temas que pueden ser ignorados, sino que son obligatoriamente abordados por los bancos centrales.