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Avanza la construcción del primer hotel bitcoin del país, con miras a crear una economía circular.
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La meta es provocar "ruido mediático" que llegue hasta los dirigentes.
La revelación de bitcoin (BTC) no llegó a Pedro Vital en un templo ni en la cima de una montaña, sino en el bullicio de un mercado salvadoreño. Allí, presenció a alguien pagar un café con su teléfono en un instante, sin bancos ni comisiones. En ese momento, comprendió que la moneda digital pionera era un medio para empoderar a su pueblo en República Dominicana frente a los traumas financieros del pasado.
Entonces Vital decidió llevar a su país esa chispa que vio como se encendía como bitcoin en El Salvador. Y cumplió su propósito. Ahora, en las calles de República Dominicana, donde el sol ilumina la vida cotidiana y el merengue resuena, está emergiendo un movimiento que trasciende la política y el arte. Es la expresión de una comunidad que, históricamente autónoma, está encontrando en bitcoin un aliado para forjar su independencia económica.
Sin embargo, el camino no ha sido sencillo. Como explicó Vital en una entrevista exclusiva con CriptoNoticias: “Llegamos con el peso de traumas por esquemas piramidales y estafas que usaron el nombre de bitcoin para engañar a dominicanos”.
Eso le hizo comprender que la desconfianza era una gran barrera, pero Vital se enfocó en transformar el miedo en curiosidad y la duda en acción, demostrando que la moneda digital pionera podía ser un instrumento para un futuro más próspero.
“Vi cómo se aprovechaban de la ignorancia, usando el nombre de bitcoin para estafar. Eso me dolió, pero me motivó a educar de manera diferente”, relató.
Tres años después de su experiencia en El Salvador, Vital impulsa iniciativas para consolidar los avances en República Dominicana. Entre ellas destaca un movimiento para transitar de una adopción espontánea a un marco legal, junto con la construcción del primer hotel exclusivo para bitcoiners del país.
Así que ubicado en la apacible Arroyo Frío, Constanza, en la Cordillera Central, este lugar se va transformando en un refugio para los bitcoiners. “Es un espacio sin el ruido de motores, solo el murmullo del río, con café de la finca, comida fresca y pagos en BTC”, describe Vital con orgullo.

La vida bajo un estándar bitcoin
Varios kilómetros más allá, en un modesto hogar en Santo Domingo, Emmanuel “Tokio” Fermín y su pareja Sandra, líderes de la comunidad Satoshi Somos Todos, compartieron con CriptoNoticias cómo han transformado sus vidas al adoptar bitcoin.
Explicaron que esta decisión les ha otorgado independencia financiera y los ha convertido en figuras clave del movimiento que busca revolucionar la economía dominicana.
Arraigados en la tradición dominicana de encontrar soluciones autónomas, forjada por la ausencia histórica del Estado, Fermín y su pareja han abrazado bitcoin como un medio para consolidar su autonomía.
Desde el año pasado dedican su tiempo a educar a comerciantes, artistas y ciudadanos sobre el potencial de esta moneda digital para construir un futuro descentralizado.
Tokio dijo que lleva en el mundo de bitcoin desde 2013, aunque inicialmente lo veía solo como una inversión común cuyo único movimiento era comprar barato, vender caro. “No era un bitcoiner, solo buscaba ganancias”, confesó en una entrevista reciente.
Sin embargo, su perspectiva cambió al comprender que bitcoin no es solo dinero, sino un medio para transformar sociedades. “Protege el valor del tiempo y el esfuerzo humano frente a la devaluación del dinero fíat”, afirmó.
Su pareja, por otro lado, se unió al movimiento de forma inesperada. “Fui arrastrada”, bromeó antes de narrar su historia. Confesó que hasta 2023 mantenía un empleo tradicional, observando desde fuera las incursiones de Tokio en los mercados digitales. En 2024, renunció a su trabajo para vivir plenamente bajo el estándar bitcoin.

Y ahora, juntos, realizan todas sus transacciones diarias, desde pagar en un colmado (una tienda popular) hasta cubrir gastos esenciales, con BTC, demostrando que es posible vivir al margen de los sistemas financieros tradicionales.
Agregan que el esfuerzo de dos personas comunes, sin oficinas lujosas ni grandes recursos, contribuye a posicionar a República Dominicana como el cuarto país del mundo en adopción de bitcoin, según BTC Map.
En solo tres meses, la comunidad Satoshi Somos Todos logró que 115 comercios, desde barberías hasta hoteles en Samaná, aceptaran BTC, un aumento significativo desde los 65 comercios iniciales reportados por Bitcoin Dominicana.
“No maquillamos nada, somos auténticos. La gente conecta con eso”, explica Tokio, atribuyendo el éxito a su cercanía con la comunidad y a su compromiso con vivir la experiencia de bitcoin.
Una economía circular de bitcoin para Samaná
En Samaná, recientemente, la comunidad Satoshi Somos Todos, llevaron a 12 personas a experimentar cómo pagar con bitcoin en comercios locales, asegurándose de que los empleados estuvieran capacitados para manejar estas transacciones.
Este enfoque práctico está fomentando una economía circular en la región, empoderando a los dominicanos para controlar su riqueza sin depender de bancos o un gobierno que, según el Banco Central, no reconoce a bitcoin como el dinero que pretenda reemplazar al fíat tradicional.
Para Tokio y su pareja, bitcoin es más que una alternativa financiera, es un vehículo para la libertad. “El tiempo es nuestro recurso más valioso, y cambiarlo por dinero fíat que se devalúa es un error. Bitcoin protege ese valor”, afirma Tokio. Esta filosofía los llevó a abandonar empleos tradicionales y dedicar sus vidas a enseñar cómo la moneda digital puede ofrecer independencia económica.
“No se trata de enriquecerse rápido, sino de ahorrar y construir riqueza a largo plazo”, añade, desafiando la idea de que el dinero creado por Satoshi Nakamoto es solo para especuladores.
En sus talleres, comparten historias de dominicanos que han superado la pobreza en ciclos alcistas de BTC, pero también advierten sobre los riesgos de verlo solo como una inversión. Su misión es que la gente entienda la moneda digital es dinero global y un medio para escapar de un sistema financiero que consideran obsoleto.
Esta visión resuena en un país donde, según datos de 2022, el 54% de los consumidores está interesado en aprender sobre activos digitales.
La historia de Tokio y su pareja demuestra que la chispa que Pedro Vital trajo de un mercado salvadoreño se ha convertido en un movimiento. Ya no es solo la visión de un hombre observando a un extraño pagar un café.
Es la realidad de una pareja que vive con bitcoin en un apartamento en Santo Domingo, la confianza de más de 115 comerciantes que aceptan BTC y la promesa de un futuro que se construye en las montañas de Constanza.
Hoy, en República Dominicana, la respuesta a los traumas financieros del pasado se siente en cada transacción, en el simple acto de comprar un café o alimentos con bitcoin, en casa, donde los economistas proyectan una disminución del crecimiento potencial de la economía.